Un Niño que nunca deja de creer

Un Atlético B que se desangraba en casa a principios de temporada sueña ahora en grande gracias a su fortín. Cuatro triunfos seguidos en el Cerro del Espino que le permiten dormir en puestos de playoff pese a que ahora es su versión como visitante la que le aleja de la cabeza (un punto de 12). Y deja al Murcia con el sabor amargo de la derrota que, unido al 0-2 de la semana pasada contra el Ibiza, le sitúa en la cuarta plaza con solo dos puntos de ventaja sobre los rojiblancos y edulcora su gran versión como visitante (llegaba con tres victorias consecutivas). Un triunfo colosal para los chicos de Torres a lomos del Niño de la delantera.

Y eso que el Murcia salía mandón, colgando balones al área, espoleado por el apoyo de su afición y probando los guantes de Iturbe por medio de Pedro Benito. Pero el Atlético se ha convertido en un hueso muy duro de roer cuando juega de local, inexpugnable por arriba con Martín Pascual y Kostis como valladares y Serrano, Diallo y Joaquín poniendo músculo y fuerza en el medio. Y con Niño matando arriba. La primera que tuvo fue a la red. Inteligente, disparando desde fuera con bote para que el campo encharcado le complicase aún más la misiva a Gazzaniga.

No le duraría mucho la alegría a los rojiblancos. El Murcia seguiría insistiendo hasta encontrar la autopista por la banda derecha. David Vicente lograba un filón en la derecha y en esta ocasión Pedro Benito, tras la asistencia de Flakus, sí se llevaba premio a la insistencia. Su primer remate lo repelía Iturbe, pero la fortuna del rebote caía de su lado para, a trompicones y con los locales pidiendo mano, hacer el empate. Y el partido saltó por los aires, divertido y de ida y vuelta. Joaquín disparaba por arriba y Rayane volvía a dejar patente su clase con un recorte y el chut buscando el palo. Se libraba el Murcia por los pelos y lo hacía el Atlético tras el cabezazo de Real lamiendo la madera. Solo el descanso frenaba las hostilidades.

Y devolvía al partido a la casilla de inicio a la salida de vestuarios. El Murcia con balón embotellando al Atlético sobre su área, pero salvo una nueva ocasión de Pedro Benito solventada bajo palos, sin encontrar vías para hincar el diente. El Atlético quería robar y que Rayane, trasladado a la derecha, inventase entre líneas. Pero el encuentro ya no tenía ese ritmo infernal de la primera mitad. Se minimizaban riesgos. El punto ya no se veía con malos ojos por parte de nadie. Jano Monserrate al campo, Pedro León por los visitantes.

En busca de una última revolución que acabó llegando por las botas de dos piezas claves colchoneras. El envío en largo de Selu Diallo, un día más a gran nivel, para el control con el pecho de Niño y la definición de killer. Dos tuvo y dos metió para dar la victoria a su equipo. Lo máximo que se puede desear de un nueve. Pese al pecado de juventud de Omar, expulsándose de una forma tremendamente inocente por escupir a un rival, el Atleti acabó llevándose el triunfo. Y un enorme premio para un equipo de Torres que duerme en playoff, recorta al Murcia y vuelve a soñar en grande con cuatro victorias seguidas en casa. Ahora le queda crecer fuera para pelear por todo. Para, de verdad, soñar como Niños.

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