NBA | Draft 2025

Yang, la gran historia de este draft

El pívot chino estaba proyectado para la segunda ronda y acabó en el puesto 16, un gran riesgo de los Trail Blazers tras un intercambio por el pick con el que se eligió a Cedric Coward.

Yang Hansen, en el Barclays Center tras ser elegido con el pick 16 del draft.
SARAH STIER | AFP
Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de iccwin247.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Todos los años el draft de la NBA deja sorpresas, movimientos inesperados, seleccionado que nadie cree que van a hacerse tan arriba como se acaban haciendo y jugadores que caen, a veces a plomo y desde proyecciones muy elevadas. Y, siempre, claro, con ríos de tinta escritos sin que nadie sepa muy bien qué va a pasar: hay muy pocas certezas y es muy difícil acertar con la proyección de jugadores muy jóvenes, en pleno desarrollo físico y técnico, con su encaje en el equipo al que van a llegar tanto en lo deportivo como en lo personal… es así, y así seguirá siendo porque el draft no va a dejar de ser uno de los grandes hitos en el calendario anual de la NBA.

Casi todos los expertos se han pronunciado ya sobre el draft 2025: quién ha acertado y quién no, qué elecciones son más arriesgadas y cuáles eran definitivamente muy esperadas… valoraciones que habrá que revisar con el tiempo, porque los analistas externos se equivocan tanto o más que los internos, los que trabajan en las franquicias. De estos, los que más han dado motivos para la sorpresa y los ceños fruncidos han sido los de Portland Trail Blazers. La franquicia de Oregón seleccionó con el pick 16, justo después de los de lotería (1-14) al pívot Chino Yang Hansen.

En los círculos de la liga se hicieron muchos gestos de negación con la cabeza y se mandaron muchos mensajes preguntando qué demonios estaban haciendo los Trail Blazers”, aseguró Matt Norlander, de CBS. Lo cierto es que Yang era percibido como un jugador con potencial NBA, con mucho camino por recorrer para llegar a ese nivel y, en todo caso, como una selección de segunda ronda. Ninguno de los principales medios de información especializada lo tenía entre los 30 primeros, y los Blazers no solo fueron a por él en primera ronda sino que usaron para ello un pick my alto, el 16.

Joe Cronin, el general manager de los de Oregón, explicó así una selección con la que está muy satisfecho. Los Blazers, de hecho, llevaban años siguiendo a Hansen y viajando a China para seguir de la forma más presencial posible su evolución: “Es un jugador con talento único. Con capacidad de tener un techo ilimitado. Su habilidad para pasar, su IQ en pista, su capacidad para generar juego desde el poste pero también para jugar por fuera... creemos que evolucionará muy bien como lanzador de tiros libres y también desde el perímetro. En defensa es muy inteligente, versátil y con tamaño y muy buena lectura en el poste. Acabamos de ver en playoffs qué tipo de equipos tienen éxito: los que tienen inteligencia, saben hacer que todas las piezas encajen y mejorar a las demás... y eso es lo que nos dará Yang. Es muy inteligente y hace mejores a sus compañeros. Estamos construyendo un proyecto en el que queremos encontrar jugadores que se complementen y formen un todo mejor que las partes. Y en eso, él va a ser muy importante”. Parece claro: los Blazers preferían arriesgar en una elección como la 16 y apostar por el techo más alto de talento a pesar del riesgo de que salga mal. Mejor una opción de hacerse con una estrella, por pequeña que sea, que una apuesta más segura y de suelo más alto pero también de techo mucho más bajo.

Yang Hansen es el primer jugador chino elegido en primera ronda desde Yi Jianlian en 2007. Y ya la tercera elección más alta por detrás del propio Yi (6) y, claro, de Yao Ming, número 1 en 2002. El primer 1 no estadounidense y sin experiencia previa en el baloncesto universitario de ese país. Yang tampoco la tiene: acaba de cumplir 20 años, ya ha debutado con la selección absoluta de su país, y hasta ahora jugaba en Qingdao Eagles. La pasada temporada promedió 16,6 puntos, 10,5 rebotes, 3 asistencias y 2,6 tapones con un 33,3% en triples. Sus virtudes y puntos débiles están claros: es un 2,17 con una increíble lectura del juego, capacidad de pase y buenos movimientos en el poste. Tiene potencial para ser un buen tirador y poder, así, jugador también abierto. Y entiende perfectamente el juego. Pero su físico es muy particular, es muy lento en desplazamiento lateral, no es explosivo y no tiene tampoco, al menos todavía (está por ver cuánto puede mejorar ahí, un asunto clave), fuerza y volumen para absorber los contactos de la NBA y jugar entre los defensores rivales. Pero esa capacidad de pase y su forma de implicar en el juego a sus compañeros le ha dado ya un muy previsible primer sobrenombre: el Jokic chino. No podía ser de otra manera.

Los Trail Blazers tratan de apuntalar una reconstrucción que ahora mismo tiene, a la espera de ver qué pasa en el mercado de verano, superávit de pívots. Ahí siguen por ahora Deandre Ayton y Robert Williams III y, sobre todo, allí está Donovan Clingan, el número 7 del pasado draft (2024). Ahora mismo se hace difícil imaginar que Clingan (un 2,18) y Yang puedan jugar juntos de forma sostenida, pero sería una muy buena noticia para el proyecto de los Blazers que, además, ganó capital de draft en esta operación. Partía del pick 11 pero bajó al 16 tras una llamada de los Grizzlies. Por hacerlo, se llevaron, además de la elección con la que escogieron a Yang, una primera ronda de 2028 (de los Magic) y dos segundas rondas.

Los Grizzlies se lanzaron a por el 11 para asegurar al jugador que querían elegir: Cedric Coward. Y es curioso, porque en el intercambio por Yang iba otra de las grandes historias de este draft. Coward (21 años), un swingman (escolta/alero) que intentará hacer olvidar a Desmond Bane y que puede formar una excelente pareja de forwards jóvenes con Jaylen Wells, es otro jugador que no debería estar ahí. No desde tan arriba: criado en Fresno, no llegó al primer equipo de su instituto (público, no una de esas academias privadas para proyectos de deportistas de elite) hasta su tercer año. Su debut en College llegó en la tercera categoría, Division III, con la minúscula Willamette. Allí jugó un año (2021-22) con la suerte de que en un partido en Portland estaba en la grada el entrenador de Eastern Washington, que jugaba allí al día siguiente. Ese fue siguiente equipo, durante dos años (2022-24) antes de cerrar su periplo universitario (2024-25) con Washington State.

En estos tiempos en los que la industria del deporte detecta y señala a los talentos especiales desde muy jóvenes, casi desde críos, es insólito ver un ascenso como el de Coward, que pasó de no tener sitio en su instituto a la Division III universitaria, y sin presencia en los circuitos importantes de los torneos amateur (AAU), a un salto a Washington State donde solo pudo jugar seis partidos por una grave lesión de hombro. Por entonces, promediaba 17,7 puntos y 7 rebotes y ya se había hecho un nombre como posible lottery pick (top 14 del draft). Acabó en el 11, en unos Grizzlies que dieron un buen capital de draft para hacerse con él. Nadie habría dicho que iba a acabar aquí”, aseguró antes de definir así su juego: “Si juego contra ti, en la pista voy a intentar matarte. Voy a intentar arrancarte la cabeza, y no hay más. Cuando salgo a la pista, salgo a una batalla. Eso es lo que hay entre esas cuatro líneas. Y esas batallas no se ganan haciendo amigos.

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