SUPERCOPA | MADRID 89 - BARCELONA 83

Tavares-Ibaka: el Madrid reconstruye su muro

Entre los dos pusieron 6 tapones e intimidaron a los pívots azulgranas. El hispano-congoleño trabaja para hacer olvidar a Poirier.

Serge Ibaka, pívot del Madrid, coloca un tapón a Nicolás Laprovittola, base del Barcelona, durante la semifinal de la Supercopa Endesa 2024.
PASCU MENDEZ | DiarioAS
José Ignacio Pinilla
Licenciado en Periodismo por la Complutense, comenzó en AS en maquetación en 2010. Tras su paso por fútbol, se unió en 2014 a baloncesto. Ha cubierto en directo la Supercopa de 2020, las Copas de 2020 y 2021 y partidos de España de las Ventanas. También el Eurobasket femenino de 2023. Escribió sobre la pandemia de la COVID en el confinamiento.
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El Real Madrid se movió más que otros años en el mercado veraniego. Realizó cuatro fichajes, una cifra indispensable al sumar seis bajas. Entre los movimientos, dos de mucho calado que influían en el cinco: salía Vincent Poirier y llegaba Serge Ibaka. Los blancos también se hacían con los servicios de Usman Garuba para tapar el adiós del pívot francés, una de las grandes referencias interiores del continente y clave en el buen caminar madridista desde que llegó en abril de 2021, cuando Gabriel Deck tomó el camino hacia la NBA (el galo hizo el inverso).

Poirier dejó el Madrid con dos Ligas Endesa, una Copa del Rey, tres Supercopas y la Euroliga 2023 en el zurrón y una conexión maravillosa con Sergio Rodríguez. El base canario, retirado del baloncesto este verano, sabía cuando hacer volar a su compañero de 213 centímetros. Muchos buenos recuerdos que se trasladaron a Estambul y que provocaron que los blancos buscaran un estilo parecido, intimidador en defensa, con capacidad física cerca del aro. Y encontraron a un viejo conocido en Múnich (Alemania): Serge Ibaka.

Después de 14 temporadas en la NBA y el curso pasado en el Bayern de Pablo Laso, el hispano-congoleño, de 2,07 m, regresaba al club con el que jugó durante el lockout de 2011. Y a pesar de las dudas que podía despertar su edad (35 años), no ha podido tener un mejor redebut oficial con el Madrid en las semifinales de la Supercopa Endesa.

Ibaka disputó 13:34 en la victoria (89-83) ante el Barcelona. Su papel como reemplazo de Tavares permitió que los blancos no bajaran ni un centímetro su capacidad de intimidación cerca del aro: si el caboverdiano hizo dos tapones, Ibloka colocaba cuatro, dos en la misma jugada a Willy Hernagómez y a Darío Brizuela.

Era algo esperado: en la pasada Euroliga, Tavares y Poirier lideraron el ranking de chapas con 1,5 de media, seguidos ambos por el propio Ibaka, que cerró con 1,4. Es lo que mejor se le ha dado durante su carrera, liderando la NBA en ese apartado durante cuatro temporadas seguidas, de 2010 a 2014. Las torres azulgranas, además, nunca se sintieron cómodas cuando se tenían que enfrentar cara a cara contra alguno de estos pilares blancos.

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El Madrid ha vuelto a reconstruir un muro defensivo con Air Congo, que además contribuyó al triunfo con 8 puntos y 5 rebotes para 12 de valoración. Su incidencia ofensiva parece menor que la de Poirier, pero solo es el principio y el congoleño tiene algo de lo que el francés carecía: peligro desde el triple, una cualidad que ha perfeccionado con el pasado de sus temporadas en la NBA. Más madera en un Madrid que se jugará este domingo su primer título de la temporada.

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