Mundial de Clubes 2025

Hombres contra niños

Fue un partido de entrenamiento, una agonía para el equipo de Messi, que solo pudo aguantar cinco minutos de tú a tú.

Lionel Messi, Nuno  y Mendes Neves.
CHARLY TRIBALLEAU | AFP
Andrés Onrubia
Nació en Madrid en 1998. Comenzó a estudiar Derecho y ADE en la Universidad Complutense, pero su amor por el fútbol francés hizo que se interesara por el periodismo deportivo. En 2019 comenzó a colaborar con Diario AS y un año después, en 2020, a pesar de la pandemia, empezó a ejercer como corresponsal en París para cubrir la información del PSG.
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El partido contra el Inter Miami le sirvió al PSG para exhibir, por si quedaba algún escéptico, su holgada superioridad en el fútbol mundial. Fue un partido de entrenamiento, un encuentro de hombres contra niños, una agonía para el equipo de Messi, que solo pudo aguantar cinco minutos de tú a tú contra un verdugo que no hace prisioneros y contra el que cualquier espacio es sinónimo de gol.

No hubo ni duelo PSG-Messi. El argentino, otrora el mejor, capaz de desequilibrar cualquier partido independientemente de la dificultad que entrañara, no pudo obrar un milagro y, como el resto de su equipo, que desde el 1-0 solo quiso llegar al descanso o incluso el pitido final. En eso ha transformado Luis Enrique al PSG, a no negociar ni una presión incluso cuando el partido está más que sentenciado.

Jugando a este ritmo, el PSG es el máximo favorito para ganar el Mundial de Clubes. Si ya ha entrado en la historia con un triplete inédito en el fútbol francés, el conjunto parisino puede escribir un capítulo más y convertirse en el primer club que se proclama campeón del mundo de este torneo. Sería el colofón para una obra maestra, cuyo artista es Luis Enrique, que ha convertido el fútbol, un deporte imperfecto, en prácticamente la perfección, avasallando a todo el que se ha interpuesto en su camino.

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El PSG no tiene freno. Falta por ver si el pinchazo contra Botafogo fue un simple despiste, uno de esos días que solo se manifiestan una vez cada tres meses. El resto de equipos, que incluso celebran competirle y no salir goleado, tienen gran reto, la epopeya, de quitarle el trono y de arañarle una victoria al que es, sin ningún género de duda, sin ninguna enmienda, el mejor equipo del mundo. Y no hace falta un Mundial de Clubes para refrendarlo.

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