Sociedad

En Rumanía alucinan con las dos ‘técnicas españolas’ para soportar el calor en verano: se usan en casi todas las casas

Ventanas abiertas al amanecer y persianas bajadas al mediodía, estos son los trucos de toda la vida que ahora sorprenden en Europa.

La investigación asegura que la mitad de la población la utiliza dos veces por semana, mientras el 25% recurre a ella más de cuatro días semanales.
Pixabay (Pexels
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Mientras Europa recurre al aire acondicionado en masa para sobrevivir al verano, en España el calor se combate a golpe de fregona y persianas. Puede sonar simple —que lo es—, pero también sorprendentemente efectivo. Tanto, que en Rumanía, según algunos medios locales, no salen de su asombro al descubrir que estas dos técnicas caseras, heredadas de abuelos y bisabuelos, siguen vigentes en millones de hogares españoles.

El sitio web BeSpain Savvy ha publicado una recopilación de costumbres tradicionales que, en palabras de muchos rumanos en redes sociales, parecen sacadas de otro siglo… y, sin embargo, funcionan como si fuesen tecnologías de última generación.

Y es que todo comienza antes de que el sol alcance su punto más cruel. A eso de las siete de la mañana, se abren ventanas y puertas para aprovechar la brisa temprana. Pero el secreto está en la fregona. Además de limpiar, fregar el suelo con agua fría y productos perfumados provoca una sensación inmediata de frescor que recorre toda la casa.

Pero esto no acaba aquí. A medida que el calor aprieta, hacia las 11, se cierran las ventanas, se bajan las persianas y se apaga la luz natural. El objetivo es crear un refugio térmico donde la temperatura se mantenga estable durante horas, sin necesidad de un solo kilovatio extra. Así se consigue mantener la casa fresca durante todo el día.

Más trucos del manual ibérico: agua, sombra y cerámica

La guía de BeSpain Savvy concluye su informe con técnicas adicionales, como rociar el exterior de la vivienda con agua, colocar macetas cerca de las ventanas para crear sombra natural, y colgar sábanas húmedas para enfriar el aire entrante. Incluso el simple acto de andar descalzo sobre suelos de cerámica forma parte del repertorio.

Sin embargo, la joya de la corona se la lleva algo que es característicamente español: la siesta. En las horas más sofocantes, lo mejor es no hacer nada. Dormir, descansar y, en definitiva, no generar calor corporal.

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