Ataman tortura a Jokic
Turquía da la gran sorpresa del torneo al imponerse a Serbia en un auténtico partidazo, el de más nivel de lo que llevamos de Eurobasket. Jokic no pudo con Sengun.


Sorpresón en el Eurobasket: Turquía gana a Serbia (95-90) en la última jornada del grupo A y acaba con el invicto de la selección liderada por Nikola Jokic. Favorita al oro y a finalizar en lo más alto del pódium, sólo se contaba con la teórica batalla que pudiera presentar Alemania. Pero no: siempre aparece Ergin Ataman, ese mito viviente acompañado de su consabida verborrea, para dar un golpe sobre la mesa en un ejercicio de supervivencia y pundonor absolutamente increíble. Con fuerza, marcando el juego interior, solventando el exterior y, sobre todo, en una encuentro titánico, enormérrimo, de un equipo que es el protagonista de la gran sorpresa de lo que llevamos de torneo. Al final, Turquía es primera de grupo y se la jugará con Suecia en octavos de final. Y Serbia lo hará con Finlandia.
Fue un toma y daca constante, un intercambio ominoso, una auténtica batalla que bien podría haber sido una final. Ataman dijo en la previa del duelo que importaba poco (los dos equipos estaban clasificados), pero demostró lo contrario, haciendo honor al voraz competidor que es. Y exprimiendo al máximo a sus principales jugadores a pesar de no jugarse nada: Shane Larkin no jugó el partido completo por 42 segundos, su único descanso. Cedi Osman se fue a 33:32. Alperen Sengun, a 36:13. Y Ercan Osmani a 34:48. Hubo hasta cuatro jugadores que no saltaron a pista, mientras que los cuatro ya mencionados superaron los 33 minutos de juego. Y sin fatiga, aguantando hasta el final, luchando contra viento y marea. Lo que más le gusta a un técnico de un modus operandi tan personal como particular.
El duelo de altura se produjo en la zona, entre dos pívots que realmente pueden ocupar prácticamente cualquier posición en el campo: Alperen Sengun y Nikola Jokic. Y curiosamente fue el primero el que se llevó el gato al agua: 28 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias frente a los 22, 9 y 4 de la estrella de los Nuggets, que se fue a casi 33 minutos porque Svetislav Pesic también quiere ganar todos los partidos aunque ya esté clasificado. Larkin, con 23 y 9 pases a canasta fue el lugarteniente perfecto de Sengun, algo que no tuvo claramente un rival que igual echa más de menos de lo que se creía en un momento al lesionado Bogdan Bogdanovic. Los triples fueron otra historia: Serbia se fue con 11 de 36, un muy buen 42%. Pero en Turquía todos parecían de la familia de Stephen Curry: 18 de 31, un 58%.
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Fue un partido titánico, que habría sido épico de haberse dado en una final o al menos en una ronda más cercana a la misma. Ningún cuarto se resolvió por más de 4 puntos de diferencia, las defensas fueron muy físicas y los ataques extremadamente precisos. Ataman obligó a Jokic a jugar más alejado del aro de lo que le gusta al pívot (2 de 6 en triples, incluido el fallo que había empatado a 93 el partido) e impidió que generara el juego que normalmente hace. Y a Pesic le debió de flipar que su rival fuera con tanto ahínco a por la victoria, porque no consiguió que los suyos reaccionaran y el final fue absolutamente igualado. Ahí emergió Turquía, con un entrenador que no deja de ser una personalidad tan cautivadora como contradictoria. Tan polémica como exitosa. Y que celebró una victoria en la fase de grupos como si le fuera la vida en ello. Qué tío.
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