Compra una mina de carbón por 1,7 millones de euros y tropieza con metales con valor de hasta 31,5 millones
Un exbanquero invierte en carbón en EE. UU. y encuentra un yacimiento de tierras raras que podría cambiar el equilibrio mundial de las materias primas.

Lo que comenzó como una modesta inversión en el corazón de Estados Unidos ha terminado en uno de los hallazgos más espectaculares del sector minero en décadas. Randall Atkins, un exbanquero reconvertido en empresario, adquirió una mina de carbón en Wyoming por 1,7 millones de euros. Pero lo que encontró allí no fue carbón, sino un tesoro oculto: un gigantesco yacimiento de metales raros valorado en más de 31.500 millones de euros.
El descubrimiento incluye elementos como el neodimio, disprosio y terbio, fundamentales para la fabricación de coches eléctricos, turbinas eólicas, misiles y tecnología de última generación. Todo ello, en un momento de máxima tensión geopolítica en la carrera por las materias primas estratégicas, hasta ahora dominada por China.
Wyoming, un estado tradicionalmente vinculado al carbón, podría volver al primer plano gracias a este hallazgo. Según Ramaco Resources, la empresa liderada por Atkins, se trata del primer descubrimiento de este tipo en suelo estadounidense desde 1952. “No imaginábamos que encontraríamos algo así”, admitió el inversor a diferentes medios estadounidenses, cuya apuesta ha pasado de ser una jugada audaz a una potencial mina de oro... o más bien, de elementos raros.
El tablero internacional cambia
La importancia del hallazgo trasciende lo económico. China controla hoy cerca del 90 % del mercado mundial de tierras raras, lo que convierte cualquier fuente alternativa en una baza estratégica. Los metales encontrados en Wyoming podrían permitir a EE. UU. reducir su dependencia y ganar autonomía en sectores clave como la energía renovable o la defensa.
Los elementos raros no son exactamente “raros” por su escasez, sino por la dificultad de extraerlos y procesarlos sin grandes costes o impactos ambientales. Sin embargo, su demanda crece sin freno. Los motores eléctricos, los imanes de alto rendimiento, las baterías, los aviones... todos dependen de ellos.
Ramaco Resources, de ser una empresa centrada en el carbón, pasa ahora a encabezar un sector de alto valor añadido. Si logra superar los retos técnicos y medioambientales —la extracción de tierras raras es compleja y puede ser contaminante—, podría posicionar al gigante norteamericano como un actor principal en el mercado del oro del siglo XXI.
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