Mundial de Clubes 2025 | De Lucas

“¡Anelka no era como me lo habían vendido!”

El catalán De Lucas jugó en el Chelsea y en el PSG, tiene muchos recuerdos y analiza la final entre sus dos exequipos en AS.

“¡Anelka no era como me lo habían vendido!”
Aritz Gabilondo
Aritz Gabilondo (San Sebastián, 1980) es redactor jefe de fútbol internacional de AS. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, empezó su carrera en El País y desde 2002 trabaja en AS. Ha cubierto Mundiales, Eurocopas y Juegos Olímpicos para este diario. Es comentarista de fútbol internacional en Cadena Ser, Movistar+ y Mediaset.
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Quique de Lucas (Hospitalet, 1978) puede decir que jugó en el Chelsea y en el PSG, los dos finalistas del Mundial de Clubes. Hoy afamado agente de futbolistas, repasa en AS una carrera que le permitió vivir el origen de los dos gigantes que hoy son parisinos y londinenses

Jugó en el PSG y en el Chelsea, los dos finalistas del Mundial de Clubes, ¿cómo ve usted la final?

El PSG llega fuerte. Tiene jugadores jóvenes y en un gran nivel. No solo es la racha de resultados, es lo bien que juega. Hay una solidez de los conceptos. Es un estilo disruptivo con jugadores capaces de amoldarse al juego de posesión. Dominan todos los aspectos. Tampoco en el balón parado defensivo, sin ser jugadores demasiado altos, sufren demasiado. No se puede decir que haya sorprendido, pero el desarrollo es fantástico.

¿Le tira más alguno?

El favorito es el PSG porque viene con una mentalidad ganadora importantísima, no solo a nivel de clubes, sino también en algunos de sus futbolistas también con las selecciones. Pero el Chelsea es un equipo muy potente en lo físico y que domina las transiciones. Maresca está haciendo un trabajo espectacular. Va a ser muy interesante saber qué estilo se acaba imponiendo.

¿Cómo ha conseguido Luis Enrique un equipo tan pulido?

Cuando se fue Mbappé, todo el mundo hablaba de ello. También Luis Enrique. Pero desde el principio dijo claramente lo que pensaba, que no era una debacle, que podían ser un mejor equipo, que había una oportunidad de crecer en lo colectivo. No fueron palabras al aire. El tiempo lo ha demostrado. Hay que quitarse el sombrero con Luis Enrique porque ha pasado todo exactamente como él pensaba.

¿Conoce a ‘Lucho’?

Le conozco de haber jugador contra él, de haber coincidido también en algún evento. Fíjese: el mismo año que yo me marché del Celta, él llegó. Siempre tendré esa espina clavada de no haber podido trabajar con él. Me hubiera gustado. Es un técnico que contagia. Que inspira.

¿Qué recuerda de su etapa en París?

Cuando llegué al PSG estaba Luis Fernández. Era un club en construcción y con problemas económicos. Estaba Canal+ por detrás aún. Ese año ficharon a Ronaldinho, aunque no pudo jugar al principio por problemas con Gremio. Se veían posibilidades de crecer. Se necesitaba la continuidad que llegó luego con la nueva propiedad. Les ha costado, por supuesto. Ha habido errores en la planificación deportiva hasta que dieron con Luis Enrique. Ese sí ha sido un acierto total. Ahora se ven unas ganas de trabajar como pocas en el mundo.

Hábleme de Ronaldinho…

Imagínese. Recuerdo la primera vez que entró en el vestuario, vino con su hermano que además era su agente. Trajo ese fútbol brasileño de pura improvisación. Enseguida se juntó con los otros brasileños, Vampeta y Christian, y ya sabe. Ahora los brasileños son más disciplinados. Entonces era distinto. Se veía algo especial en él.

¿Había más galácticos en París?

También teníamos a Okocha. Puro talento. Y a Arteta. Y a Pochettino. El que más me sorprendió fue Anelka. Me sorprendió para bien. Se adaptó rápido, trabajó mucho, tenía una mentalidad fuerte. Dije: ‘¡Este Anelka no es el que me han vendido a mí en la prensa!’. Le esperaba problemático y fue lo contrario.

Y luego se fue al Chelsea…

Sí, el Chelsea era un club grande. También tenía algún problema económico. Aquella temporada logramos clasificarnos para la Champions, lo que hizo factible que ese mismo verano lo comprara Abramovich. Con él cambió la marca Chelsea. El concepto de club pasó a ser otro, aunque siempre con el arraigo que tenía su parte social, que es amplia.

También coincidió allí con varias leyendas.

Había campeones del mundo como Desailly, Petit, otros jugadores tremendos como Zola o Hasselbaink, y aun así fuimos un vestuario de amigos. Hacíamos una cena un día cualquiera y nos apuntábamos 15. Imagínese 15 jugadores del Chelsea por ahí juntos. Creo que fue parte importante de nuestro éxito. Entonces meterse en Champions era un suceso. Yo, por ejemplo, llegué libre. No había el músculo económico de ahora. También hubo momentos de tensión, por ejemplo cuando nos eliminó un equipo semidesconocido en las primeras rondas de la UEFA. Pero lo normal en una temporada, nada extraño.

¡Zola era un genio!

Y un ejemplo. Era un veterano, había entrado en el Hall of Fame, y aun así era el primero en llegar y el último en irse. Un grandísimo profesional. Era un jugador que levantó unas expectativas enormes. Ahora la posición del 10 está un poco desvirtuada, pero entonces era importantísima. Él era de los mejores.

¿Pensaba que PSG y Chelsea podrían llegar a lo que son hoy?

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Se intuía que había potencial. Se veía que querían hacer historia, aunque les ha costado que los exjugadores, las leyendas, tuvieran protagonismo en la estructura deportiva. Me siento orgulloso de haber podido jugar en los dos. Lo más importante es que mantengo una grandísima relación con ambos clubes. En Inglaterra cuidan mucho al exjugador. Hay un cariño especial por parte de los aficionados también.

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