¿Hacia la Fórmula 1 del baloncesto?
Un grupo de inversores intenta recaudar 5.000 millones de dólares para crear una nueva competición internacional de baloncesto.

¿Otra pieza en el complejo tablero del baloncesto internacional? Eso se está planteando entre bastidores, aunque todavía está por ver con qué forma definitiva, de qué manera. Pero el primer brochazo es llamativo. La información inicial fue, ayer, de Bloomberg. Y, desde luego, captó la atención de todos los actores del baloncesto: un grupo de fondos de inversión quiere recaudar 5.000 millones de dólares para poner en marcha una nueva competición internacional. Con la intención de ganar legitimidad, el proyecto ha sumado como consejero a Maverick Carter, amigo de la infancia, en Akron, y socio empresarial desde hace dos décadas de un LeBron James que no tiene, por ahora, ninguna vinculación con el proyecto. Con sus días en las pistas agotándose, su futuro en principio pasa más, por lo que él mismo siempre ha planteado, por la propiedad de una franquicia NBA. Sobre todo, del nuevo proyecto que parece inevitable que acabe aterrizando en Las Vegas cuando llegue la próxima expansión, a medio plazo.
NEWS: A group of investors advised by LeBron James’s business partner Maverick Carter is reportedly looking to raise $5B to form an international basketball league to rival the NBA, per .
— Front Office Sports (@FOS)
LeBron no parece interesado, pero la conexión a través de Carter es inevitable. En todo caso, el asunto tiene mucho más trasfondo. Según esas primeras informaciones, el objetivo de este nuevo proyecto sería “convertirse en rival de la NBA”. Esto plantearía un escenario muy interesante en el baloncesto estadounidense, ya que la NBA no ha tenido verdadera competición, y funciona básicamente como monopolio del baloncesto profesional masculino, desde la desaparición de aquel invento destartalado pero inolvidable que fue la ABA, que mandó a la NBA a cuatro equipos (Spurs, Nuggets, Nets y Pacers) cuando llegó la fusión (en esencia, un cierre de la ABA) en 1976. El nacimiento de la edad moderna y de un modelo que, por ahora, no será cuestionado en lo más básico. Horas después de esta primera bomba, Front Office Sports publicó que la naturaleza de esta nueva competición no pasaría por plantar cara a la NBA en suelo estadounidense. El objetivo, obviamente revolucionario, sería crear una competición puramente internacional, una especie de “Fórmula 1 del baloncesto”.
En principio, seis equipos masculinos y seis femeninos competirían en ocho ciudades (ya se ha filtrado que una de ellas sería Singapur) y no pasarían más de dos semanas en cada una de ellas. Un circuito itinerante al estilo de liccwin247.competiciones de motor o el golf, de cuya fractura en la división LIV-PGA también ha tomado nota un proyecto que tiene detrás a gigantes del mundo de las inversiones como UBS y Evercore. Y que abrirá la puerta a los fondos soberanos de inversión estatal, un vínculo obvio con el dinero de Oriente Próximo que todavía no ha irrumpido de lleno, como sí ha hecho en otriccwin247.competiciones, en una NBA que ya ha hecho un esfuerzo por enmarcarlo y regirlo en su último convenio. Las fórmulas económicas serán claves en la captación de jugadores, especialmente si además de sueldos se ofrecen participaciones en la propiedad de la competición. Otra vez, un molde que ya se ha dado en otros deportes y que puede ser una manera de elevar las ganancias económicas y atraer así a jugadores. Talento.
Todo esto se produce en un contexto de mucha expectación, con la NBA flirteando de forma pública con la posibilidad de crear una competición en Europa de la mano de la FIBA y la Euroliga reorganizando, y reforzando, su futuro para plantar cara a posibles vaivenes. Está por ver cómo afectaría la llegada de otro actor a un tablero ya de por sí inestable: más dinero, más ligas con las que repartir jugadores, nuevos formatos... El hecho es que la NBA genera más dinero que nunca (acaba de firmar unos nuevos contratos televisivos para once años y por 76.000 millones de dólares, una revolución) y la WNBA también vive su mejor momento, en crecimiento exponencial. Y donde hay dinero... ya se sabe.
Precisamente hoy arranca Unrivaled, un proyecto femenino de baloncesto 3x3 creado por estrelliccwin247.como Breanna Stewart y Napheesa Collier que pretende alimentar un nuevo entorno competitivo y más ganancias económicas para unas jugadoras que también aquí recibirán participaciones en la propiedad de la liga. Como los sueldos de la WNBA no tienen nada que ver con los de la NBA (el sueldo medio de la primera no llega a 148.000 dólares y en la segunda roza los 12 milllones), esta sí es una opción muy atractiva para muchas jugadoras, estrellas incluidas (aunque Caitlin Clark no está en la primera edición), que tendrían así la opción, un viejo anhelo, de no alternar la WNBA y liccwin247.competiciones internacionales (Europa, China...). Es el tipo de situaciones que pueden, por ejemplo a través de la fuga de talento, desestabilizar y perjudicar al baloncesto europeo. En la NBA, cuesta ver a las estrellas implicadas en nuevos proyectos, pero ¿y a los jugadores de clase media o de perfil más bajo si el dinero que se mueve es importante de verdad? Otra vez, ahí está el caso del último conflicto en el golf. Eso crearía una mayor competencia, un mercado más complejo y más amplio y, quizá, problemas para los que no están de la pirámide. Es decir, todo el que no sea la NBA.
