Cody Williams: “Ha llegado a un punto en el que odio comer, no saboreo”
El hermano pequeño de Jalen Williams, que tuvo un nivel muy pobre como rookie con los Jazz, mide 2,01 y pesa solo 86 kilos. Intenta adaptar su físico a la NBA.


Los Jazz acumulan ya tres años sin playoffs, en una larga reconstrucción desde que desmontaron aquel equipo tremendo, pero sin éxito en las eliminatorias, que lideraban Donovan Mitchell y Rudy Gobert. La apuesta sigue siendo el desarrollo de los jóvenes, ahora más que nunca porque han salido, sin dejar prácticamente nada a cambio en Salt Lake City, jugadores que hace algunas ventanas de mercado habían generado más interés: Collin Sexton y Jordan Clarkson. Los Jazz tratan también de mover a John Collins y en algún momento decidirán qué hacer con Lauri Markkanen, que con 28 años acumula temporadas en un equipo cuyo objetivo todavía no es pelear por hacer cosas importantes.
Incluso Walker Kesser, el gigante de 23 años que llegó en 2022, podría salir si llega la oferta adecuada (los Lakers lo intentaron varias veces antes de conformarse con Deandre Ayton, de hecho). Mientras, la cuestión para los Jazz es ver qué pueden sacar de un núcleo joven que por ahora no ha dado muchas buenas noticias y que suma ahora a Ace Bailey (pick 5 del último draft y un jugador que intentó por todos los medios no acabar en algunos equipos, entre ellos los Jazz) y Walter Clayton Jr. De ellos debería salir un bloque, al menos una traza de futuro con ideas claras, si se añade a Kessler, Kyle Filipowski, Isaiah Collier, Taylor Hendricks, Keyonte George, Brice Sensabaugh… y Cody Williams, el hermano de Jalen, el gran escudero de Shai Gilgeous-Alexander, campeón de la NBA hace solo unos días y un jugador que está rompiendo definitivamente en estrella. Si Shai es Jordan, digamos para hacer el símil, Williams se está convirtiendo en su Pippen.
Jalen tiene 24 años y fue pick 12 del draft en 2022. Cody tiene 20 y fue el 10 en 2024, una elección muy alta con un rendimiento terriblemente pobre: 4,6 puntos y 2,3 rebotes por partido con sensaciones de estar, a veces completamente, perdido en la pista. Entre algunos flashes de buena lectura de juego e instinto defensivo, el hermano pequeño de Jalen dejó claro que tiene mucho camino todavía por recorrer, que su tiro es un problema y que su físico no está para muchos asaltos sen la durísima NBA. Pesa solo 86 kilos (mide 2,01), así que su gran objetivo de este verano, de cara a su segunda temporada como profesional, es ganar peso. Algo que ya tuvo que hacer Jalen para explotar mejor sus virtudes en la NBA (desde luego, ha funcionado).
Así que, en cuanto acabó su curso rookie, Cody Williams comenzó una dieta con la que ingiera 4.800 calorías al día. Come a todas horas: nada más levantarse, después de descansar o echarse la siesta, antes o después de entrenar… casi sin parar. Y espera resultados, porque no está siendo fácil para él: “Ha llegado a un punto en el que odio comer. Es que como tanto que ya ni saboreo nada. Solo meto la comida en el cuerpo para sumar calorías. Ni pienso en qué me gusta y qué no ya, pero está bien el puré de patata, por ejemplo. O el mac and cheese, y los filetes. Los filetes sí me gustan, pero como lo que sea”, aseguró. Al menos, cree que está funcionando: “Me veo más fuerte, me siento más fuerte. Así que creo que definitivamente el proceso va bien. Pero es un asco, aunque ya sé que mucha gente dirá que le encantaría tener ese problema”.
El que va a ser su entrenador en la Liga de Verano de Las Vegas, Scott Morrison, también cree que la cosa va mejor: “Creo que estas semanas, desde que acabó la temporada, se ha trabajado mucho. En el gimnasio y en pista. Solo ver en los entrenamientos el nivel físico, la presión en defensa... creo que al verse más fuerte hay también una mayor confianza”.
El pequeño de los Williams sabe que su hermano tuvo que pasar por lo mismo cuando llegó a la NBA, pero cree que él lo tuvo más fácil porque no era tan joven: “Fue drafteado con 21 años así que en su primer verano, después de rookie, tenía ya 22. Y estaba más formado, su cuerpo era más de adulto. Pero el proceso era igual, también decía que había llegado a un punto en el que comer le ponía enfermo”.
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