LeBron-Knicks: el imposible... ¿posible?
“Ya no pienso que sea imposible que haya un traspaso”, asegura Brian Windhorst (ESPN). Cada vez hay más ruido y más rumores en torno al futuro de LeBron James.


Es un rumor, por ahora nada más. Lo que pasa que se ha empezado a poner en rampa de despegue para ser precisamente eso, algo más. Y como la NBA ha entrado en tiempos en los que todo es posible, mejor dejar las cosas contadas. Por si acaso. Que Luka Doncic acabó en los Lakers, en febrero, y hace un par de días los Bucks le quitaron el pívot titular al finalista de la NBA (Myles Turner, Indiana Pacers) gracias a que cortaron a un nueve veces all star, Damian Lillard, al que seguirán pagando más de 22 millones de dólares anuales durante cinco temporadas. Todo puede ser, y cada vez más voces autorizadas, en el primer rango de información relacionada con la NBA, creen eso: que vaya a ser o no, y todavía es pronto para inclinarse por el sí, la cosa es que podría ser. Y eso ya es mucho.
Así que ahí va: LeBron James puede salir de los Lakers a pesar de que ejecutó su player option de más de 52 millones de dólares para la próxima temporada, 2025-26, en la que cumplirá 41 años y será el primero en la historia con 23 cursos en la NBA. Mucho más de media vida. Su agente, Rich Paul, filtró que cuando hay semejante cantidad de dinero encima de la mesa, hay que cogerlo. Pero que LeBron sabía, y entendía, que los Lakers ahora son el equipo de Luka Doncic, y que tienen que construir pensando en ese futuro mientras él quiere exprimir sus opciones de ser campeón por quinta vez. Los angelinos, que ni se han inmutado, peinan el mercado pero filtran que piensan en 2027, en mantener flexibilidad salarial, y por ahora solo han aprovechado la oportunidad que puso en bandeja el buyout de Deandre Ayton y han hecho otro movimiento muy menor por Jack LaRavia, que llega para compensar la salida de un 3&D más veterano pero también más reputado, Dorian Finney-Smith.
Conviene ver cómo ha girado la opinión de Brian Windhorst (ESPN), siempre una voz autorizada en las cosas de LeBron y un periodista que hace un par de días aseguraba que todo era humo, básicamente, y que LeBron no cambiaría de aires. ¿Ahora? No sabe, pero hay algo: “Cuando Rich Paul dijo el domingo lo que dijo, me pareció algo nebuloso, casi lo que tenía que decir y ya está. Cuando se planteó la idea del traspaso, básicamente cerré esa puerta de golpe. Porque LeBron quieren jugar en los Lakers. Si no, habría salido al mercado. Y tiene una cláusula antitraspaso. Pero en estos días he quitado el cerrojo a esa puerta. Aún no la he abierto, pero he quitado el cerrojo al menos. Ya no estoy seguro al 100% de que no se vaya a hacer. Porque, por las conversaciones que estoy teniendo ahora, veo que los Lakers han empezado a tratar a LeBron como un expiring contract, un jugador en último año de contrato. Y eso no es algo insignificante. LeBron nunca ha jugado como expiring si se toma en sentido literal. En 23 temporada, en los nueve contratos que ha firmado... pero tampoco ha tenido nunca 40 años. Siempre hasta ahora había sido el jugador franquicia en su equipo, el número 1. No sé qué ha pasado, pero los Lakers y LeBron no hablaron de extensiones, de contratos más largos... es la primera vez que le pasa eso a Lebron. Porque, ¿qué pasa con los jugadores en expiring contract en la NBA? Son piezas para traspasos. Pero ahí está: el dinero, el hecho de que LeBron y Doncic son todavía un dúo formidable, que los Lakers todavía están moviéndose... y está el hecho de que ese traspaso sería una locura. Pero también que el equipo ahora tiene que hacerse en torno a Doncic y que hay que mantener cuentas flexibles para hacerlo... al final, todas las opciones tienen sentido, así que ya no cierro del todo la puerta, ya no creo que sea imposible que pueda haber un traspaso de LeBron“.
Del regreso a casa a la Gran Manzana
A partir de ahí, los rumores han ido en aumento. Es muy difícil hacer un traspaso por un jugador que cobra más de 52 millones, una apuesta muy fuerte con el riesgo de que juega en último año de contrato y la certeza de que, camino de los 41, el declive que asoma pero se ha ido retrasando, ralentizando, puede caer de golpe, en cualquier momento. La pasada temporada, un LeBron de rendimiento imposible para su longevidad mantuvo su nivel de all star y All NBA: 24,4 puntos, 7,8 rebotes y 8,2 asistencias por partido. Muy por encima de lo que debería ser normal, también en playoffs, aunque con algunos datos que explican que sigue siendo LeBron, y eso es muchísimo (todavía)… pero ya no es el mejor LeBron. Es ley de vida. Solo el 35% de sus tiros llegaron cerca del aro, el peor dato de su carrera (percentil 29 en la NBA). Eso sí, anotó el 74% (percentil 82). Por eso en parte, y aunque tiró muy bien por fuera y compensó ese desequilibrio, bajó su número de tiros libres: solo recibió falta en el 11% de sus tiros, el dato más bajo desde 2006. Pero es LeBron, y hay muchas razones deportivas, y no deportivas, para que otras franquicias puedan acabar convenciéndose de que sí, merece la pena.
