Sociedad

Los médicos revelan sin miramientos el queso más dañino para el corazón: muchos españoles lo eligen a diario

El consumo diario de las altas cantidades en sal, grasas saturadas y azúcares añadidos del este producto lácteo supone un riesgo para la salud.

Quesos
Marta Tejedor
Actualizado a

El queso es uno de los alimentos más preciados por muchos. Su gran variedad de sabores, únicos entre ellos, y su facilidad para añadirlo a cualquier plato lo han convertido en un ideal alimenticio. No obstante, a pesar de que muchos vienen a partir de procesos naturales, hay un tipo de queso que se ha de evitar.

Nuevas investigaciones sobre enfermedades cardiovasculares advierten del peligro de comer queso procesado. Según informa la revista Sveika Mokykla “escuela saludable” en español, los médicos previenen sobre el consumo de este tipo de lácteo por ser un importante contribuyente a las enfermedades cardíacas.

Qué llevan los quesos procesados

Los quesos envasados en lonchas o para untar, no solo contienen leche, sino que además son una mezcla de emulsionantes, estabilizantes, grasas hidrogenadas y un contenido muy alto de sodio. A pesar de que el envase nombre a este producto como “queso”, la realidad es que estos tipos se alejan bastante de los procesos naturales de fermentación que tanto les caracterizan.

El conjunto de químicos que se añaden a la leche suelen conocerse con el nombre de “mezclas técnicas”. Se trata de una composición que, lejos de parecerse a un producto lácteo real, se asemeja considerablemente a una fórmula de la industria alimentaria. El queso natural contiene entre un 50 y 70% de sodio menos, un 40% menos de grasas saturadas y menos calcio y proteínas.

Los altos niveles de grasas animales procesadas y socio propician la aparición de riesgos en la presión arterial, aterosclerosis e infarto de miocardio. Los médicos recomiendan alejarse de estos productos. La ingesta de una pieza promedia de queso proporciona al cuerpo un tercio del sodio diario recomendado para la salud, lo equivalente a unos 400 o 600 gramos.

Al sodio y a las grasas sintéticas se les añade la sal, fosfatos para alterar el metabolismo mineral, potenciadores del sabor e incluso azúcares. Los fabricantes tienden a utilizar grandes cantidades de estos productos para garantizar la estabilidad, suavidad, sabor y rentabilidad económica del queso que están procesando.

No hay por qué renunciar al queso

Los expertos recomiendan no eliminar el queso de la dieta, pero sí saber qué tipos elegir. La composición y calidad de los nutrientes de los productos naturales es una mejor opción a la mezcla técnica de los procesados. El queso natural como la mozzarella, el feta, el queso de cabra o el queso curado duro, se elabora a partir de leche, cuajo y sal. El queso natural no contiene ni grasas ni emulsionantes añadidos. Además, son considerados fuente natural de proteínas, calcio y vitamina B12.

Se recomienda evitar la ingesta diaria de quesos procesados o untables. Elegir quesos naturales, con unos niveles de procesamiento mínimos, como feta, mozzarella, ricota y, en pequeñas cantidades, parmesano o quesos duros.

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Se debe prestar mucha atención a las cantidades de sal de los productos. No se debe de pasar de los 1,5 gramos de sal por cada 100 g de queso. Además, incluso si se trata de productos naturales, se recomienda comer porciones pequeñas. Unos 30 o 40 g al día. Debe considerarse como una fuente adicional de proteínas y no como un elemento principal de la dieta.

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