Baloncesto

Las razones de Jonas Valanciunas

El rocoso pívot lituano va a dejar un contrato de 10 millones de dólares y la opción de ser campeón de la NBA con los Nuggets para jugar en el Panathinaikos.

Jonas Valanciunas, en acción con la selección de Lituania.
FIBA
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de iccwin247.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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El gran golpe en el mercado veraniego de la Euroliga está a punto: según información de la prensa griega que confirmó Sarunas Jasikevicius (paisano del pívot), Jonas Valanciunas llegó durante la noche del viernes a Atenas para pasar reconocimiento médico y rematar todo el papeleo para convertirse en jugador del Panathinaikos y, en ese mismo momento, una de las principales estrellas de la Euroliga. La situación, en todo caso, sigue siendo compleja: el rocoso lituano (33 años, 2,11) sigue con contrato en vigor en una NBA en la que ha sido traspasado de Sacramento Kings a Denver Nuggets (a cambio de otro europeo, el croata Dario Saric). Sin embargo, esta operación no será oficial hasta mañana, así que ahora mismo ni siquiera se puede plantear una solución con unos Nuggets que a nivel burocrático no lo tienen, todavía, en nómina.

En los últimos años, del mismo modo que el salto a Estados Unidos es permanente y en todos los niveles (jóvenes y jugadores contrastados, a la NBA y cada vez más también al baloncesto universitario), ha aumentado también el número de jugadores de primer nivel que deciden regresar a la Euroliga. Las condiciones económicas de los mejores de Europa, en lo que se refiere al salario de sus estrellas, pueden acercarse (aunque sea a base de añadir años garantizados) a los totales de los contratos bajos de la NBA (si se suman además trucos y descuentos en impuestos), y la Euroliga ofrece la opción de jugar como estrellas y con estabilidad personal y deportiva. Aspectos que la NBA, donde los focos brillan mucho más y el dinero corre en cantidades desorbitadas, muchas veces no acaba aportando.

Así que del mismo modo que Yabusele sorprendió al irse, con 28 años, para intentarlo de nuevo, Valanciunas ha sorprendido de forma estruendosa con este movimiento que pasó en seguida de rumor explosivo a realidad, ya en la penúltima curva, la de la revisión médica, previa a la confirmación definitiva. El problema sigue siendo que Valanciunas tiene contrato y que Denver Nuggets se hizo con él para que jugara, con peso en su plan deportivo. Eso cambia lo que hizo hace un año, por ejemplo, Sasha Vezenkov, o lo que podría hacer ahora Vase Micic, enormes estrellas en Europa sin sitio estable ni peso (aunque sea como suplentes) en una rotación NBA.

Valanciunas es un caso distinto. Fue número 5 del draft en 2011 y saltó a la NBA, con los Raptors en 2012. Ha ganado unos 150 millones de dólares en contratos con franquicias en trece años en los que ha jugado 937 partidos de regular season, 848 como titular y con una media de más de 25 minutos. Y 13,1 puntos y 9,3 rebotes. No una estrella (nunca ha sido all star) pero sí un pívot duro, sólido y fiable. De perfecta reputación y, por eso, el elegido por los Nuggets para cubrir un rol que ha sido un quebradero de cabeza durante demasiado tiempo: el de pívot suplente que dé unos minutos de descanso, aunque no sean muchos, a Nikola Jokic sin que el equipo de las Rocosas se venga abajo. Los Nuggets fueron campeones en 2023 y están rearmando su proyecto de cara a intentar serlo de nuevo después de dos años decepcionantes en general… pero en los que siempre han estado ahí gracias al factor Jokic. En los últimos playoffs cayeron en segunda ronda pero llevaron al límite de los siete partidos al que iba a acabar siendo campeón, Oklahoma City Thunder.

Valanciunas habría aterrizado en Denver para jugar en un proyecto de máxima ambición y con un contrato de todavía dos años y más de 20 millones de dólares. Entonces, la pregunta es por qué considera que es el momento de dejar la NBA, algo que en principio le obligará, ya que la decisión es totalmente suya y el equipo no tenía a priori ganas de quedarse sin él, a renunciar a todo el dinero y marcharse sin cobrar nada.

Hay varios factores: en primer lugar, solo esta temporada (algo más de 10 millones) está garantizada. La siguiente (otros 10) no la tendrían que garantizar los Nuggets (o el que fuera su equipo entonces) hasta el próximo 29 de junio de 2026. Nada, ni un dólar está asegurado. Así que Valanciunas solo tiene garantizados en la NBA 10,3 millones que, después de todos los impuestos (federales, estatales) y maniobras de la NBA (fondos comunes para los jugadores etc.), se queda en torno a los 4,5 o 5 millones (como máximo) limpios. La oferta del Panathinaikos, mareante para el nivel Euroliga, es de casi 13 millones por tres años. Pero, además, ya neta, totalmente libre de impuestos. Eso pone el salario de la próxima temporada muy cerca del de la NBA… y añade otros dos años más.

Además, el PAO ofrece a Valanciunas la posibilidad de ser una estrella, de jugar por títulos y con tensión competitiva, algo que ha echado de menos en los últimos años, cuando ha tenido que pasar por franquicias en reconstrucción profunda (Wizards) o desconcierto existencial (Kings). Ese es otro factor importante para un jugador en el tramo final de su carrera y que también valora la estabilidad personal que puede tener en Atenas: en la NBA pasó siete años en Toronto pero en los últimos seis ha sido traspasado cinco veces, tres (una de ellas en formato sign and trade) en menos de un año si se cuenta la operación, pendiente de finalizar, con los Nuggets.

Además, Valanciunas se unirá a un proyecto que puede ser, quiere ser, histórico en el baloncesto europeo, y al que también va a llegar TJ Shorts, uno de los aspirantes a MVP de la pasada temporada en la Euroliga. Y que ya tenía a Kendrick Nunn, Kostas Sloukas, Jerian Grant, Cedi Osman, Juancho Hernangómez, Mathias Lessort, Omer Yurtseven…

Los Nuggets se llevan un disgusto en plena planificación de la temporada y en uno de esos intentos de ser campeón para los que cada detalle cuenta, cualquier pequeño desequilibrio en la planificación puede ser fatal. Sin Valanciunas, porque el traspaso con los Kings se ejecutará sí o sí, al menos liberan su salario y el de Saric, cogen aire con respecto a los restrictivos aprons y pueden intentar acelerar para hacerse con Al Horford, que lleva unos días decidiéndose entre Warriors (el favorito, por lo que parece), Lakers y la retirada. Pero si aparece la opción de competir con más galones por el título en Colorado, quizá el dominicano se lo piense, y con el salario que pueden ofrecerle gracias a lo que ganan de la midlevel si se confirma la renuncia de Valanciunas, puede que amarren una opción también óptima, por experiencia y conocimiento del juego, para cubrir (un poco) las enormes espaldas de Jokic en la rotación interior.

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