MVP: Shai es el nuevo rey de la NBA
El canadiense ha logrado esta temporada algo que solo habían hecho Kareem Jordan y Shaquille: MVP y Máximo Anotador de la regular season y MVP de la Final.


Es probable que ni siquiera los que pensaban (no pocos) que Shai Gilgeous-Alexander iba a ser muy bueno creían que iba a ser tan bueno. Con el tope de puntos de un base en unos playoffs, el canadiense (Toronto, 1998) es el MVP de las Finales 2025 en las que ha conducido a Oklahoma City Thunder más allá de todas las barreras, hasta donde la franquicia nunca había llegado desde que se transformó de arriba abajo en 2008, con la mudanza desde Seattle. Lo que no pudieron hacer Kevin Durant, Russell Westbrook y James Harden. Su temporada acaba como una de las mejores de un guard en toda la historia de la NBA. Así de resonante, así de sencillo: all star, integrante del Mejor Quinteto, Máximo Anotador, MVP de la regular, MVP de la final del Oeste y MVP de las Finales. Todo.
Así que es posible que Shai, de hecho es casi seguro, haya ido más allá de lo que hasta sus más apasionados defensores pensaban que podía ir. Es difícil no creer que está en la cima del mundo un jugador que fue en regular season el que más puntos promedió en un equipo de 68 victorias (no ha habido tantos, claro). Y el único junto a Kareem Abdul-Jabbar en 1972 que ha pasado de 32 puntos noche en una temporada de más de 60 victorias. En el año del 73-9 de los Warriors, Curry promedió 30,1. En el del 72-10 de los Bulls, Michael Jordan acabó con 30,4. También fue el jugador con más partidos de al menos veinte puntos (75), al menos treinta (49), cuarenta (13) y cincuenta (4). Enlazó 72 seguidos de veinte o más, una marca con la que superó la mejor de Jordan y que solo mejoran Wilt Chamberlain (dos veces) y Oscar Robertson. Su MVP, en un rodillo de 68 victorias, acabó siendo incontestable, solo debatible por las monstruosidades de Nikola Jokic (29,6 puntos, 12,7 rebotes, 10,2 asistencias).
Pero Shai no se quedó atrás: 32,7 puntos, 5 rebotes, 6,4 asistencias, 1,7 robos y una permanente actividad defensiva, más de la habitual en los que luego tienen que ser referentes en ataque, en un bulldozer que acabó el curso con la mejor diferencia de puntos de siempre. En la final del Oeste, contra los Wolves, sus medias fueron de 31,4 puntos, 5,2 rebotes y 8,2 asistencias. En las Finales, la traca definitiva, encontró mil formas de anotar, producir… y ganar. El cierre del cuarto partido es ya histórico, un ejercicio de supervivencia con el que se las apañó para sacar a su equipo de una fosa que olía a 1-3: el tope de anotación (15 puntos) en los últimos cinco minutos de un partido de Finales; y además sin fallo (3/3 en tiros de campo, incluido un triple crucial, y 8/8 desde la línea de personal). Ahí, en un puñado de ataques deliciosos en el momento de máxima presión de toda la temporada, cuando todo podía irse al traste, Shai cerró más de media Final y puso más de una mano en el trofeo de MVP de la serie. Con el máximo respeto al enorme trabajo, un descorche ya inevitable, de Jalen Williams. Es tan solo el cuarto jugador de la historia, y el primero en un cuarto de siglo, que logra en la misma temporada ser Máximo Anotador, MVP y MVP de las Finales. Los otros, ojo, han sido Kareem, Jordan (cuatro veces) y Shaquille O’Neal (el último, en 2000).
Sus medias en la serie por el título han sido, finalmente, 30,3 puntos, 4,6 rebotes, 5,6 asistencias, 1,9 robos y 1,6 tapones. Y entre regular season y playoffs ha apliado 3.172 puntos, algo que no se veía en una temporada desde Michael Jordan. El canadiense, además, ha llegado cuando apenas ha puesto por lógica, un pie en su prime. Tiene 26 años, los mismos que, por ejemplo, Giannis Antetokounmpo cuando fue campeón por primera vez. Y uno menos que Nikola Jokic, LeBron James y Stephen Curry. Y dos menos que Michael Jordan, Kevin Durant, Shaquille O’Neal… casi todas las leyendas que lo han logrado antes (Magic Johnson, Kobe Bryant, Tim Duncan…) no eran el claro referente número 1, el jugador franquicia sin discusión del campeón. Quizá una dd las excepciones más claras sea, como casi siempre, Kareem Abdul-Jabbar (todavía Lew Alcindor, 24 años).
Shai es el cuarto jugador de la historia que llega a 15 partidos de al menos treinta puntos en unos mismos playoffs, el primero con doce en esa cifra mínima de puntos y cinco o más asistencias: la mejor marca hasta ahora, once, la compartían Jordan y Kobe. Los ha superado. Es, obviamente, un año de leyenda de un jugador que, conviene repetirlo para poner en perspectiva lo que ha logrado, seguramente no tenía que haber sido tan bueno. Que jugó en tres institutos del área de Ontario, siempre en busca del nivel más exigente y con un enorme trabajo para añadir finura, técnica, a un físico cuya herencia está en Antigua y Barbuda. Para esas islas caribeñiccwin247.compitió su madre (400 metros) en Barcelona 92. Su padre, con las mismas raíces, fue un apasionado del baloncesto. Y Shai aprendió de ellos a competir y romper moldes. Un proyecto cuatro estrellas (no cinco) de ESPN, se comprometió con Florida pero rompió después el vínculo y acabó en Kentucky, con John Calipari, el gran productor de guards para la NBA moderna.
