Si te quejas continuamente de todo, la psicología dice que tienes estos cinco rasgos de personalidad comunes
Estas actitudes pueden esconder patrones mentales repetitivos que afectan al bienestar.

Las personas que se quejan continuamente de todo suelen tener algo en común más allá de su comportamiento: comparten ciertos rasgos de personalidad definidos por la psicología. Aunque la percepción de la realidad varía según cada individuo, lo cierto es que, según la ciencia, los llamados “quejicas” no solo ven el vaso medio vacío, sino que tienden a expresar su malestar con frecuencia, incluso sin buscar soluciones.
Uno de los rasgos más comunes en este perfil es el neuroticismo o la inestabilidad emocional. Quienes lo presentan suelen ser más sensibles al estrés y reaccionan de forma más intensa ante problemas cotidianos. Esto se traduce en emociones negativas frecuentes como la ansiedad, la tristeza o la irritabilidad, y en consecuencia, en una verbalización constante de quejas ante situaciones que a otros podrían parecerles triviales.
También aparece la rumiación cognitiva, que en términos psicológicos se refiere a pensamientos repetitivos que no conducen a ninguna solución, sino que generan un ciclo continuo de malestar. Estas personas se ven atrapadas en preocupaciones que no logran resolver, y al compartirlas constantemente, refuerzan su rol como individuos que se quejan de forma habitual.
Otro patrón común es el pesimismo. Las personas con esta actitud tienden a percibir la realidad de forma negativa, generando una sensación de impotencia y reforzando la insatisfacción diaria. Frases como “todo me sucede a mí” o “siempre es igual” son típicas de este enfoque, que alimenta el hábito de la queja y mantiene el malestar emocional.
La baja tolerancia a la frustración también es un elemento clave. Al no manejar bien la incomodidad, los desacuerdos o las pequeñas contrariedades, estos individuos suelen experimentar emociones negativas que rápidamente se traducen en quejas. Este rasgo, asociado al neuroticismo, intensifica aún más las reacciones ante cualquier contratiempo.
Finalmente, se suma la tendencia a la victimización. Las personas que se quejan de forma crónica suelen sentir que su malestar está fuera de su control, en manos del entorno o de otras personas. Según María García Rubio, profesora de la Universidad Internacional de Valencia, “mediante la queja las personas buscamos que aprueben nuestra opinión o percepción”, lo cual refuerza ese papel de víctima y mantiene la rueda del descontento en movimiento.
Estos cinco rasgos forman un perfil psicológico que, según la experta, puede llegar a afectar profundamente la calidad de vida: “el lamento crónico tiene un impacto significativo en la salud emocional, mental e incluso física”.
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