China resuelve la ‘pesadilla’ que acabó con los Hyperloops de Elon Musk y se anticipa a EE.UU
Los ingenieros chinos han dado un paso de gigante para hacer realidad la posibilidad de viajar a 1.000 km/h.

El futuro del Hyperloop, el sistema de transporte de alta velocidad que promete viajar a 1.000 km/h a través de tubos de vacío, ha sido incierto en los últimos años: desde abandonos de proyectos hasta fracasos empresariales como los que Elon Musk ha granjeado desde que anunció esta tecnología allá por 2012. Sin embargo, en China, la investigación para aplicar y hacer realidad este afán ha dado un giro prometedor, alcanzando un hito significativo.
Según un artículo publicado por el South China Morning Post, los ingenieros de la compañía ferroviaria estatal han aplicado su amplia experiencia en trenes Maglev (trenes de levitación magnética) para superar los mayores desafíos en la construcción y operación del Hyperloop. Y es que han conseguido acabar con uno de los principales baches del desarrollo de este proyecto: el altísimo coste de producción.
Un avance en reducción de costes y un bache de décadas solucionado
Uno de los principales avances en el diseño chino ha sido la sustitución de los carísimos tubos de metal por una innovadora viga compuesta de acero y hormigón sellado al vacío. Este nuevo enfoque no solo reduce significativamente los costes, sino que también permite la producción modular a gran escala, lo que facilita su implementación.
Otro desafío clave ha sido la resistencia magnética. Los ingenieros chinos han logrado neutralizar este problema mediante el uso de recubrimientos epoxi, más resistentes que los convencionales, y refuerzos de fibra de vidrio. Además, han reposicionado las bobinas superconductoras para minimizar las corrientes de Foucault y optimizar el flujo magnético, reduciendo también las vibraciones del sistema.
En otras palabras, con todas estas innovaciones, China logró en julio del año pasado que un tren Hyperloop flotase a 22 centímetros por encima de los módulos de la vía y recorriese una distancia de 2 kilómetros con una desviación casi nula. Unos resultados, que han sido calificados por la propia empresa estatal china como “prometedores”, y los investigadores implicados consideran que este avance representa un hito en el desarrollo de estos trenes de altísima velocidad.
No obstante, el éxito comercial de esta tecnología dependerá de la capacidad de reducir los costes de construcción y mantenimiento, pero sobre todo la prolongación de financiación a largo plazo. Algo que a la mayoría de empresas occidentales, incluida la española Zeleros, se ha atascado.
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