Si LeBron busca un quinto anillo, lo más lógico es que lo haga con otro cambio de Conferencia: desde 2000, el Oeste ha ganado más partidos al Este que al contrario en 23 de 26 temporadas, y precisamente para el próximo curso la diferencia puede abrirse todavía más por las graves lesiones (Damian Lillard, ahora cortado, Jayson Tatum, Tyrese Haliburton) en una Conferencia y los movimientos ultra ambiciosos (Rockets, Nuggets) en la otra, donde juega también un campeón, OKC Thunder, con trazas de dinastía. Y si LeBron quiere volver al Este, hay dos equipos que aparecen en todas las cuentas, Cleveland Cavaliers y New York Knicks. El de su tierra, con el que ganó el titulo en 2016 y en el que ya ha vivido dos etapas; y el imán de los Knicks, la otra gran franquicia mediática (la de la Costa Este, lleva siete años en la del Oeste) y una que lleva sin ganar un título desde 1973. Las dos son, con las dudas en Celtics y Pacers, las favoritos de consenso (por ahora) en el Este. Así que, por narrativas y encaje deportivo, cuadraría.
La cuestión es si a esos equipos, con una estructura de plantilla y salarios para competir ya montada, les compensa dar un giro radical para hacer hueco (económico y deportivo) a LeBron. Y si alguno puede, después, ponerse de acuerdo con los Lakers: LeBron tiene cláusula antitraspaso pero eso no significa que los angelinos tengan que tragar con cualquier cosa que se ponga sobre la mesa. En Cleveland, el factor emocional sería obvio. Y eso en el deporte profesional implica también, claro, un potente factor empresarial. Pero los Cavs, que ganaron 64 partidos la pasada temporada y cayeron de forma decepcionante (y con serios problemas de lesiones) en la segunda ronda del Este, van camino de estar por encima del segundo apron, con las consiguientes restricciones a la hora de hacer operaciones.
Más allá de esa línea roja definitiva de gasto, no pueden recibir más dinero del que enviarían en salarios en un traspaso, y no pueden usar más de un jugador para agregar sueldos y cuadrar cuentas. Eso hace esencialmente imposible una operación que tendría que partir de una salida del segundo apron que requeriría todavía más descarga salarial. Los Cavs, en fin, no tienen que igualar solo los más de 52 millones de LeBron, tendrían que liberar más de 70 para hacer ambas cosas, caer por debajo de esa línea de restricción y luego conformar una operación que, además, tendría que incluir casi con toda seguridad a un tercer equipo (al menos). Las salidas obvias, en el lado doloroso, serían las de Darius Garland, Max Strus y Jarrett Allen. Quedarían, eso sí, un anotador voraz (Donovan Mitchell) y un defensor de máximo impacto (Evan Mobley) para acompañar a un LeBron que podría exprimir sus virtudes como generador en lo que sería un estruendoso regreso a casa. La operación es complicadísima, y los Cavs tendrían que ver qué impacto tiene para ellos a medio y largo plazo. Pero están ya en faena de ganar, de ir a por el título, y no suena mal, y menos en Ohio, un quinteto con Lonzo Ball, Mitchell, De’Andre Hunter, LeBron y Mobley.
Las cuentas son más fáciles en Nueva York, donde influye el efecto de la Gran Manzana: LeBron ha repetido varias veces que es su lugar favorito para jugar y su trayectoria ha estado cerca de cruzarse con la de los Knicks varias veces, pero nunca ha llegado a hacerlo. Podría ser ahora, cuando ya parecía imposible para el equipo de la capital del mundo y uno de los dos o tres (como mucho) mejores jugadores de la historia.
Los Knicks pueden montar ofertas con menos dolores de cabeza que los Cavs. Una sería un intercambio básicamente a pelo en lo salarial por Karl-Anthony Towns, tal vez con alguna ronda para unos Lakers que difícilmente aceptarán un acuerdo que no les mejora drásticamente ni cambia su, ahora mismo, endeble perfil defensivo.
Ahí entran unas cuentas que sí pueden ser de verdad sugerentes para los Lakers, las que han planteado varios periodistas de primera fila (Zach Lowe, entre otros) y las que pueden hacer que la pelota acabe en el tejado de los Knicks, por increíble que parezca: ¿sería lo que querrían, la mejor forma de llegar al título? ¿No es tentador ser campeón por primera vez en más de medio siglo en una narrativa de encuentro tardío con LeBron, nada menos?
Porque los Knicks pueden operar con una combinación que incluya a varios del lote OG Anunoby, Mikal Bridges, Josh Hart y Mitchell Robinson. De ellos, Hart (que empezó en L.A. su camino en la NBA) es el menos atractivo, y Bridges es una buena opción que sería menos apetecible que la óptima: si los Knicks ofrecieran a Anunoby, Robinson y algún contrato menor, cuadrarían salarios y pondrían sobre la mesa dos jugadores de primer nivel que son especialistas en roles (además, como alero y pívot) que necesitan cubrir los Lakers y que encajan de maravillas con las virtudes y defectos de Luka Doncic. Y con contratos que acarrean hipotecas gigantescas a largo plazo.
Los Knicks podrían quedar con un quinteto formado por Jalen Brunson, Hart, Bridges, LeBron y Towns. O podrían intentar retener a Anunoby y meter a Bridges en una operación que, ya solo con eso, sería mucho menos atractiva para los Lakers. Son, en fin, cuentas de la lechera. Pero posibles, más en el caso de los Knicks que en el de los Cavaliers. Y contando con que podemos estar a unos días de que LeBron se canse de la falta de movimientos importantes en los Lakers y pida, de verdad, salir.
Los Knicks, además y para el que quieran ver indicios por todas partes, acaban de romper lo que era hasta ahora una barrera invisible y van a firmar a Jordan Clarkson, un jugador de Klutch, la agencia de Rich Paul, mano derecha y socio (además de agente) de LeBron. Así que solo por si acaso, por si acaba atronando otra operación imposible en la NBA, una que pondría la liga completamente del revés, aquí queda contado. No vaya a ser.
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