EuroBasket | España-Grecia

Llamando a los Hernangómez

España necesita urgentemente la mejor versión de Juancho y Willy para tener opciones contra Grecia. Entre los dos capitanes, sumaron un punto contra Italia.

Juancho y Willy, este verano en Badalona.
Quique García
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
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Ha sido un verano especial para los Hernangómez. Por primera vez, capitanes de la Selección española de baloncesto. Lo veían venir. Rudy había anunciado su adiós para el verano de 2024, y afortunadamente pudo ser en los Juegos Olímpicos aunque la eliminación fuera temprana. Lo de Llull les cogió algo más por sorpresa, pero en el entorno de la FEB era una noticia conocida con meses de antelación. Tuvieron tiempo para prepararse y, de hecho, han dado una lección de profesionalidad y de saber entender qué significa ser el capitán de un equipo legendario. Han atendido a sus responsabilidades, han cuidado a sus compañeros y han atendido a los compromisos de la Federación y la prensa cuando se les ha requerido. Un comportamiento ejemplar. Falta la cancha.

Si algo sabía el vestuario antes de empezar el campeonato, es que durante tres semanas iba a necesitar la mejor versión de su nuevo líder en cancha, Santi Aldama; y de los dos capitanes, Juancho y Willy, además de Brizuela. Y la actuación de los hermanos contra Italia fue decepcionante. Juancho, desconocido, como fuera del partido, no anotó un solo punto en más de 15 minutos. Falló los cuatro triples que intentó; alguno en posiciones muy cómodas. Su rendimiento ha ido cayendo durante el torneo. Fue de los pocos que se salvó de la quema contra Georgia, pero ha ido perdiendo presencia y mecha. Contra Chipre, cayó con el tobillo derecho en mala posición y descansó en el entrenamiento previo al partido contra Italia, pero todos coincidieron en que estaba al cien por cien. No hubo una rémora física. El equipo, además, sumó un -22 con él en cancha. Su pareja con Pradilla, que también estuvo negado, hizo aguas.

Willy tampoco estuvo bien contra Italia. Perdió su primer duelo con Diouf y eso afectó a su confianza. Empezó a rehuir duelos con el pívot nacido en Dakar; y en los que se vio obligado a competir con él, perdió. Tampoco supo resolver una transición clave con la Selección ganando 62-63; y no pudo inventar nada en la última acción que acabó en nada y con la antideportiva de Parra. Pozzecco, inteligente, no tuvo problema en consentir la quinta de Melli mientras Diouf descansaba para salir fresco en los últimos tres minutos. Sabía que le había comido la moral al pívot del Barça. Y la apuesta le salió bien. La estadística final de Willy, con 0/4 en lanzamientos de dos y apenas tres rebotes, fue demoledora. Tampoco fue capaz de sacar tiros libres (1/2) pese a que Italia estuvo en bonus muchísimos minutos. Por poner un ejemplo, casi ocho en el tercer cuarto. El naufragio fue absoluto.

La desconexión de los Hernangómez traslada la memoria al Eurobasket 2022, cuando Scariolo, en un partido bisagra de la primera fase contra Bégica, sustituyó a los hermanos a dos minutos del final para meter a Garuba y Pradilla por su ternura defensiva. España perdió. Los hermanos reaccionaron. Juancho fue el héroe de aquella final de película contra Francia en Berlín y explotó en lágrimas. Y Willy fue el MVP del torneo, alimentado con maestría por Lorenzo Brown.

Los Hernangómez nunca han sido jugadores regulares. Sus carreras están llenas de altos y bajos, claroscuros. Momentos en los que han asomado como estrellas mundiales y otros en los que han parecido jugadores mundanos. Juancho se ha reencontrado en Panathinaikos. Willy lleva dos años flojos en el Barça, en los que incluso ha admitido perder pasión por el juego, siempre lastrado por sus crónicos problemas de intensidad defensiva. En la Selección sin embargo, siempre se había hecho grande, al menos ofensivamente. Desde el Mundial de 2019, cuando fue decisivo en el partido de cuartos contra Polonia, siempre había dado cosas al grupo. Este miércoles toca una dura jornada reflexión en el hotel Parklane de Limasol. Los Hernangómez necesitan salir del túnel y coger la llamada para ayudar a la Selección a salir del lío en el que se han metido. Todavía están a tiempo.

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