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De Doncic... a Haliburton: el doble pecado mortal de los Kings

En 2018 no seleccionaron al esloveno y en 2023 traspasaron al base. Ambos han llegado a las Finales por separado, mientras en Sacramento nadie sabe cómo demonios tuvieron semejantes ideas.

SACRAMENTO, CALIFORNIA - APRIL 16: Domantas Sabonis #10 of the Sacramento Kings "lights-the-beam" after they beat the Golden State Warriors in the Play-In Tournament at Golden 1 Center on April 16, 2024 in Sacramento, California. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement.   Ezra Shaw/Getty Images/AFP (Photo by EZRA SHAW / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / Getty Images via AFP)
EZRA SHAW | AFP
Alberto Clemente
Alberto Clemente es licenciado en Historia y Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos. Empezó su andadura en el periodismo en Cadena SER, donde estuvo de mayo de 2018 a enero de 2019, desempeñando sus funciones en la web, dentro de la sección de deportes. Tras dicha estancia, pasó a formar parte de As, siendo parte de la sección de baloncesto.
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Los Kings son una franquicia históricamente maldita. Sin anillos y sin finales bajo su actual denominación, compartiendo el estado de California con los Lakers y sin que su mercado sea atractivo para los agentes libres, la mejor parte de su historia se reduce a esos ocho años en los que Rick Adelman les convirtió en contenders, llevándoles a playoffs un año tras otro e incluso a hacer temblar los cimientos de los Lakers de Shaq y Kobe, que acabaron con la mejor oportunidad del proyecto en las finales de Conferencia de 2002, cuando fueron eliminados en siete extenuantes partidos tras una de las mejores series de la historia. Pero aparte de eso, nada. Las migajas de lo que entonces ocurrió les llevó a una ausencia de 16 temporadas sin fase final, la más larga de la historia del deporte norteamericano. Y si la cosa fue mejor en el prehistórico pasado, cuando conquistaron un campeonato como los Rochester Royals (en... 1951), el presente y el futuro son igual de esperanzadores que los últimos años.

Y, si bien la desgracia se ha cebado con ellos, es obvio que los Kings tienen también la intención perenne de autodestruirse. Nunca queriendo, pero tropezando una y otra vez con los mismos errores que les han hecho estar entre el pozo y los intentos frustrados de salir de él. Horrores que han provocado despidos y demisiones en masa y que han llevado al equipo al mismo lugar en el que estaba antes de conseguir emerger de forma efímera en un esfuerzo previo a su enésimo hundimiento. En 2023, 48 victorias, terceros de la Conferencia Oeste y vuelta a playoffs, acabando con la crisis más grande de su historia, que ya es decir. El año pasado, 46 y fuera de la fase final. Y este, 40, con una nueva ausencia que ha obligado a cambios. Pero el problema no era Mike Brown, ni el sistema ni el atasco tradicional en estos últimos tiempos en el Oeste. Llega de antes. Cuando se tomaron decisiones que condenaron a la entidad a un paseo eterno por un desierto que no se acaba nunca.

En el draft de 2018 y cuando fue obvio que DeAndre Ayton iba para los Suns, Vlade Divac pasó de Luka Doncic y seleccionó a Marvin Bagley III en la segunda posición. Por el camino también se dejó a Trae Young. Y ahí empezó la tortura: el esloveno, que venía de conquistar la Euroliga con el Real Madrid (siendo MVP de la fase regular y de la Final Four), ganó el Rookie del Año y empezó a cumplir las promesas de generacional, llegando incluso a las Finales de la NBA con los Mavericks en 2024 y recalando ahora en los Lakers junto a LeBron James tras un traspaso auspiciado por Nico Harrison que también ha sido señalado como un histórico error. Más allá de que lo sea o no y de los fallos del propio base, la realidad se ha impuesto: Bagley suma cuatro equipos en siete temporadas, está más tiempo lesionado que sano, no tiene continuidad, es flojo en defensa e irregular en ataque. Y acabó saliendo por la puerta de atrás de la franquicia menos de tres años después. Un error (entre ,muchos otros) que persiguió a Divac hasta el final y que forzó su adiós de los Kings, donde fue un ídolo en su etapa como jugador, en 2020.

Haliburton, el último gran error

Pero no acabaron ahí los problemas de los Kings, que luchan contra viento y marea contra su peor enemigo, que no deja de ser su interior. Monte McNair, pupilo del genio de las matemáticas Daryl Morey en los Rockets de James Harden, llegó a la directiva para hacer cambios. Pero tampoco dio con la tecla, más allá de despedir a un Luke Walton al que se le terminó el poco crédito que le quedaba en los banquillos. Ahí estuvo el siguiente gran error de la franquicia, que en 2022, antes del parón del All Star, hizo un traspaso bastante cuestionable con los Pacers, consiguiendo a a Justin Holiday, Jeremy Lamb, Domantas Sabonis y una elección de segunda ronda del draft de 2023 y entregando por el camino a Buddy Hield, Tristan Thompson y... Tyrese Haliburton, que estaba promediando entonces más de 14 puntos y 7 asistencias con los Kings, donde era ya una auténtica sensación.

Fue el último gran error: las nuevas incorporaciones y la llegada de Mike Brown permitieron volver a playoffs y acabar con la bochornosa racha, pero nada más. Mientras tanto, Haliburton se hizo un nombre en los Pacers, que le entregaron la batuta de la distribución, sumando dos All Star consecutivos, liderando la liga en asistencias en la 2023-24 (con 10,9) y convirtiéndose en todo un héroe del Bankers Life Fieldhouse. Esta temporada ha sido todo corazón, sumando cuatro tiros ganadores en playoffs, algo inédito. Y llegando a las Finales, donde ha demostrado un pundonor enorme, jugando lesionado hasta que se rompió el Aquiles en el séptimo y último partido de una serie fantástica. Lo que no ha hecho más que aumentar su increíble leyenda, la de un jugador que lucha contra viento y marea. Y que ya no tienen los Kings, que se encomendaron a un Domantas que se convirtió en el epicentro del ataque. Una decisión cortoplacista por las limitaciones, los cortos brazos y la capacidad defensiva del lituano, que lo intenta todo y ha liderado en rebotes la competición en las últimas tres temporadas, pero que no consigue trasladar, sin que esto sea culpa suya, su increíble estadística al juego del equipo.

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Al final, los Kings están sin Doncic, sin Haliburton y ya también sin Mike Brown, que ha sido sustituido por Doug Christie, curiosamente otro de los héroes que compartió equipo con Divac. También sin De’Aaron Fox, que decidió buscar mejor suerte en otros lugares y se marchó a compartir vestuario con Victor Wembanyama en San Antonio. Mientras que los bases que soltaron han pisado las Finales con Mavericks y Pacers, los equipos que se beneficiaron de las cuestionables decisiones tomadas. Una derrota contra uno mismo que ha causado estragos en la dinámica de una plantilla que es ahora un ente que intenta que el viento sople de cara para poder resucitar, ni Dios sabe cómo. Así están las cosas en un desastre sin paliativos que se ha cobrado un reguero de víctimas que parece insuficiente para paliar las ganas de ganar de una afición que siempre está ahí, aunque la entidad no se lo merezca. Al menos, la directiva, que es en última instancia la culpable de que se encuentren en el lugar en el que están mientras miran a lo lejos las oportunidades que dejaron escapar. Y mientras tanto, en Sacramento, nadie sabe cómo demonios tuvieron semejantes ideas.

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