En los Suns vuelan los cuchillos

En la idea de Mat Ishbia cuando compró los Suns no estaba que fuera tan complicado, juntando a un big-three de vértigo, sacar los partidos adelante. El dueño entró a su cortijo en 2023, sustituyendo al repudiado Robert Sarver, con ganas de reconstruir una casa en ruinas, golpeada por los escándalos extradeportivos y que en lo relativo al parqué seguía siendo un equipo nostálgico de los tiempos de Nash y Stoudemire al servicio de D’Antoni. Una persona a la que no le da miedo gastarse el dinero.

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Los Suns se encuentran en una verdadera encrucijada en lo que queda de curso, y eso que mirar al futuro a partir de ahí es todavía peor. Todo hace indicar que será la última temporada allí de Kevin Durant, al que se buscó un traspaso este pasado febrero y por el que se intentará nuevamente cuando se reabra el mercado de trueques.

Los Suns no están logrando los resultados que de ellos se espera en la Conferencia Oeste, a pesar de que a Durant le acompañan Beal y Booker en uno de los tríos con más pólvora del baloncesto mundial. No les está valiendo para brillar, aunque comenzaran esta temporada con buen pie, y la confianza entre todos no para de quebrarse.

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Devin Booker es el último protagonista de la conversación que rodea la franquicia. El que más tiempo lleva de los tres en Arizona, producto de Kentucky, sale a la palestra por un intercambio privado que tuvo con su entrenador, Mike Budenholzer, hace unas semanas.

El periodista ha sacado a la luz, no dando puntadas sin hilo, el problema entre técnico y jugador. Los cuchillos vuelan. Supuestamente Budenholzer dejó a Booker en “shock” al pedirle que fuera “menos vocal”, que cuando intente arengar a los compañeros “rebaje el tono”. Básicamente le pide que se calle. El ambiente se enrarece con filtraciones como ésta. Interesada, por supuesto, ahora que los Suns están fuera de play-in con un pingüe balance: 27-32. ¿Esto cómo se come? Difícil.

Mike Budenholzer ha tratado con aquel equipazo de los Hawks y llevó al soñado Anillo a Antetokounmpo en los Bucks. Está lejos de ser el perfil de entrenador regañón y que se salga del carril. Todo indica que se está rompiendo algo y él tiene las de perder.

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