En la pista por su ferocidad, y también fuera de la cancha por su honesta transparencia cuando habla, Jaime Pradilla (Zaragoza, 2001) recuerda en cierta forma a Felipe Reyes. Competitivo al máximo, el jueves se fue frustrado por la pésima versión que ofreció la Selección. El pívot del Valencia atendió unos minutos a AS en la zona mixta del Spyros Kyprianu. Hay propósito de enmienda.

¿Usted es de los que se come las derrotas a solas o prefiere desahogarse hablando?

Después de una derrota, es difícil pasar un rato conmigo. Me lo llevo incluso a lo personal. En una derrota así, tienes que pensar en lo que has hecho mal y en las cosas en las que puedes ayudar al equipo. Pasé un rato malo. No fue un buen día. Había que limpiar. Ayer todo fue más dinámico e intenté transmitir positividad al equipo para que salgamos con otra cara y otra energía.

Es un jugador ultracompetitivo. Perder como se hizo el otro, saliendo “a verlas venir” como dijo Juancho, le debió escocer…

Más que perder, es la imagen de no haber peleado hasta el final. Yo quiero ganar aunque sea haciendo trampas. Quiero ganar siempre. A mí lo que me fastidia es dar la imagen de no haber competido hasta el final ni haber peleado cada balón. Pueden ser mejores, pero tú no te puedes ir con el regusto de no haberlo dado todo. Ahora hemos aprendido. Sabíamos que sería un inicio duro y lo de Bosnia es muy importante. Hay que quitarse ese mal sabor de boca.

De lo que escuchó de sus compañeros el jueves por la tarde, ¿qué es lo que más le gustó?

Más que eso, el momento de estar unidos. Haber perdido y saber que habíamos hecho las cosas mal. Estar jodidos y decir, hostias, nos han tocado el orgullo. Vamos a juntarnos, a unirnos, y vamos a hacer las cosas bien. Y en eso estamos.

¿Faltan líderes en ese vestuario o esto es una cosa de la crítica?

Lo que se ha valorado de nosotros y lo que nos ha hecho ganar campeonatos es estar todos juntos y jugar en equipo. Es verdad que hemos tenido grandes líderes en el pasado y que tenemos grandes líderes ahora. Pero lo que pienso es que no hay que echarle todo el peso a una persona u otra. El líder tiene que ser el equipo y eso es lo que nos va a hacer crecer en la competición.

Llegó en 2022 y ya se ha instalado aquí. Lleva tres grandes torneos. Los hay muy jóvenes en el equipo; y algún veterano. ¿Usted cómo se ve aquí?

Sigo aprendiendo todos los días de jugadores como Willy, Juancho o Darío, que son los que más años llevan aquí. Y en años anteriores de Rudy. Pero siempre intentando aportar mi granito de arena, así que con De Larrea y Saint-Supéry, que igual son los más jóvenes, transmitirles lo que me han transmitido a mí. Intento que les sume y poco a poco se sientan cómodos en la pista para que las cosas puedan fluir. Somos una familia, y las cosas hay que decirlas a la cara, sean buenas o malas. Para eso somos profesionales y es lo que toca. Y en cuanto a mí, ni me siento veterano ni joven, sólo uno más que intenta aportar.

Me acaba de decir que le gusta ganar hasta con trampas. ¿Faltó mala leche contra Georgia?

Sí. O, hablando mal, echarle un par de cojones. Al final, el baloncesto es de ser inteligente, duros y dejarlo todo en la pista. También va de porcentajes y talento, sí, pero lo principal, cuando entras en una pista de baloncesto es, como he hecho en todas las cosas en mi vida, dejarme el corazón y luchar hasta el final. Esa es la única manera de que podamos conseguir cosas.

Ha vivido derrotas duras. De algunas se levantó el equipo, como la de Bélgica en el Eurobasket de 2022. De otras, como la de Letonia en el Mundial, no. ¿Qué enseñanza puede aplicarse respecto a lo que sucedió este jueves?

Que es una competición muy larga y difícil. Y, como nos lo demostraron ayer, si no empezamos a ese nivel te intensidad, te sacan de la pista. Gracias a Dios, tenemos una oportunidad de lo que somos, limpiar cabezas y demostrar quienes somos

¿Le puede estar afectando al grupo que se esté hablando tanto del final de Scariolo, pueden mirarle con otros ojos?

No. Sergio es el más competitivo de todos, el primero que quiere ganar e irse con el mejor sabor de boca de todo el legado que ha dejado. Y el primero que está deseando que llegue el partido de Bosnia y demostremos lo que hemos trabajado y el carácter que tenemos.

Ha firmado su mejor temporada en cifras. ¿Está contento del desarrollo de su carrera?

Me quedan muchas cosas por mejorar. Tengo 24 años, debo seguir creciendo Estoy en una Liga muy competitiva que me ayuda a crecer; y en un club que también lo hace. Estoy en un buen momento y seguir trabajando. Por decir algo, quiero mejorar en la faceta de cuatro más abierto. Ir a por más.

En una entrevista hace tres años, me decía que sus amigos estaban flipando viéndolo en el Eurobasket con 21 años. ¿Qué le dijeron después de lo de Georgia?

Algún cabrón por ahí siempre hay (risas)… Pero ya sabes que los amigos están en las buenas y en las malas. Siempre te aprietan y te meten el dedo pero para sacar lo mejor de ti, pero estoy contento de que me sigan, están superorgullosos de mí aunque estén viéndome por la tele.

Si tuviese que mandarle un mensaje a la gente que se quedó tan fría con el debut, ¿qué les diría?

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Que tenemos una revancha, que lo de Bosnia va a ser una guerra y que vamos a dar todo por esta camiseta. Hay que pedir perdón por la imagen del otro día y tenemos que seguir peleando.

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