Jasikevicius y Ataman: furia de titanes
Fenerbahçe y Panathinaikos se juegan un puesto en la final y el turco le ha ganado los últimos seis duelos directos al lituano. Una batalla épica que empezará en los banquillos.


Fenerbahçe y Panathinaikos son dos equipos históricamente legendarios. Los turcos emergieron en la segunda década del siglo XXI, cuando Zeljko Obradovic les dio el sitio que reclamaban y ganaba su último título de la Euroliga, el noveno en su dilatada trayectoria. En esa época, llegaron a cinco Final Four consecutivas, tres veces seguidas a la gran final. Y regresaron la temporada pasada, cuando Sarunas Jasikevicius se hizo cargo de un equipo que necesitaba al frente una personalidad a la altura del lituano. Pocas veces una unión fue tan necesaria y tan fructífera al mismo tiempo, con todos los engranajes cuadrando perfectamente y el equipo turco estando de nuevo en el centro del mundo. Donde quiere estar. Y de donde nunca se debió ir.
Los griegos tienen un aura mayor, una historia más amplia y un palmarés infinito que les convierte en uno de los mejores equipos de la historia. Tienen siete entorchados en su haber y fue uno de los referentes de la nueva era del baloncesto europeo, ganando la primera edición (y su tercer título) de la Euroliga, que certificó entonces su separación de la FIBA dejando atrás la antigua Copa de Europa para iniciar un nuevo capítulo. Pero hay cosas que no se pueden permitir, como bien saben los hermanos y empresarios farmacéuticos Pavlos y Thanassis Giannakopoulos. Y es una crisis casi pantagruélica, la que sufrieron desde que conquistaron el título de 2011... Hasta ahora.
El dinero de los millonarios griegos convirtió a un equipo endeble en una plantilla ganadora. Pero para manejar egos había que traer al mejor entrenador del mundo, ese que fue el artífice de una auténtica dinastía con el Efes, logrando dos títulos consecutivos antes de certificar que todo se acaba. Un hombre extravagante, con un estilo muy particular. Y que sabe, como Jasikevicius, que el partido empieza en la rueda de prensa anterior, que el manejo de los egos es esencial y que el trato con los periodistas también. Dos hombres que convergen en parte de su estilo, parecidos en las formas, pero muy distintos en el fondo. Y un duelo muy particular que marcará el devenir de una competición que busca nuevo dueño, o viejo dueño. Eso dependerá de si el Panathinaikos, que conquistó el año pasado el título tras una sequía de 11 años, vuelve a ganar. El Fenerbahçe hará lo que sea, claro, para imperdirlo.
Mucho más que un partido
Sarunas Jasikevicius busca el éxito rotundo como técnico que ya tuvo como entrenador. Un hombre que va hasta la extenuación, una leyenda viva de jugador que ha pasado a los banquillos y que no consigue ganar la Euroliga, pero que siempre está al pie del cañón, primero en el Barça y ahora en el Fenerbahçe. El lituano ha accedido a su quinta Final Four consecutiva, tres con los azulgranas y las dos últimas con los turcos. Pero sólo disputó la gran final en 2021, cuando perdió... sí, ante el Efes de Ataman (86-81). Una bestia negra para el Madrid, pero también para la leyenda lituana, que ha perdido los últimos seis partidos que ha disputado frente al ogro turco, que parece tener un aura inexpugnable, que le da la sensación de ser indestructible.
El Fenerbahçe ha cuajado una temporada regular espectacular, con un 23-11 que le ha permitido clasificarse en el segundo puesto de la máxima competición continental, con sólo una victoria menos que el Olympiacos y una más que el Panathinaikos. También con una diferencia entre puntos anotados y recibidos que ha sido la menos entre los siete primeros clasificados (de 69), ganando partidos ajustados y generando algunas dudas que se disiparon cuando barrió al peligroso Paris Basketball en la eliminatoria de cuartos de final. Un categórico 3-0 que les permite tener más días de descanso, algo que no es nada despreciable si tenemos en cuenta el calendario tan apretado que tienen los equipos, que tienen que compaginar la competición doméstica de turno con una Euroliga en la que cada partido se juega al límite, con un nivel espectacular que hace que cada partido sea una bendición para el espectador. Maravilloso, único. Mágico, místico.
Pero la bestia negra espera a Saras en un duelo que promete ser de furia de titanes. Ataman necesitó cinco partidos para eliminar al Efes, su exequipo, en cuartos. Pero también tuvo que disputar cinco hace un año ante el Maccabi, cuando se vio 1-2 abajo antes de prometer que si su equipo no disputaba la Final Four dimitiría, haciendo así gala de su consabida verborrea. Algo que sirvió, y mucho, ya que el Panathinaikos no volvió a perder en esa Euroliga, que conquistó ante el Madrid con puño de hierro. Ahora se verá si pesa más la perseverancia y la pericia del lituano o el carácter indómito del turco, rey de reyes. Si podrá superar por fin a su mayor pesadilla o volverá a llegar a la parte final para quedarse con la miel en los labios. En esas se verán unos y otros, en una batalla campal y en el contexto de un partido que dará mucho que hablar. Porque sí, Jasikevicius se merece la victoria final. Pero la gente no tiene lo que merece. La gente tiene lo que tiene y punto. Eso es así.
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