Un guía naturista asegura haber dado con la nueva súper arma para acabar con el caracol asesino
Un verano húmedo y un invierno suave han creado el escenario perfecto para la proliferación del molusco que invade Europa.

El naturista Emil Sanderhoff afirma haber encontrado una “trampa mortal” para combatir la invasión del caracol asesino, una plaga que, según cuenta, llegó a hacer imposible el trabajo en su finca Skovsgaard Gods, en Langeland, el año pasado. “Llegamos a un punto en el que los empleados tuvimos que rendirnos”, recuerda. Ahora, Sanderhoff quiere compartir su estrategia para frenar esta amenaza que arrasa con flores y hortalizas en jardines de toda Dinamarca y europa.
Las condiciones meteorológicas han sido ideales para estos moluscos: un invierno templado y un verano inusualmente húmedo. “Es un clima excelente para los caracoles”, asegura el guía naturista, que conoce de cerca los estragos que causan estos animales. En lugar de métodos tradicionales, como dejar cerveza en el jardín, una práctica que también daña a especies inofensivas, Sanderhoff propone una alternativa más precisa y efectiva.
La técnica consiste en usar fruta en descomposición, especialmente manzanas, colocadas en un pequeño agujero en el césped junto a un cubo. Esta sencilla estructura actúa como un imán para los caracoles, que se sienten atraídos por el olor de la fruta podrida. “Cuando la trampa está montada, atraerá a muchos caracoles a un mismo lugar, y será más rápido para ti como jardinero eliminarlos en grupo”, explica Sanderhoff.
El procedimiento de eliminación debe realizarse, según él, con tijeras o una pala, instrumentos que considera el verdadero “arma final”. Una de las ventajas de esta trampa es que los cadáveres de los caracoles también actúan como cebo adicional, atrayendo aún más ejemplares al mismo punto y facilitando su control.
Cazar al enemigo sin dañar a los aliados
Sanderhoff advierte sobre la importancia de no matar a todas las especies indiscriminadamente. Algunas, como la leopardsnegl, la babosa leopardo, son aliadas en esta lucha. “Esa la queremos en el jardín, ya que se alimenta de caracoles asesinos”, apunta. También pide conservar la skovsnegl, una especie autóctona danesa que se alimenta de material vegetal muerto y que no representa ningún peligro.
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Aunque reconoce que su sistema no es infalible, Sanderhoff insiste en que es posible reducir la población invasora con perseverancia. “La lucha contra el caracol asesino es difícil e imposible de ganar por completo, pero podemos hacer nuestra parte para mantener la población bajo control”, concluye el naturista.
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