Ni televisión ni internet: las restricciones de los cardenales durante el cónclave
Estas medidas se aplican tanto en la Capilla Sixtina, lugar donde se realizan las votaciones, como en la Casa Santa Marta, usada como residencia temporal.

Uno de los principios más característicos del cónclave es el aislamiento. Los 133 cardenales que participan este año se encuentran recluidos en el Vaticano para asegurar que el proceso se lleve a cabo lejos de las presiones y las filtraciones de información del exterior. Sin embargo, esta no es la única restricción.
Tanto en la Capilla Sixtina, lugar donde se realizan las votaciones, como en la Casa Santa Marta, que sirve como residencia temporal para los cardenales, el uso del teléfono móvil o internet, el intercambio de correspondencia y el acceso de cualquier tipo de prensa, como periódicos, radio o televisión, está terminantemente prohibido, según informa COPE.
Al igual que en muchas profesiones, los cardenales están también obligados a realizar un juramento que, de acuerdo con COPE, los compromete religiosa y moralmente a no revelar ninguna información acerca de que ocurre de puertas para adentro, como el resultado de la votación.
En cuanto a la seguridad perimetral, el Camarlengo, es decir, el cardenal responsable, entre otras cuestiones, de administrar los bienes de la Santa Sede cuando no hay Papa, y el Subsecretario de Estado, se encargan de asegurarse que nadie externo al proceso pueda acercarse o interceptar a los cardenales.
Para adaptarse a los grandes avances tecnológicos, el Vaticano tiene con medidas de seguridad de última generación. La Santa Sede cuenta, por ejemplo, con bloqueadores de señal, que evitan que se emitan o reciban ondas electromagnéticas que podrían ser utilizadas para comprometer la privacidad del proceso. Así mismo, operan sistemas anti-drones y de protección laser, que evitan que se puedan tomar imágenes o grabaciones del exterior.
La Guardia Suiza
En cuanto al área exterior, el Vaticano está protegido por la Guardia Suiza. Si bien puede parecer un despliegue únicamente ceremonial, estos son en realidad una fuerza militar muy bien entrenada y equipada.
Para formar parte de la Guardia Suiza, el ejército más pequeño del mundo, los aspirantes deben contar con la nacionalidad suiza y haber completado con honores el servicio militar obligatorio. Durante este periodo, cada uno de ellos es entrenado en defensa, uso de armas de fuego y tácticas de combate real.
En cuanto a su armamento, además de la tradicional alabarda, los miembros cuentan con acceso a pistolas automáticas Glock, rifles de asalto SIG 550 y SIG 552, así como los nuevos rifles de asalto B&T APC 556 y las ametralladoras B&T APC 9, según informa el portal DefensayAviación.info.
Por último, durante los entrenamientos y maniobras, los soldados cambian su famoso uniforme renacentista por una vestimenta enteramente militar, que incluye botas, fundas de armas, uniforme táctico y un chaleco antibalas tanto exterior como interior.
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