Un canadiense alucina con un árbol por las calles de España y solo piensa en hacer una cosa: “Comida gratis para mí”
Los naranjos y sus respectivas naranjas a veces se pueden observar en el arbolado público, pero, ¿son comestibles?

“¿Nadie las roba?” es la pregunta que se hace un ciudadano canadiense afincado en España cuando ve naranjos en la vía pública. Y es que en un video publicado en TikTok que ya acumula cientos de miles de visualizaciones, el joven se sorprende al ver estos árboles en la calle, y que sobre todo nadie disfrute de sus frutos.
En buena parte de las ciudades españolas, no es raro encontrarse con estas naranjos urbanos, pero precisamente su presencia no responde a una necesidad alimentaria. En muchos de estos casos, estos naranjos son amargos (concrtamente la especie, Citrus aurantium), y se utilizan por su resistencia al entorno de la ciudad y su valor estético. Sus frutos, sin embargo, tal y como apunta el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), resultan extremadamente ácidos y amargos, lo que los hace poco apetecibles para el consumo directo. Son útiles, eso sí, para la elaboración de productos como mermeladas o perfumes.
naranjas gratis 🍊
Pero, ¿es legal y saludable consumir estos naranjos?
Pues según la razón sanitaria y legal, la respuesta es que es desaconsejable. Estas naranjas, por un lado, no están sometidas a controles alimentarios, por lo que pueden contener restos de contaminantes del tráfico o tratamientos fitosanitarios aplicados por los servicios municipales. Por otro, las ordenanzas de limpieza y convivencia ciudadana de muchas ciudades —como las de Madrid o Sevilla— prohíben la recogida de frutos de árboles urbanos sin autorización. En el caso sevillano, el Ayuntamiento gestiona la cosecha a través de contratos con empresas privadas, que recogen toneladas de estas naranjas amargas para fines industriales, según ha detallado el propio consistorio en diversiccwin247.comunicaciones públicas.
Además, este uso urbano no es algo de la actualidad. Su plantación en las calles se remonta a la época andalusí, cuando el naranjo amargo era símbolo de nobleza y belleza urbana. Hoy en día, ciudades como Córdoba, Valencia o Granada conservan ese legado paisajístico. No obstante, esta herencia también presenta desafíos: la acumulación de frutos caídos puede provocar problemas de higiene y seguridad, lo que ha llevado a algunos municipios a reconsiderar su mantenimiento, como en Málaga, a raíz del Plan Director del Arbolado de la ciudad andaluza.
Y con esto se responde a la pregunta inicial del joven canadiense. ¿Por qué nadie las roba? Pues porque no es una buena idea, ni para el paladar, ni para la legislación. La función de estos naranjos es principalmente ornamental y simbólica, no alimentaria. Y aunque la escena de una calle llena de ellos pueda parecer una invitación a disfrutar de una naranja, lo más sensato sigue siendo admirarlos con los ojos y no con la boca.
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