Ciencia

Descubren unas inquietantes marcas en un hueso humano de 850.000 años de antigüedad y todo apunta a canibalismo

Una vértebra infantil con marcas de corte reabre el debate sobre el comportamiento del Homo antecessor.

El descubrimiento del Yacimiento de Atapuerca revolucionó los estudios sobre la evolución humana. Sus restos tienen casi un millón de años de antigüedad y son de gran valor para el estudio de la arqueología y paleontología, ya que revelan una extraordinaria información sobre la naturaleza física y el modo de vida de liccwin247.comunidades europeas más tempranas.
Pablo Blazquez Dominguez
Actualizado a

En el corazón de la Sierra de Atapuerca, un pequeño hueso del cuello podría estar revelar otra pista más de la práctica de canibalismo en la prehistoria humana. Un equipo de arqueólogos españoles ha encontrado, en la cueva Gran Dolina, en Burgos, la vértebra de un niño de entre dos y cuatro años que muestra claras marcas de corte y data de hace unos 850.000 años. Para algunos investigadores, se trataría de una prueba directa por parte del Homo antecessor, uno de los primeros parientes humanos conocidos en Europa.

“El niño fue procesado como cualquier otra presa”, asegura para National Geographic Palmira Saladié , arqueóloga del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA) y codirectora de las excavaciones. Aunque advierte que la decapitación no siempre implica consumo de carne, en este caso considera “casi seguro” que así ocurrió.

La vértebra apareció junto a los restos de otros nueve individuos en una capa de sedimento que conserva signos de cortes y fracturas, interpretados por los arqueólogos como intentos de acceder a la médula ósea. La cueva, excavada de forma sistemática desde los años 60, ya ha ofrecido numerosas evidencias atribuidas a prácticas de canibalismo paleolítico, convirtiéndose en un punto de referencia para el estudio del Homo antecessor, especie que habitó la zona entre hace 900.000 y 800.000 años.

Parece canibalismo, pero puede no serlo

No todos los especialistas coinciden con la hipótesis del canibalismo. Michael Pante, paleoantropólogo de la Universidad Estatal de Colorado, recordó para National Geographic que “el canibalismo es muy poco común” y que una decapitación puede obedecer a otras razones, como rituales funerarios. Según Pante, la idea de que los primeros humanos de Atapuerca cazaran a otros de su especie como recurso alimenticio carece de pruebas sólidas.

Otros, como James Cole, arqueólogo de la Universidad de Brighton especializado en canibalismo humano temprano, ven el hallazgo como una pieza más en un patrón ya identificado. “La primera evidencia en Atapuerca se encontró hace casi 30 años. Este nuevo hallazgo quizá no sea sorprendente, pero es fascinante y confirma que el yacimiento aún tiene mucho por contar”, señala.

Los casos de posible canibalismo en el registro arqueológico no se limitan a España. Restos de neandertales y Homo sapiens muestran señales similares en yacimientos de Inglaterra, Alemania, Francia e incluso Kenia. Sin embargo, en algunos lugares, lo que en un principio se interpretó como consumo humano podría corresponder a prácticas de reentierro o manipulación ritual de cadáveres.

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Sea cual sea la explicación definitiva, la vértebra infantil de Gran Dolina aporta un nuevo elemento a la compleja y a veces incómoda historia de la evolución humana. Y, como en tantas otras cuestiones del pasado prehistórico, la respuesta definitiva podría estar aún enterrada, esperando a ser descubierta.

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