Dallas Mavericks

Nowitzki, al lado de Luka Doncic

El ala-pívot alemán, la gran leyenda de los Mavericks, explica sus sensaciones después del traspaso de Luka Doncic a los Lakers.

Dirk Nowitzki y Luka Doncic.
TOM PENNINGTON | AFP
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de iccwin247.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Dirk Nowitzki, la gran leyenda de Dallas Mavericks, habló por primera vez después del traumático traspaso de Luka Doncic a los Lakers, una decisión arriesgadísima (como poco) de los despachos de la franquicia texana, que además rompió con esa tradición que va impresa en la estatua que el genial exjugador alemán, el sexto máximo anotador de la historia de la NBA, tiene en la entrada del American Airlines Center. Y que tiene una inscripción con un mensaje rotundo: loyalty never fades away. La lealtad nunca se desvanece.

Un juego de palabras con el icónico tiro sobre una pierna y descolgándose hacia atrás en el aire, el fadeaway, con el que Nowitzki torturó a las defensas rivales durante sus 21 años (1998-2019) con los Mavs. Más que nadie con una sola camiseta en la gran liga: Kobe Bryant y Udonis Haslem jugaron veinte años con Los Angeles Lakers y Miami Heat. En Dallas, el relevo parecía hecho, una historia perfecta: en 2018 llegó Doncic, en 2019 se retiró Nowitzki. De un superclase europeo a otro, uno que además parecía tener un techo todavía más alto. La lealtad nunca se desvanece… hasta que lo hizo, y los Mavs rompieron ese ciclo virtuoso con uno de los movimientos más inesperados y criticados (hasta ahora, desde luego) de la historia de la NBA. Uno que tuvo, además, un gesto silencioso pero muy significativo del propio Nowitzki: la tarde en la que, con un ambiente terriblemente crispado, los Mavs jugaban su primer partido en casa después del traspaso, él se fue a L.A. para ver, en la grada del Crypto.com Arena, el debut de Doncic de púrpura y oro.

Ahora, Nowitzki se ha explicado en la radio, 96.7 The Ticket, de Dallas: “Cuando me enteré del traspaso, me sentí muy triste por Luka, muy decepcionado. Es obvio que él no se esperaba algo así. Me invitó a estar con él en su primer partido en Los Ángeles, y sentí que tenía que estar allí para darle mi apoyo. Jugué con él durante mi última temporada en la NBA y nos hicimos muy amigos. He intentado ser un mentor para él, ayudarle en todo lo que me ha sido posible. Es un gran chico. Así que sentí que mi lugar estaba allí, mostrando que le apoyaba en este nuevo paso en su carrera. Todo el mundo estaba contando que estaba siendo un momento muy difícil para él, que obviamente estaba muy disgustado. Así que quise estar allí con él, apoyarle, estar con su familia”.

La situación, obviamente, era extraña. Como cualquier estrella del Oeste que no ha jugado en los Lakers, Nowitzki tiene su propia historia de rivalidad con la franquicia angelina: “Ya me visteis la cara, fue muy raro… Era surrealista ver a Luka jugando con la camiseta de los Lakers. Es obvio que nunca voy a ser aficionado de los Lakers, pero siempre seré aficionado de Luka. Así que me gustó estar allí, verle y estar a su lado”.

Nowitzki estaba con su familia en las Maldivas, de vacaciones, cuando se enteró de ese terremoto en forma de traspaso: “Estaba en la otra punta del mundo, en las Maldivas con mi familia. En mitad del Índico, con doce horas de diferencia horaria… estaba muy lejos, y de repente parecía que me iba a estallar el teléfono. Íbamos a comer antes de hacer el viaje de vuelta, y mi teléfono se volvió loco. Miré mis redes y supongo que la sorpresa que sentí fue la misma que sintió todo el mundo, un shock. Me pasé más de una hora solamente mirando las redes, viendo qué pasaba y asegurándome de que era real, de que estaba sucediendo. No me lo podía creer, estaba intentando asumir una cosa que me había dejado petrificado, como a todos”.

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El alemán, por último, explicó por qué cree que Doncic se sentía tan disgustado, traicionado, una vez que se consumó la operación: “Creo que quería tener una carrera como la mía, acabar como yo”, dijo en referencia a sus más de dos décadas con la misma camiseta NBA. Eso ya no podrá ser. Nowitzki seguirá siendo la gran leyenda de los Mavs… y Doncic tratará de ser otra gran leyenda en la franquicia de las grandes leyendas, Los Angeles Lakers.

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