Ni garrapatas ni chinches: las altas temperaturas precipitan la invasión de la especie invasora ‘metálica’ a dos pasos de España
Más de 1.500 ejemplares capturados en menos de un mes, hojas esqueletizadas y parques dañados. Este escarabajo invasor japonés se está expandiendo por Italia favorecido por el clima cálido y húmedo.

No son garrapatas ni chinches, pero su efecto sobre el entorno urbano puede ser igual de devastador. Se trata de la Popillia japonica, un escarabajo de aspecto metálico que, favorecido por el calor extremo y la humedad récord de este verano, ha iniciado una invasión sin precedentes en el norte de Italia. Con más de 1.500 ejemplares capturados en solo cuatro semanas, según medios locales, la situación comienza a generar preocupación a nivel regional… y más allá de los Alpes.
Este escarabajo originario de Japón, conocido por su voracidad y rápida expansión, se ha convertido en una amenaza directa para parques, jardines y zonas verdes urbanas. En Milán, las consecuencias ya se sienten en puntos icónicos como el Parque Sempione, Plaza Gae Aulenti y el barrio de San Siro, donde árboles y plantas ornamentales muestran signos de desecación, hojas esqueletizadas y flores arrasadas.
“Los adultos se mueven en enjambres, colonizan copas de árboles y dejan a su paso ramas casi irreconocibles”, ha explicado Daniela Lupi, entomóloga de la Universidad de Milán para diversos medios locales. A este comportamiento se suma el daño subterráneo causado por las larvas, que devoran raíces de césped y provocan el amarilleamiento de grandes superficies, afectando incluso hipódromos y zonas aeroportuarias como Malpensa y Linate.
El clima, catalizador de la plaga
El auge de la Popillia japonica no es casual. Un invierno suave y un verano especialmente húmedo y caluroso han creado el escenario perfecto para su reproducción masiva. “La densidad de población está directamente vinculada a la humedad del suelo y la abundancia de vegetación”, señalan desde el Servicio Fitosanitario regional de Lombardía, que ha registrado cifras récord de presencia respecto a años anteriores.
Aunque las autoridades evitan hablar de una “alarma”, ya han comenzado a implementar planes de contención urgentes, que incluyen tratamientos químicos, trampas de feromonas, cebos con insecticidas y monitoreo intensivo en las zonas verdes más afectadas. Especial atención se presta a espacios públicos muy transitados y a la periferia, donde la expansión del insecto es más acelerada.
“La situación exige un enfoque de gestión integrada, que no dependa solo de pesticidas, sino también de soluciones biológicas y participación ciudadana”, advierte Lupi. En ese sentido, se están explorando métodos como la introducción de nematodos entomopatógenos, capaces de eliminar las larvas en el suelo sin dañar otras especies.
El Ayuntamiento de Milán ha habilitado canales digitales para que la población pueda reportar avistamientos y colaborar en el rastreo de la plaga. También se estudia la reforestación con especies vegetales más resistentes y la restauración del ecosistema del suelo para reducir la vulnerabilidad a futuras invasiones.
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