El Barça de los 230 fueras de juego
Ha provocado 60 en la Champions League, la mayor cantidad de un equipo en la competición desde el mismo Barça de Guardiola en la temporada 08-09, cuando provocó 69.

Irrenunciable en su vocación de defender hacia arriba desde la llegada de Flick, un espectáculo cuando se ve en directo, el Barça ya ha provocado 230 fueras de juego esta temporada. Se reparten así: 143 en Liga, 21 en Copa, 6 en la Supercopa y 60 en la Champions. La cifra en la competición europea es la más alta desde el mismo Barça de Guardiola en la temporada 2008-09. Entonces, provocó 69, aunque entonces jugó 13 partidos, a una media de 5,3. Este Barça hace caer en la trampa a sus rivales seis veces por partido. Y en Liga, va a 5,5 por choque. La media en toda la temporada es de 5,47 (230 en 42).
El fuera de juego se ha convertido en la seña de identidad del Barça de Flick. Es el sello que determina la vocación posterior de ataque y la verticalidad que está haciendo diferente a un equipo que, sin renunciar expresamente, juega a menos toques que hace años y acorta el camino hacia el gol. Todo nace, sin embargo, de una idea innegociable de ir hacia el rival, que ha sido puesta en cuestión incluso por aquellos puristas que, teóricamente, defienden una idea de fútbol de ataque, pero que en el fondo son unos conservadores de la posesión. Flick, atrevido, ha insistido en la idea en los momentos de la verdad. Pese a ganar 5-1 al Sevilla, y 4-1 al Bayern la misma semana, la crítica cuestionó si la estructura defensiva de Flick sería válida en el Bernabéu, contra Mbappé, Vinicius y compañía. No se movió un centímetro. Ganó 0-4. La misma pregunta se la hicieron los mismos antes de la final de la Supercopa. El Barça ganó 2-5.
A Flick también se le puso en cuestión después de ganar 4-5 en Lisboa y, sobre todo, después de empatar en campo del Celta (2-2) con diez jugadores, o de perder en Pamplona (4-2), contra el Atlético (1-2). Y, más recientemente, después del 4-4 contra los de Simeone en Copa cuando, cansado y descoordinado, el Barça dejó un océano de espacios al final del partido. La respuesta de Flick cuando se le cuestionó fue jugar más al límite todavía en Lisboa. Cubarsí fue expulsado y el Barça sobrevivió con diez y provocando fueras de juego que evitaron, por ejemplo, un penalti a Pavlidis. Ni un paso atrás. Así es el Barça de Flick.
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