Sociedad

Cierra el único bar de un pueblo de Madrid y se desata la guerra sin cuartel entre los vecinos: “Terminó costando más de 25 euros”

El cierre del último bar de la pedanía madrileña de Cinco Villas ha dividido la localidad.

Bar Don de María
Diego Jabonero Morales (Madrid, 2003) es redactor SEO en el Diario As. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, entró como becario en el año 2025.
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Según informa, la pedanía madrileña de Cinco Villas, perteneciente al municipio de Puentes Viejas, ha perdido su único bar justo antes del arranque del verano. El cierre de El Don de María, ubicado en el centro social del pueblo, ha generado un notable revuelo entre los vecinos, que se encuentran divididos entre quienes celebran su clausura y quienes lamentan quedarse nuevamente sin un espacio social en pleno mes de julio.

Con apenas 100 habitantes a lo largo del año y unos 200 los meses estivales, Cinco Villas vuelve a enfrentarse al desafío de mantener la vida comunitaria sin un lugar donde sentarse a comer o tomar algo. “Nos toca volver a acostumbrarnos a estar sin bar, como hasta hace tres años”, confesó uno de los residentes con resignación.

Quejas por el servicio y problemas con el Ayuntamiento

El bar llevaba en funcionamiento desde noviembre de 2022, gracias a un convenio de dos años prorrogables firmado con la anterior corporación municipal. Sin embargo, según el Ayuntamiento de Puentes Viejas, los responsables del local incumplieron repetidamente las condiciones del contrato.

“La idea era que funcionara como un bar social, con precios y horarios controlados por el consistorio, pero no lo respetaron”, explica Magaceda Escribano, concejala de Urbanismo y Cultura. Según ella, los gestores del establecimiento dejaron de pagar el 70% del gasto eléctrico, como estipulaba el acuerdo, e incumplían los horarios: “Debían cerrar solo un día a la semana y lo hacían dos o tres. Los vecinos iban por la tarde y se lo encontraban cerrado”, señala.

El consistorio asegura que la decisión de no prorrogar el contrato se tomó en septiembre de 2023, cuando notificaron a los responsables que debían abandonar el local en noviembre. Sin embargo, tras varios recursos judiciales, el proceso se alargó hasta abril, cuando se ordenó definitivamente el desalojo.

José, transportista y vecino del pueblo, se muestra tajante: “Subieron los precios a lo bestia. Es más barato tomarte una cerveza en la Puerta del Sol que aquí”. También critica el trato recibido: “He ido muchas veces a las 13:30 a comer y me gritaban que no tenían comida o que el comedor estaba lleno, cuando estaba vacío. Me echaron de allí y no volví”.

Apoyos a los expropietarios y críticas a la gestión municipal

Frente a las voces críticas, también hay vecinos que defienden a los antiguos gestores. María, la propietaria de El Don de María, ha preferido guardar silencio tras el desalojo, aunque confirma que ha denunciado al Ayuntamiento por presunto incumplimiento de contrato. “Me abstengo de hacer comentarios hasta que salga la resolución del Tribunal Superior de Justicia”, afirma. Asegura además que ha sido un año “muy malo” en el que ha tenido que recurrir a abogados por falta de apoyo institucional.

Una de las vecinas más activas en su defensa es Ana Julio, quien cuestiona directamente la actuación del consistorio. “Un concejal ha tenido problemas personales con los propietarios y no ha sabido o querido solucionarlos”, denuncia en redes sociales. También señala deficiencias en el local: “La luz se cortaba constantemente y nunca conectaron la antena de televisión. Lo que veíamos lo hacíamos desde el móvil”.

En relación a las críticas sobre los precios, Ana las rechaza: “Lo que se comía allí era demasiado gourmet para un precio tan bajo. Quizá no cumplían los precios del contrato, pero ofrecían calidad”. También lamenta que el cierre se haya producido justo antes del verano, sin margen de maniobra: “Hubiera sido mejor darles una moratoria de dos meses. Ahora nos hemos quedado sin bar en pleno julio. ¡Quiero mi verano con bar!”, exclama.

Un pueblo dividido... y sin bar

La situación ha dividido al pueblo. Por un lado, quienes consideran que el bar había perdido su función social y se había convertido en un negocio con precios excesivos y escaso compromiso. Por otro, aquellos que valoraban su presencia como esencial para el día a día de la pedanía.

Desde el Ayuntamiento aseguran que su intención era licitar de nuevo el espacio al finalizar el contrato original, pero los recursos judiciales lo impidieron. Ahora, esperan poder sacar el concurso público este mismo verano, aunque dependerá de los plazos judiciales y de las prescripciones técnicas necesarias. “Queremos que vuelva a abrir cuanto antes, pero no podemos dar una fecha exacta”, señala Escribano.

La concejala también desmiente rumores sobre el cierre de la piscina, asegurando que está ubicada en la pedanía de Mangirón y que su clausura momentánea se debe a una fuga de agua que esperan resolver “la próxima semana”.

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Mientras tanto, los vecinos de Cinco Villas deberán desplazarse a las otras pedanías —Mangirón, Paredes de Buitrago y Serrada de la Fuente— para poder tomar algo o salir a comer. La espera por una nueva licitación será clave para definir el futuro de la vida social en este pequeño rincón de la sierra norte madrileña.

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