Actualidad

El ‘doble milagro’ del asiento 11A es increíble, pero no es el único caso de supervivientes aéreos que superaron a la lógica

Caer desde 10.000 metros y contarlo, luchar durante 11 días contra la selva estando herido, aguantar en el mar nueve horas sin salvavidas ni saber nadar… Hay historias inexplicables.

Cola del avión estrellado dentro del edificio del albergue de médicos en el lugar del accidente del vuelo de Air India el 12 de junio de 2025 en Ahmedabad, India.
Hindustan Times
Mariano Tovar
Empezó a trabajar en AS en 1992 en la producción de especiales, guías, revistas y productos editoriales. Ha sido portadista de periódico, redactor jefe de diseño e infografía desde 1999 y pionero en la información de NFL en España con el blog y el podcast Zona Roja. Actualmente está centrado en la realización de especiales web e historias visuales
Actualizado a

El caso de Vishwash Kumar Ramesh parece imposible. Fue el único superviviente del vuelo AI171 de Air India en el que murieron los otros 241 pasajeros y tripulantes, además de 37 personas que estaban en el edificio o las zonas próximas a la colisión el pasado 12 de junio. El avión impactó contra el suelo y de inmediato se formó una bola de fuego, pero el vídeo en el que se ve a Vishwash emergiendo del humo y el fuego por su propio pie se ha vuelto viral y, simplemente, parece un milagro. “Todavía no puedo creer que siga vivo”.

Además, se ha viralizado el hecho de que ocupara el asiento 11A, el mismo que ocupaba Ruangsak James Loychusak el 11 de diciembre de 1988, cuando fue el único superviviente del vuelo 261 de Thai Airways que se estrelló en Tailandia. La coincidencia ha provocado infinidad de especulaciones sobre las razones técnicas que parecen convertir ese asiento, el 11A, en un talismán en caso de accidente. Lo curioso es que, en algunos modelos, como el Boeing 737, es un asiento sin ventana que los viajeros suelen rechazar, pero es posible que los pasajeros más supersticiosos comiencen a considerarlo el asiento de la suerte, pese a que para la mayoría de los expertos no sea más que una coincidencia estadística.

 A lo largo de la historia, solo ha habido 34 casos de vuelos comerciales accidentados con un único superviviente. Y si la coincidencia del asiento 11A parece sorprendente, hay historias aún más increíbles.

El ‘doble milagro’ del asiento 11A es increíble, pero no es el único caso de supervivientes aéreos que superaron a la lógica
Vesna Vulovic estuvo 27 días en coma y muchos meses rehabilitándose, pero se recuperó casi completamente.Bettmann

Una caída de 10.160 metros

Probablemente, se lleve la palma la historia vivida por Vesna Vulovic, que el 26 de enero de 1972 desafió todas las leyes de la física. El vuelo 367 de JAT Yugoslav Airlines con 23 pasajeros y 5 tripulantes en el que viajaba como auxiliar de vuelo, sufrió un atentado terrorista. Una bomba oculta en una maleta estalló en el compartimento de equipaje a 10.160 metros de altura sobre Checoslovaquia y el avión se partió en varios pedazos. Tras la explosión, Vesna, que probablemente estaba de pie atendiendo a los pasajeros, fue arrastrada hacia la parte trasera y atrapada por un carrito de comida.

La cola se estrelló en una zona boscosa y muy nevada, que amortiguó el impacto. La encontraron atrapada entre los restos, bajo el cadáver de otra azafata, con el cráneo fracturado, la pelvis, las piernas y tres vértebras destrozadas, que le causaron parálisis temporal de cintura para abajo. Tras 27 días en coma y muchos meses de operaciones y rehabilitación, consiguió sobrevivir. Sus secuelas físicas se limitaron a una leve cojera, aunque durante toda su vida sufrió trastorno de estrés postraumático: “Cada vez que pienso en el accidente, tengo un sentimiento de culpa y lloro... Creo que tal vez no debería haber sobrevivido”. Figura en el Libro Guinness de los récords como la persona que ha sobrevivido a la caída libre desde más altura: 10.160 metros.

Sobrevivir en la selva

Igual de increíble es la historia de Juliane Koepcke. Tenía 17 años cuando viajaba de Lima a Pucallpa junto a su madre en el vuelo 508 de LANSA el 24 de diciembre de 1971. El avión, un Lockheed L-188 Electra, transportaba a 92 personas. Cuando sobrevolaba la selva amazónica, se internó en una tormenta eléctrica. Un rayo impactó en el aparato, que prácticamente se desintegró a 3.000 metros de altura. Juliane, expulsada fuera del avión aún sujeta a su asiento, cayó a plomo sobre la selva, pero la espesura de la vegetación amortiguó el impacto.

Cuando despertó, vio que tenía una clavícula rota y muchos golpes y heridas. Sus padres eran biólogos y le habían enseñado técnicas de supervivencia. Eso fue clave para que lograra mantenerse viva durante 11 días en un lugar inhóspito mientras buscaba la civilización. Una de las heridas en un brazo se infectó y se llenó de larvas, pero consiguió curarla usando gasolina. Siguiendo el cauce de varios arroyos logró llegar hasta un campamento de leñadores. “La selva me ha salvado la vida, nunca ha sido algo que me amenazara”, dijo. Con los años, Juliane estudió biología en Alemania y regresó a Perú como zoóloga especializada en murciélagos.

No es la única que sobrevivió en la selva. El 14 de noviembre de 1992, Annette Herfkens, holandesa de 31 años, fue la única superviviente de las 30 personas que viajaban en un Yakovlev Yak-40 que se estrelló en la selva de Vietnam. Atrapada en los restos del fuselaje, rodeada de cuerpos y con graves heridas que le impedían moverse, sobrevivió ocho días bebiendo agua de lluvia que recogía con un pañuelo hasta que fue rescatada. “Me fijé en la belleza de la jungla y eso me salvó la vida”.

El ‘doble milagro’ del asiento 11A es increíble, pero no es el único caso de supervivientes aéreos que superaron a la lógica
Bahia Bakari, en el hospital, tras ser rescatada.

Los niños milagro

Hay varios casos en los que los supervivientes son niños. El más pequeño, Mohamed al-Fateh, tenía 2 años cuando fue encontrado llorando entre los arbustos, y con graves quemaduras, en la zona de Sudán donde estrelló un Boeing 737 que viajaba de Port Sudán a Jartum el 8 de julio de 2003. Las otras 115 personas que iban a bordo fallecieron.

Pero el caso más extraordinario de supervivencia de un niño fue el de Bahia Bakari. Con 12 años iba en el vuelo 626 de Yemenia Airways que viajaba de Yemen a las Isliccwin247.comoras el 30 de junio de 2009. Durante la aproximación, el avión se estrelló en el mar. “Sentí una descarga eléctrica y desperté en el agua”. Bahia tenía múltiples fracturas, graves quemaduras, no sabía nadar ni llevaba chaleco salvavidas, pero se aferró a unos restos del fuselaje y aguantó nueve horas sola en el océano mientras otros supervivientes iban desapareciendo bajo las aguas. Fue la única rescatada viva de las 153 personas que iban a bordo.

Todas son historias sorprendentes de supervivencia, pero solo hay constancia de que en dos de los 34 casos de vuelos comerciales accidentados con un único superviviente, este viajara en el ya célebre asiento 11A.

Noticias relacionadas

¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de . ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic

Etiquetado en:

Comentarios
Normas

Rellene su nombre y apellidos para comentar

Te recomendamos en Sociedad

Productos recomendados