Kentucky, una universidad con una tradición legendaria, nunca había tenido hasta ahora un MVP de la NBA. Shai empezó su única temporada allí como suplente, con el pelo largo y una habitación sin ningún adorno ni floritura. Solo ropa y zapatillas de jugar al baloncesto, cuentan sus compañeros freshmen en un equipo que acabó siendo decepcionante: Nick Richards, PJ Washington, Kevin Knox… No entró en el Mejor Quinteto de la poderosa SEC (sí fue, después, MVP del torneo de Conferencia) como tampoco entró en el Mejor Quinteto Rookie de 2019 en la NBA. Se conformó con el Segundo y vio como dos equipos, por unas cosas u otras, lo traspasaron en poco más de un año. Los Hornets lo eligieron con el número 11 del draft de 2018 y lo enviaron a los Clippers a cambio de la elección 12 (Miles Bridges) y dos segundas rondas. El 10 de julio de 2019, angustiados porque necesitaban una segunda estrella para amarrar la llegada de Kawhi Leonard, los Clippers lo enviaron a OKC, a cambio de Paul George, junto a Danilo Gallinari, cinco primeras rondas y el derecho a intercambiar otras dos.
Ha acabado siendo uno de los peores traspasos de la historia de la NBA. Kawhi y George decepcionaron casi permanentemente en L.A. (una final del Oeste fue su techo) y Shai ya es campeón, tres veces all star, tres integrantes del Mejor Quinteto, MVP y MVP de la Final. Una megaestrella que llegó a OKC con 21 años, cuando parecía un aspirante solo a estrella, pero que se ha convertido en uno de los mejores jugadores del mundo en un equipo que se ha reconstruido en torno a él y ha forjado uno de los grandes diseños de plantilla de la historia. Un trabajo de Sam Presti que no habría tenido sentido si Shai no hubiera acabado siendo mejor de lo que todos esperaban. Mejor que casi, casi todos en el mundo.
Calipari asegura que cuando le vio llegar al campus de Kentucky alucinó con su envergadura, y cuando le vio entrenar con su calma, esa clase con la ejecuta su juego de ataque a su ritmo, con el tempo de los mejores depredadores de sangre fría. El español Jordi Fernández aseguró, cuando lo entrenó como seleccionador de Canadá, que acabaría siendo “uno de los mejores de siempre”. Con su selección ya tiene un bronce mundial (2023) y disputó, aunque con chasco, los Juegos Olímpicos de París.
Un verano con una gran decisión
Así que, porque tiene 26 años, puede que ni siquiera hayamos visto lo mejor de un jugador que, con esta temporada prácticamente perfecta, ya ha puesto su nombre entre los de los más grandes. Del mismo modo que los Thunder tienen, un pensamiento terrible para sus rivales, margen para ser también más a nivel colectivo. Mejores. Lo que está claro es que seguirán juntos. Solo habrá que ver es con qué formato, porque el canadiense tiene a tiro una extensión mastodóntica, histórica por volumen. En 2021 acordó con los Thunder la ampliación de su vínculo rookie por cinco y 179 millones. El máximo posible entonces. Esta temporada cobra 35,8 millones y para las dos próximas tiene garantizados 38,3 y 40,8. No sería agente libre hasta el verano de 2027, pero ahora puede firmar su siguiente extensión… y es el mejor momento. Su nuevo contrato va a llegar con la NBA en su nuevo acuerdo televisivo, uno de 76.000 millones que va a provocar otro salto histórico en las ganancias de todos.
Shai ya tenía en su mano firmar una extensión gigantesca este verano sin tener en cuenta su MVP. De hecho, puede ser el primero que salte al nivel de los 80 millones de dólares al año, un dato increíble si parte de que en la temporada 2015-16, antes de que entrar en vigor el anterior, y también revolucionario, contrato televisivo, el salary cap total (todo lo que podía gastar en salarios totales cada equipo) no pasaba de 70 millones. En la pasada temporada, 2023-24, Shai fue segundo en la votación del MVP (por detrás de Jokic) y entró en el Mejor Quinteto por segunda temporada consecutiva (esta ha sido la tercera). Con eso se aseguró tener a tiro, en este verano de 2025, una extensión de récord: cuatro años y más de 293 millones, con un salario inicial de 65,7. Tiene contrato hasta 2027 pero no tiene player option en la última temporada, así que solo puede firmar por cuatro años extra (no puede renunciar a ese opcional y firmar por cinco de más volumen anual). Para el último año de ese nuevo acuerdo (2030-31), estaría en 81,4 millones, lo que marcaría nuevo techo en la NBA.
Pero, además, Shai se aseguró con el MVP, y atadas las opciones de saltar de contrato máximo a supermáximo, otra opción realmente tentadora… aunque con el riesgo de esperar un año más sin llevarse la extensión gigantesca. Si no la rubrica este verano y espera a 2026, ya estaría con solo un año de contrato pendiente y llevaría siete jugando en Oklahoma City Thunder. Con eso y el MVP podría llevar esa extensión a cinco años extra y 381 millones, con 86,7 en el último curso. Eso supondría una media de 76 millones por temporada. Es decir, en el límite del millón de dólares por partido (la regular season tiene 82). Una barbaridad. Pero esta es la edad de oro de la NBA y Shai ya es definitivamente, esta temporada lo ha dejado claro, una de las fuerzas motrices de la liga. Una megaestrella.
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