El dueño de un restaurante cumple la amenaza y se niega a hacer lo que más demandan los clientes: “Es estresante para todos”
Un restaurante italiano en Alemania ha impuesto una norma inédita en el país: negarse a que se dividan las cuentas.
El dueño del restaurante Accanto, en Esslingen (Alemania) ya no permite que los clientes dividan las cuentas. “Es estresante para todos”, argumenta su propietario, Salvatore Marrazzo, que asegura haber tomado esta decisión tras vivir varios incidentes durante el verano.
En Alemania, a diferencia de otros países, es habitual que cada comensal pague exactamente lo que consumió, desde una copa de vino hasta un café. Este método, sin embargo, suele desembocar en largas discusiones y cálculos complejos que retrasan el servicio. “Es un hábito molesto. Por razones organizativas, no es posible dividir las facturas”, confirma Marrazzo, convencido de que este cambio mejorará la eficiencia en su local.
El restaurador explica que muchas de estas situaciones se producían en la caja registradora, donde los clientes discutían sobre detalles como “averiguar quién bebía más tinto”. Para él, estas conversaciones no solo hacen perder tiempo, sino también dinero, ya que mientras tanto el personal no puede atender a otras mesas.
“Si dos mesas grandes de repente quieren pagar por separado, no podemos servir otra mesa durante este tiempo”, subraya el dueño de Accanto. Según cuenta, esa dinámica generaba un estrés innecesario tanto para los empleados como para los clientes que esperaban.
La prohibición, no obstante, no es absoluta. La cuenta individual sí puede solicitarse, siempre y cuando los comensales lo indiquen al llegar. De ese modo, los camareros pueden organizar con antelación el servicio sin afectar al ritmo del resto del restaurante.
Reacciones en Alemania
La decisión ha levantado un notable debate en el país. Mientras algunos critican que se trata de un retroceso en la atención al cliente, otros ven con buenos ojos que los restaurantes prioricen la organización y el bienestar de todos. Marrazzo asegura que la mayoría respalda la medida: “El 90% de los clientes lo entienden”, afirma.
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En cualquier caso, Accanto se convierte en el primer restaurante de Alemania en implementar una norma de este tipo, lo que abre puerta a que otros locales sigan el mismo camino.
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