Científicos, inquietos por las ondas de radio desconocidas provenientes de las profundidades de la Antártida: “Es un problema interesante”
Un experimento de la NASA capta murmullos de radio que nacen cuando rayos cósmicos ultraenergéticos impactan la atmósfera.

ANITA es el proyecto de la NASA que transporta una Antena Transitoria Impulsiva Antártica, y se ha ido a un lugar perfecto donde observar el cosmos sin molestar, sin interferencias, de manera tranquila y casi a escondidas. Y ese ha captado murmullos de radio que nacen cuando rayos cósmicos ultraenergéticos impactan la atmósfera.
ANITA ha registrado datos que están sorprendiendo. Y es que la implicación es inquietante, ya que la única manera de producir tales ondas de radio ascendentes es que una partícula atraviese el planeta, sobreviva más de 4.800 kilómetros de roca y salga del hielo en la cara oculta. Ninguna partícula conocida debería lograr tal hazaña. Hasta ahora.
Estos pulsos anómalos llegaron a registrarse en ángulos sorprendentemente pronunciados, emergiendo desde unos 30° por debajo del horizonte en lugar de las suaves pendientes que se ven en los ecos de rayos cósmicos comunes. La geometría por sí sola los señala como valores atípicos, pero el equipo verificó que los pulsos eran reales y no un fallo instrumental.
“Es un problema interesante porque todavía no tenemos una explicación real de qué son esas anomalías, pero lo que sí sabemos es que lo más probable es que no representen neutrinos”, afirma Stephanie Wissel, profesora asociada de física, astronomía y astrofísica que analiza los datos de ANITA en busca de patrones inesperados.
Estos extraños eventos ascendentes pasaron todos los filtros que los científicos pudieron idear, lo que refuerza la sensación de que algo desconocido está en juego, o al menos no se ha desarrollado la tecnología que explique el origen, el por qué, el uso...
Un posible origen conocido
Los culpables obvios serían los neutrinos, los mensajeros más esquivos del universo. Estas partículas sin carga casi nunca colisionan con la materia, lo que las convierte en sondas perfectas de cataclismos distantes, aunque extremadamente difíciles de detectar.
“Mil millones de neutrinos pasan por la uña del pulgar en cualquier momento, pero los neutrinos en realidad no interactúan”, dijo la experta. Así que este es un arma de doble filo. Si los detectamos, significa que han recorrido todo este camino sin interactuar con nada más. Podríamos estar detectando un neutrino procedente del borde del universo observable.
Será en diciembre cuando se obtenga más información. El próximo globo de la serie que llegará a la Antártida es el Payload for Ultrahigh Energy Observations (), que realizará su primer viaje a final de año. Llevará más antenas y una electrónica más rápida, mejorando la sensibilidad al menos en un factor de cinco con respecto a ANITA. Todo lo que ha ido pasando, y pasará, se ha ido publicando en una investigación en la revista .
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