Fútbol
España en busca de conquistar el estadio del milagro
España femenina debutará en la Eurocopa en el mítico estadio de Berna, en Suiza, escenario del famoso milagro del Mundial de 1954 donde Alemania Occidental derrotó a Hungría por 3:2 y se convirtió en Campeón Mundial por primera vez en su historia.

Estadio
El Wankdorfstadion situado en la ciudad suiza de Berna fue el escenario de la final del Mundial de 1954. Su inauguración tuvo lugar en el año 1925 y contaba con una capacidad de 22 mil espectadores. Con posterioridad, amplió su aforo hasta 64 mil asientos para acoger el duelo mundialista. En este estadio, además del ya mencionado, sucedió otros dos grandes eventos: las finales de la Liga de Campeones del 1961 y de la Recopa de Europa del 1989. En 2001 fue demolido y se construyó en el mismo espacio el fresco Stadion Wankdorf.

Camino de Hungría
Partía como la favorita para llevarse el trofeo y no es de extrañar, ya que contaba con jugadores de mucha calidad como Puskas o Kubala. Completó una fase de grupos perfecta, donde lo compartió con el que sería su verdugo en el desenlace del torneo, Alemania. No obstante, en su primer encuentro contra ellos en este Mundial, conseguirían pasarles por encima con un contundente ocho a tres. Después, en las fases eliminatorias, no tendrían problemas en vencer por cuatro goles a dos tanto a Brasil en cuartos, como a la vigente campeona Uruguay en semifinales.

Camino de Alemania
Alemania partía como la “cenicienta”, ya que no contaba con el mejor equipo ni con los jugadores más experimentados, sumado a que la situación del país era difícil y con un sentimiento derrotista, tras perder en la trágica Segunda Guerra Mundial. Como se ha mencionado antes, comenzó su andadura coincidiendo con Hungría. A pesar de recibir una contundente goleada, logró pasar como segunda de grupo. No se conformó con el pase y se clasificó a la final, gracias a las victorias contra la fuerte Yugoslavia y frente a Austria en semifinales por un saco de goles.

Pronósticos
Con la dinámica con la que llegaba Hungría era fácil pensar que serían los próximos campeones del mundo, ya que además de haber ganado por una amplia diferencia a los alemanes en el Mundial, llevaban 33 partidos consecutivos sin conocer la derrota. Pese a ello, Alemania no agachó las orejas y salió con todo para arrebatarles el sueño a los húngaros.

La gran final
El 4 de julio de 1954, el mundo del fútbol se paralizó y todas las miradas de las personas estaban puestas en lo que iba a suceder en Berna. Más de 60 mil espectadores fueron los afortunados de ver este encuentro mágico que ha quedado grabado en la historia del rey de los deportes, el balompié. Hungría y Alemania se jugaban más que un simple partido, ya que se ponían en disputa el trofeo más querido de los futboleros.

Mazazo húngaro
El duelo arrancó según lo previsto, el “Equipo de Oro” partió ganado de forma temprana por dos goles a cero, gracias a un testarazo de Puskas en el minuto 6 y al oportunismo de Czibor en el minuto 8 tras aprovechar un error del portero alemán.

Resiliencia alemana
No obstante, Alemania prometió no ser un rival fácil y reaccionó inmediatamente a los dos tantos recibidos. En una decena de minutos devolvieron las tablas en el marcador, dejando asombrados y perplejos tanto al público como al combinado de Hungría. En el minuto 10 Morlock remató con un disparo raso pegado al palo diestro del portero y en el 18, Rahn empató el encuentro metiendo el balón al fondo de la portería desde el segundo palo tras el lanzamiento de un córner.

Posteriores minutos
La final se mantuvo igualada en el marcador, pero no en el juego, porque los húngaros no cesaban sus peligrosos ataques mientras que Alemania se encontraba encerrada atrás. Por ello, una de las figuras del partido fue el guardameta germano, Turek. Gracias a él, los dirigidos por Sebes no pasaron del segundo gol y mantuvo vivo el deseo alemán.

Resolución del partido
Llegaron a los últimos minutos y la final seguía sin tener dueño, hasta que en el minuto 84, Rahn, de nuevo, aprovechó un rechace de la defensa rival para controlar el balón, fintar y chutar desde la frontal del área un cañonazo pegado a la cepa del poste derecho del arquero para adelantar a los suyos y otorgar el primer Mundial para Alemania.

Duelo fuera de lo futbolístico
No solo Alemania tocó el cielo, sino que Adidas, marca germana que les preconizaba, también. Gracias a su innovadora tecnología de sus botas (tacos intercambiables y ajustables), pudieron adaptarse mejor al terreno mojado por la lluvia, ganando tracción y ventaja. Además, en el tanto de la victoria, el portero húngaro, Grosics, se resbaló al intentar detener el balón. Esto brindó a Adidas una enorme visibilidad mundial, asociándose con la victoria y la innovación técnica.