La escuela de un club centenario: el legado de Diogo Jota
AS visita el primer club de Diogo Jota en su localidad, Gondomar. La academia lleva su nombre desde hace años. Tenía una estrecha relación con el club.


Gondomar, la capital de la orfebrería en Portugal, perdió su joyas más preciadas: Diogo Jota y André Silva. Los hermanos de esta localidad, jugadores de Liverpool y Penafiel, respectivamente, perdieron la vida tras sufrir un accidente en Zamora mientras iban camino de Santander para coger un ferri que les llevara a Inglaterra.
Liverpool y la Premier League levantada hace apenas unas semanas son la cumbre de una carrera que acabó de manera trágica y demasiado pronto, pero, todo tuvo unos inicios. AS visitó el Gondomar SC, el centenario club de la localidad, donde Diogo Jota dio sus primeros pasos como futbolista y donde deja un legado inacabado a causa de esta tragedia. Su gran ídolo ya no volverá, pero seguirá con ellos para siempre en su estadio.
“No importa de donde venimos, importa a donde vamos”
El presidente del Gondomar Sport Clube, Álvaro Cerqueira, tenía una estrecha relación con Diogo Jota desde que su familia llevara al jugador para formarse en el fútbol, pero también a nivel personal en un club que cuenta con varios reconocimientos de la propia Federación de Portugal como academia. Una academia que desde el 30 de junio de 2022 lleva el nombre del malogrado internacional portugués.

A la entrada, no presumen de su primer equipo, lo hacen de cantera. Fotos de diversos equipos de niños, recientes, se enfrentándose a las academias más grandes del país: Benfica, Sporting, Oporto... Orgullosos de una cantera que defiende el nombre su futbolista más relevante tras años y años de formación de jóvenes talentos. “No es importante de donde venimos, pero sí hacía donde vamos” es el lema acuñado por el delantero del Liverpool que preside el cartel que anuncia que esa es la academia de Diogo, el ídolo de todos los niños que se forman en ese césped. Alguien a quien toman como ejemplo en el campo, pero más fuera de él por su bonhomía.
El portugués jugó hasta juveniles en el club. Desde 2005 hasta 2013, cuando el Paços Ferreira, club del que fue fichado por el Atlético más tarde, se llevó al futbolista a su cantera. Aunque se marchó relativamente pronto de Gondomar, Diogo Jota siempre mostró un estrecho vínculo con el club.
Como se explicaba, la relación de Diogo con Cerqueria, máximo mandatario, era realmente estrecha. Ambos hablaron por teléfono durante el fatídico viaje a Santander y siempre mantuvieron una colaboración activa en lo que a fútbol se refiere. La Academia Diogo Jota servía para formar jóvenes talentos, pero también para que él mismo siguiera trabajando durante sus veranos.
En el césped de Sao Miguel, tal y como relató Cerqueria, Diogo Jota entrenaba durante sus vacaciones entre campañas. Lo hacía junto a su hermano André Silva, también fallecido en el accidente y también exjugador del Gondomar en su etapa de formación. “Cuando Diogo necesitaba entrenar en vacaciones, nos pedía venir y siempre poníamos todo a su disposición. Venía con su hermano y solían trabajar los dos”, aseguró a los medios locales el presidente.

Delante del cartel que bautiza esta escuela de fútbol como Academia Diogo Jota, el Gondomar permitió que hiciera un altar en su honor. Las puertas del campo se encuentran abiertas para quien desee entrar a presentar sus respetos. Sin mayor seguridad o control, el Gondomar confía en que su gente respetará este homenaje. Y así ha sido. Dentro, las velas se mezclan con muchas camisetas amarillas, azules y rojas del club pertenecientes a jugadores de la cantera, también del Oporto, bufandas, balones, dibujos, cartas e incluso un ‘álbum’ de cuando Diogo aún jugaba en el club. Lleno de recuerdos del que es considerado “el mejor jugador de la historia del club” y ya es eterno en el fútbol portugués.
Si para Trent Alexander-Arnold, el mejor homenaje posible para su amigo fue salir a jugar, también lo fue para los niños que le idolatran en su localidad. Justo cuando AS llegaba al campo, unos ocho o diez niños con la camiseta del Gondomar daban por terminado su partido y con el balón bajo el brazo salían del estadio tras poder jugar, como los mayores, en la hierba natural. Eso es, como decía Trent, lo que Jota quería: salir a jugar y disfrutar del fútbol como él hacía aunque la ‘saudade’ (una nostalgia muy portuguesa y de difícil traducción) inunde la localidad y el país entero.

Un legado también en los e-sports
Diogo Jota era un reconocido aficionado a los videojuegos y en particular, al EAFC, antes conocido como FIFA. El simulador de fútbol era su favorito llegando a tener un nivel más que notable al disputar competiciones profesionales.
En este deporte electrónico que vive unos primeros años de profesionalización, Diogo Jota también quiso competir. Primero bajo su nombre y luego rebautizado como LUNA Esports, Diogo fundó este club que compite en a nivel mundial y, como lucen en su Instagram, han sido campeones de Portugal en este videojuego, de la MLS norteamericana y también, de la Copa del Mundo de Esports.
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