Debut europeo con gol olímpico

No podía ser otro. O él o Quini tenían que abrir de forma espectacular el recorrido del Sporting por la Copa de la UEFA, el recién nacido Eurosporting. Al final fueron seis participaciones en la competición europea con una entrada estelar, por la puerta grande, y Enzo Ferrero tuvo todo que ver en ello.

El gran día llegó el 13 de septiembre de 1978. El Molinón, abarrotado, con Unos 30.000 espectadores en las gradas. Ésa era la capacidad del estadio entonces y aproximada hoy en día con la diferencia que en aquellos años, antes de la reforma para el Mundial-82, 7.500 localidades eran de asiento en la Tribuna Oeste, la popular ‘Tribunona’, y el resto, de pie.

José Víctor Fernández firmó la crónica en el AS. Los titulares no podía ser más descriptivos de lo que había sucedido sobre el césped. ‘En una noche memorable para el fútbol asturiano’ era el antetítulo, al que seguía el titular ‘3-0. El Sporting, un grande europeo’. Mientras el subtítulo apuntaba que ‘El Torino, agazapado atrás, no pudo contener la velocidad del conjunto gijonés’, la crónica entraba con una expresión italiana: ‘Prego, non piu’ (Por favor, no más), que musitaban los italianos.

Los aficionados sportinguistas que tuvieron la fortuna de asistir a aquel encuentro recuerdan siempre una de las noches más felices en El Molinón. A la fiesta del debut europeo se sumó el espectacular encuentro de un equipo que salió a por el triunfo desde la pizarra. Porque Vicente Miera planteó un valiente 3-4-3 que avasalló a los italianos. Un adelantado a Pep Guardiola pasó por el banquillo del Sporting en aquel tiempo. Aquel once ya lo dice todo: Castro; Redondo, Rezza, Cundi; Joaquín, Ciriaco, David, Uría; Morán, Quini y Ferrero. Casi nada.

Para José Víctor Fernández, nada menos que siete jugadores del Sporting merecieron tres ases; fueron para Rezza, Cundi, Joaquín, David y el tridente formado por Morán, Quini y Ferrero. Esta vez no marcó el ‘Brujo’, pero el lenense Enrique Morán se encargó de hacer los otros dos goles, uno de ellos tras una asistencia del argentino. La crónica del AS destacó el “vendaval futbolístico sportinguista que durante 90 minutos se había desatado” sobre los italianos.

“El primer clamor llegó para pedir penalti de Mozzini a Ferrero. La falta, al borde del área, la sacó Quini y llegó el primer córner. Ferrero se va hacia la esquina (la que está a la altura de la puerta 11 dedicada al extremo desde hace unos meses), lanza con la derecha y el balón, en diabólica trayectoria, llega solo a la red. Minuto tres y el delirio. A partir de ahí, El Molinón es una fiesta en la que se jalea casi sin interrupción a los locales”. Así describió José Víctor el tanto de Enzo Ferrero.

Si ese momento desató la locura en las gradas, la culminación de Ferrero llegó con la asistencia en el segundo gol. La descripción de Rafa Quirós en ‘El cielo rojiblanco’ es antológica: “Encadenando gambetas en horizontal desde el fondo de la otra esquina del ataque, se plantó el argentino en el área sentando a espigados defensas italianos como quien derriba bolos. Hasta que por allí apareció Morán sacudiéndose de encima toda resistencia --a Ferrero incluido-- para ajustar raso el 2-0″. Quedaba por llegar el tercero, pero poco más se puede escribir de aquel día.

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