Un oso le da un zarpazo en la montaña, interviene la justicia y se lleva una indemnización de 84.000 euros
El ataque se produjo en el año 2021, pero no ha sido hasta ahora cuando la justicia le ha dado la razón a la mujer, atacada en un municipio de Asturias.
Hace ahora casi cuatro años, un suceso conmocionaba a España. Una mujer de 75 años era atacada por un oso mientras iba paseando por las inmediaciones de Sonande (Asturias). Milagrosamente, logró salir con vida del ataque del animal, que le propinó un zarpazo en la mandíbula, arrastrando con ella varios dientes y parte de la piel.
Ahora, cuando están a punto de cumplirse cuatro años de aquel ataque, la mujer recibirá una indemnización de 84.000 euros. Una medida adoptada por el Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA), quien considera que es el Principado de Asturias quien debe hacerse responsable de los daños sufridos por la víctima.
Los hechos ocurrieron un 30 de mayo de 2021, alrededor de las 21:45 horas de la noche. La mujer, mientras realizaba su habitual paseo diario, fue atacada por un oso, que salió del bosque y se lanzó sobre ella. Como resultado del ataque, la anciana se rompió la cadera en la caída, además de ver desgarrada la parte izquierda de su cara.
Un suceso que no resultó fatal gracias a la intervención de otros dos vecinos que le acompañaban en su paseo. Entre ambos consiguieron ahuyentar al animal, evitando que se llevara a la mujer como presa. Su testimonio, al igual que antes su intervención, ha resultado vital para la mujer. Gracias a ello, el TSJA ha fallado en su favor.
Secuelas del ataque
La mujer necesitó ser intervenida en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde le realizaron una operación de cadera, otra de mandíbula y otra del lagrimal. Ahora, con 80 años, todavía sigue con secuelas del ataque. Su movilidad se ha visto reducida y necesita muletas para andar. La sentencia habla de “repercusiones funcionales y dolor”.
Unas secuelas que no se limitan únicamente a dolores varios, sino que también afecta a una “alteración de la respiración nasal por deformidad unilateral, pérdida de premoral y perjuicio estético moderado”. También, entre estas secuelas, está el hecho de haber perdido sensibilidad en la parte izquierda de la cara, donde recibió el golpe. Además, tiene secuelas psicológicas que le impiden salir sola a pasear.
Su abogado, Juan Ramón Campo, denuncia que pese al ataque los osos siguen rondando por la zona. “Cada vez más. Ella vive en una zona de paso de osos, por no hablar de que la Fundación Oso está comprando parcelas por la zona para plantar cerezos con los que alimentar a los osos”, denuncia.
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