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Un japonés detalla las duras palabras de su jefe pese a hacer 80 horas extra al mes: “No aguanto más”

La tensión entre los jefes afectó a los trabajadores de la empresa, quienes tenían que rehacer tareas constantemente

Un japonés detalla las duras palabras de su jefe pese a hacer 80 horas extra al mes: “No aguanto más”
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Trabajar a altas horas de la noche, no optar a días festivos o hacer horas extra sin remuneración. Lo peor no fueron las condiciones de este trabajador japonés a punto de jubilarse, sino los múltiples comentarios humillantes de su jefe en medio de las reuniones.

A pesar de los intentos por tener una buena relación con su director, la situación se volvió cada vez más complicada. Como relata el empleado, uno de los puntos de inflexión se dio cuando Sr.M, su superior, comentó que “fue una decepción” su trabajo en medio de una reunión.

“No aguanto más”

“No aguanto más”, pensó el trabajador, que decidió comenzar con la búsqueda de otro empleo. Sin embargo, la empresa tomó la decisión de cambiar de gerente. Entre los candidatos se encontraba Sr.N, un posible nuevo jefe que se ganó al empleado con su amabilidad. Pero, la segunda opción era su temido director, Sr.M.

“Si N-san va a ser el gerente... mejor me quedo”. El trabajador redujo el tiempo de trabajo, pero siguió en búsqueda de otro puesto de trabajo con condiciones más humanas. Su gran motivación era pensar que había un 50% de probabilidad de que el nuevo encargado fuese Sr.N.

“El proyecto que dirigió el Sr. N fue divertido, y preparé los materiales en casa a escondidas”. A pesar de esto, en septiembre se nombró a Sr.M gerente del departamento y Sr.N fue transferido a otro. “Si seguía trabajando bajo las órdenes del Sr. M..., me aplastaría”.

“Me aplastaría”

La tensión entre los jefes era evidente y las condiciones de trabajo siguieron sin ser óptimas. Los superiores empezaron a pedirles rehacer tareas y la positividad del empleado se vio afectada por el mal ambiente de trabajo.

Pero cuando Sr.N se enteró de la jubilación del trabajador, le transmitió su tristeza de no poder trabajar más años con él.

Comenzó una lucha mental entre quedarse en la empresa o buscar un empleo con mejores condiciones. “Si renuncio, seré una carga para el equipo... pero incluso si me quedo, seguiré siendo una carga”.

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Al final, ganaron las ganas de abandonar la empresa y ahora puede disfrutar de un café antes de empezar su jornada. Llega a casa antes de las 19 horas y camina de vuelta escuchando la radio. “Tomar una decisión es doloroso. Si te duele, sea cual sea tu decisión, sé honesto con tus sentimientos”.

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