Unrivaled concentra todas las miradas
Desde luego, muchos ojos van a estar puestos en el estreno de Unrivaled, este fin de semana en Miami. Una competición de 3x3 creada por las jugadoras y para las jugadoras, y que pretende transformar el panorama salarial de tal forma que ya no sea una exigencia compaginar la WNBA con liccwin247.competiciones internacionales (Europa, China) en un doblete que se hace muchas veces extenuante en temporadas sin descanso. Collier, una de las que está detrás de la idea, lo explica así: “Durante mucho tiempo, irse fuera de EE UU era la única solución para muchas jugadoras. Así que esto se trata de cambiar esa narrativa y aportar otra opción. Irse a Europa o a China es una gran opción para algunas, pero no debería ser lo que hay que hacer sí o sí para ganar más dinero jugando al baloncesto”.
Es obvio que esto mete presión a liccwin247.competiciones europeas… pero también a la WNBA. En pleno crecimiento y con unos nuevos contratos televisivos que entrarán en vigor en 2026, la próxima temporada se negociará un nuevo convenio. Las jugadoras usaron su cláusula para romper el actual, que acabará al cierre de la próxima temporada. Ese es el margen para llegar a un nuevo acuerdo, que debería disparar los salarios en una competición en permanente crecimiento, especialmente tras la llegada de ese fenómeno llamado Caitlin Clark. Los nuevos contratos televisivos son por once años y 2.500 millones de dólares. Unos 200 millones al año, que pueden acabar siendo más y que van más allá del triple de lo que se ingresaba ahora (60 millones). Solo lo que llegará a través de las televisiones iguala todo lo que ingresaba la WNBA en 2023.
El salario más bajo en la WNBA será, la próxima temporada, poco más de 66.000 dólares, cantidad que se quiere mover hacia los 200.000 dólares en el nuevo convenio, a la altura de los sueldos más altos de la actualidad. Unrivaled también quiere dejar huella ahí: ha reunido 35 millones de sus inversores, una lista que incluye a Carmelo Anthony, Giannis Antetokounmpo, Dawn Staley, JuJu Watkins, Coco Gauff, Ashton Kutcher, Steve Nash o Megan Rapinoe. Tiene detrás marcas tan potentes como Ally Financial, el principal socio, Under Armour, que se encarga de las equipaciones, Samsung o Sephora. Y tendrá televisión en directo a nivel nacional, a través de TNT y TruTV. Se cuenta con un fondo de 8 millones para invertir en salarios, así que la media rondará los 222.000 dólares, casi a la altura de los contratos máximos, y casi el doble del promedio, en la WNBA actual. Además, habrá en febrero un torneo de uno contra uno que dará 250.000 dólares a la ganadora. Y, otro asunto crucial, las jugadoras recibirán porcentajes de la propiedad de la competición. Un aliciente económico más. Además, se han cuidado todos los detalles para que la experiencia de las jugadoras sea perfecta. Lo confirma Angel Reese: “Entrenamos, tenemos gimnasios, hacemos nuevas amistades, recibimos masajes y tratamientos, hay sauna, dos comidas al día, tratamientos faciales por la noche... ¿cómo no nos va a gustar? Es fácil, aquí te levantas por la mañana y recibes lo que mereces. Esto pone presión en la WNBA, claro, sobre todo con un nuevo convenio colectivo a la vista”.
Falta Caitlin Clark, que habría sido la joya de la corona y de la que se dice que rechazó hasta un millón de dólares y prefirió no estar en esta primera temporada. Pero la lista de participantes es espectacular. Además de las citadas Collier, Stewart y Reese, están Alyssa Thomas, Kayl McBride, Tiffany Hayes, Cameron Brink, DiJonani Carrington, Sabrina Ionescu, Brittney Griner, Kaleah Cooper, Chelsea Gray, Arike Ogunbowale, Rhyne Howard... un lujo absoluto, que ya tiene atada para el futuro también (con un acuerdo de imagen, NIL, porque todavía es universitaria) a Paige Bueckers, otra jugadora que ya es una súper estrella universitaria.
La liga tiene seis equipos, sin afiliación geográfica (aunque eso puede cambiar en el futuro) y se juega en Miami aunque se espera que sea itinerante ya en 2026. Arranca ahora y termina el 17 de marzo (se jugará los lunes, viernes y sábados). La elección de los equipos se hizo poniendo a las jugadoras en seis niveles, según posiciones y estilo de juego, y con una selección de los entrenadores a partir de esos bloques. Habrá una liguilla, en el que todos los equipos se enfrentarán a los otros cinco al menos una vez y cada uno jugará 14 partidos. Los cuatro mejores accederán a los playoffs, a un solo partido: semifinales y final.
El juego no será 3x3 como el oficial de la FIBA que se vio, por ejemplo, en los Juegos de París. La pista tendrá dos canastas, será completa, con el ancho estándar (15 metros) pero más corta (21 metros y no los 29 habituales). Cada partido tendrá cuatro cuartos. Tres de siete minutos y un último sin tiempo establecido y que dependerá del marcador. Al del equipo que vaya por delante al cierre del tercer parcial se le añadirán 11 puntos (a los dos si hay empate) y de ahí saldrá el wining score. El equipo que llegue primero, ganará. Se quiere agilizar los finales de partido, reducir las pausas y los viajes interminables a la línea de tiros libres. Por ello, cuando a una jugadora le hagan falta solo lanzará una vez desde la línea de personal, y ese tiro valdrá dos o tres puntos en función de dónde se hizo la falta. El reloj de tiro pasará de 24 a 18 segundos y solo se parará tras canasta en los últimos 30 segundos de cada cuarto.
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