Michel Courtie, el hombre que vive a solas en la joya abandonada entre España y Francia: “Es cuestión de fuerza de carácter”

En lo alto de los Pirineos Orientales, sobre el pintoresco municipio de Eus, se encuentra una de las aldeas más peculiares de toda Francia: Comes. Durante mucho tiempo se creyó que este lugar llevaba varias décadas abandonado, pero al final se descubrió que sí había una persona viviendo allí. Se trata de un exganadero de 56 años llamado Michel Courtie, quien tomó la decisión de vivir allí su ideal de una vida tranquila, apartado del mundo y sin agua corriente ni electricidad.

En un principio, Courtie vivía en una casa de piedra que tenía una impresionante biblioteca privada con más de 55.000 libros que llevaba reuniendo desde los 14 años. Lamentablemente, tuvo que mudarse por culpa de un incendio que arrasó su hogar, y ahora reside en un pequeño chalet de madera que ni siquiera le permite almacenar todas sus pertenencias. Donde sí es afortunado es en el terreno que habita, ya que son 250 hectáreas que heredó directamente de su familia y en las que llegaron a vivir unas 50 personas allá por la década de los 90. Y no, por si había dudas al respecto, no echa de menos convivir con más gente: “Jamás me siento solo. Es cuestión de fuerza de carácter”, asegura.

Según informa , su día a día está marcado por la lectura, hobby al que le dedica entre cuatro y ocho horas diarias, y luego dedica gran parte de su tiempo a rezar y dar paseos por la naturaleza. En el pasado llegó a tener un rebaño de 645 animales, pero en 2023 terminó vendiendo las últimas cabezas de ganado por culpa de una sequía que comenzó hace 30 años. “Si vuelve el agua, volveré a tener ganado. Retomaré el oficio, pero por ahora estoy tomándome unos años sabáticos y dedicando tiempo para mí”, explica.

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¿Os gustaría tener la vida de Courtie?

Muchos piensan que se trata de un ermitaño, pero Courtie no está de acuerdo con esa etiqueta. Dos veces por semana baja a Prades o Perpiñán para hacer diversiccwin247.compras o visitar a sus amigos, y a veces, hasta cruza a Cataluña para disfrutar de su excelente gastronomía. En lo que respecta a su dieta, suele alimentarse a base de conservas, frutas, chocolate, pollo asado y col fermentada.

Además, su vida está llena de cultura y política. Es miembro de un círculo monárquico, asiste a diversas conferencias, organiza comidas con muchos invitados y disfruta visitando monumentos históricos. También sueña con viajar a otros países como Egipto, Grecia, Roma, Italia o Marruecos, lo cual sigue alejándolo de la típica imagen de un ermitaño recluido.

Sin duda estamos ante un caso realmente curioso en el que un hombre de mediana edad tomó la decisión de cambiar su vida con un propósito: “ser libre”.

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