Compra un coche por más de 100.000€ para los repartos de la empresa y se desata la pesadilla: “Es impredecible”
La compra de un vehículo de alta gama terminó convirtiéndose en problemas legales.

En diciembre de 2024, una farmacéutica en Perpiñán, Francia, decidió invertir más de 107.000 euros en un coche nuevo para mejorar los repartos de su empresa. Se trataba de un Volvo XC90 Ultra H8 híbrido, el último modelo de la marca sueca, con todas las opciones. El vehículo fue comprado con la idea de utilizarlo tanto para entregas a domicilio como para uso familiar. Sin embargo, solo tres horas después de salir del concesionario, comenzaron los problemas.
La pantalla del tablero se congeló, el volante se bloqueó y el coche dejó de mostrar la velocidad. Además, el sistema de bloqueo de puertas también fallaba, lo que representaba un peligro cuando había niños a bordo. “Es impredecible”, relató la farmacéutica. “Lo llevamos tres, luego cuatro veces. A veces la avería desaparece sin previo aviso y luego vuelve a aparecer. Hay que dejar el coche parado varias horas antes de poder volver a arrancar con normalidad”.
El vehículo fue devuelto repetidamente al concesionario sin obtener una solución definitiva. A pesar de que se trata de un vehículo nuevo, la afectada continúa pagando 1.300 euros al mes sin poder usarlo con normalidad. Tras la cuarta visita al taller, el concesionario consideró la posibilidad de un reemplazo y contactó con Volvo Francia, pero la farmacéutica denuncia que “se pasan la pelota, y mientras tanto, el problema no se ha resuelto”.
La situación escaló hasta el punto de que se inició un procedimiento legal. El abogado Maxime Falchi ya ha solicitado una tasación pericial judicial. “Es necesario tener en cuenta los defectos denunciados por mi cliente. Dado el valor del vehículo, cabría esperar un servicio diferente”, declaró Falchi.
Sospechas de uso inapropiado y tensión creciente
El coche fue registrado como gasto profesional, pero hay sospechas de que se utilizaba también para fines personales, lo cual podría considerarse un mal uso de activos empresariales. Desde Volvo, Hickman Miloudi lamentó los hechos aunque matizó que las averías “no afectan a la seguridad del vehículo ni a su funcionamiento”.
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La tensión aumentó cuando el marido de la farmacéutica acudió al taller visiblemente alterado, gritando y amenazando a los técnicos, lo que obligó a intervenir a la policía. Mientras tanto, la familia continúa sin una solución definitiva y depende de un vehículo de sustitución, a la espera de que la justicia aclare una compra que se convirtió en una auténtica pesadilla
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