Fuego cruzado en la semifinal
Las chispas durante y después del 2-1 marcan el cuarto asalto. Revitalizado Unicaja y un Madrid con menos red, pero más sangre en los ojos, en otro ambiente que será caliente en el Carpena.

La semifinal Madrid-Unicaja coge un punto de no retorno. Puro territorio playoff, una serie que ha ido sumando extras de picante. Temperatura in crescendo desde esa protesta de Ibon Navarro, tanto en vestuario como en su comparecencia, tras el segundo partido en la capital, y que ha generado un humo denso en una eliminatoria gigantesca, que por otra parte dignifica a un Playoff ACB hasta ahora desaliñado (todas las series por la vía rápida, salvo esta semifinal y el Unicaja-Barça). Parte del juego, marcó territorio el vitoriano y con él un Unicaja que encontró ese estímulo en un tercer partido. Flotó sobre el ambiente del Carpena esa llamada de Ibon. Sí, también parte del plan.
Y el Madrid pone su bandera. Esa secuencia final del banquillo madridista, viral en las últimas horas, y esas esposas de Llull, reacciones desagradables tras esa antideportiva de Musa a Perry que decidía el 2-1, pero quizá el equipo blanco haya encontrado su acicate en la semifinal. Viajó a Málaga con demasiada red, muy superior en los primeros 80 minutos, y ahora ve las orejas al lobo. Y un rival que no se va a acobardar. Saldrá el Madrid más vivo en el cuarto partido (21:15 horas, Movistar Plus+), le aguardará un ambiente más caliente incluso en el Carpena, con todo vendido tres horas después de acabar el tercer partido. El Madrid no se va a un quinto partido en la semifinal desde 2012 (3-2 ante el Baskonia). Mientras, el Valencia Basket se fuma un puro.

Precisamente en esa resaca se echó un poco más de gasolina. El cruce dialéctico Chus Mateo-Ibon Navarro, sorprendente por el temperamento del técnico blanco. “Por mi parte estoy jugando partidos de baloncesto, quitándole hierro a todo con mis declaraciones. Tensión por mi parte no la estoy poniendo en ningún caso. Yo elijo el estilo que quiero, intento entender las cosas y dejarlas pasar. Por mi parte y lo que yo siento. Yo elijo mi estilo para que mis hijos me vean y me escuchen. Hay que tener cuidado cuando nos ponen un micro”, en ese yoísmo se deduce ese toque al entrenador del Unicaja. “Algo le habrán contado mal a Chus, o no vio mi rueda de prensa del otro día, porque yo no me he quejado de los árbitros, solo de una diferencia en el respeto entre Balcerowski y el esto”, respondía minutos después en ese estrado de la sala de prensa del Carpena.

Y ese fuego cruzado marca el cuarto asalto. Acabó el Unicaja lastimado, pero muy revitalizado tras meterse ahora sí en la semifinal. Se ve capaz el equipo malagueño, pese a esas heridas de Perry y Sima, y un Tyson Pérez que abandonó el Carpena con una muleta por un esguince de tobillo. “Es un caballo, capaz de todo, pero no creo que esté el martes”, decía un Ibon Navarro que ha tocado la fibra de Dylan Osetkowski. Gran historia de esta semifinal. Un descarte que eleva el techo del equipo malagueño, el californiano y Carter, de esa pareja dependerá hasta qué punto creer. “La montaña todavía es enorme, pero es un primer paso”, la echa al suelo Ibon. No merecía el Unicaja, por el guion de su temporada, marcharse con un 3-0 y esa sensación de no plantar cara.

Seguro que Chus Mateo se agarra a la brava reacción de su equipo en la segunda parte. Hizo todo el Madrid para voltear el marcador, un cohete en el playoff y esa racha desde diciembre en ACB (27 victorias desde entonces) que tiene su parte envenenada, al menos no suele gustar a los entrenadores. Tabla rasa, olvidarse de las polémicas y esas dos oportunidades aún en el bolsillo para matar la serie, la óptica permite ser optimista en todos los sentidos.
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