Asencio, segunda oportunidad
Una expulsión le bajó del barco y otra, de Huijsen, le devuelve a la cubierta. Ocasión de oro para el canterano para recuperar el pulso. Ante el PSG, titular.


Dos partidos, dos tarjetas, un mismo árbitro, dos situaciones antónimas. Caprichos del destino. Y del fútbol. A ambos lados de ese vaso comunicante, Asencio. Una expulsión le bajó del barco blanco ante Pachuca, otra, a Huijsen, le devuelve a la cubierta. Lo que Abatti, el colegiado en ambas noches, le quitó, Abatti se lo dio.
Después de un Mundial titubeante, donde Raúl llegaba lanzado y con un rendimiento impoluto, llegaron las primeras curvas. Primero, con el penalti del debut ante Al Hilal. Después, con esa roja ante los Tuzos. Dos despistes que le bajaron de la titularidad. Que aceleraron el regreso de Rüdiger. Pero el thriller final contra el Dortmund y ese agarrón de Dean a Guirassy se convierte en reválida. Frente al PSG, Asencio y diez más. Segunda oportunidad.
Porque el inicio mundialista ha sido enrevesado. Por dos lunares, pero enormes, que tapan todo lo demás. Algo que le había hecho bajar un par de escalones. “No está siendo el inicio de competición deseado, pero no tengo dudas de darle la vuelta a la situación. Es hora de trabajar aún más si cabe para seguir creciendo“, resumió.
Entonó el mea culpa. Maduro, consciente de que la mejor manera de seguir hacia adelante es no mirar atrás. No borró, pero aprendió. Y en semifinales tendrá la ocasión de empezar una cuenta nueva. O de retomar la antigua. La que le llevó de Primera RFEF a la Selección en 125 días. A multiplicar su cotización en un año. De los 300.000 euros en los que Transfermarkt le tasaba el pasado verano a los 40 millones actuales. A renovar hasta 2031 con blindaje galáctico.
52 minutos para olvidar
Ante el Al Hilal fueron 45 minutos, porque tras el descanso, y el penalti, Xabi le sustituyó. Frente a Pachuca, la expulsión fue a los siete. Sus peores 52 minutos con la blanca adulta. Y ello, junto a la recuperación obligada de Rüdiger, le dejó en el banquillo contra la Juventus. A cero.
Pero en cuartos volvió a pisar césped. Saltó al campo en el 85′. Muy serio. Y a pesar de la locura final, los señalados fueron otros. Asencio apenas tuvo tiempo para intervenir en nueve ocasiones, para intentar siete pases (acertó seis), para completar la entrada que intentó y para recuperar un balón. Pero contra el PSG, kilómetro cero.
El hueco libre
Para empezar a reconstruir sus cimientos. Y lo hará acompañado de un Rüdiger que ha vuelto. Que ha dejado atrás la lesión. Pero que sigue alejado de ese nivel excelso que le llevó a ser capitán general. Menos Rambo que de costumbre (falló de manera clamorosa en el 2-1 del Dortmund). Y por ahí aparece otro resquicio para Asencio.
Porque Huijsen es inamovible y Tchouameni también lo es. Como tercer central o como pivote, según la circunstancia, según el partido. Por momentos serán tres, por momentos dos y un stopper. Pero solo hay un hueco ‘libre’. Y es al que aspira Asencio.

También lo hace el propio Rüdiger, que va en cabeza. Y Militao, cuando regrese. Con Alaba fuera de esa ecuación, el alemán y el brasileño fueron el muro de contención del pasado. Y aspiran a serlo en el futuro, sobre todo Eder. Pero su físico, aunque desde el club hablan con optimismo de ambos, deja incógnitas.
Sus rodillas, concretamente. La artrosis prematura de Rüdiger en la articulación, la doble rotura de cruzado de Militao. Ante esas dudas, Asencio busca ser certeza. Alimentar el debate y no reducirlo. Internamente no hay dudas: “Nos ha dado y nos dará muchísimo”. El reinicio comienza contra el PSG.
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