La pandilla de Gonzalo
Cinco excompañeros de La Fábrica elogian el valor del chico de moda: “Su mentalidad es de hierro; Gonzalo es muy del Real Madrid desde niño”. AS radiografía sus orígenes.


Detrás de cada escaparate suele haber una trastienda sin lujos ni luces de neón. AS ha buceado en el pasado de Gonzalo García para poner en contexto su rutilante presentación en la élite. Amigos y compañeros de su etapa como canterano van aportando piezas para construir un puzle que ensalza aún más la figura del chico de moda.
“Si tuviera que definirlo brevemente, diría que es un chico humilde por naturaleza y muy trabajador. Nunca escatimó un esfuerzo para nada, ni en entrenamientos, ni en partidos, ni como estudiante”. La revelación es de David González, centrocampista del Burgos, que estuvo durante cinco años en Valdebebas (2019-2024), con el paréntesis de una cesión al Numancia en la 2022-23. Coincidió con Gonzalo en el Castilla. Tienen buena relación.
“Fuerza de voluntad”
La familia le inculcó valores innegociables sobre los que edificar un futuro brillante. “Había días que acabábamos reventados de entrenar y estábamos todos deseando ir a casa para echarnos la siesta, pero él se iba a la universidad. Al principio nos quedábamos asombrados porque había que tener mucha fuerza de voluntad para hacer eso con el agotamiento que teníamos. Siempre tuvo muy claro lo que quería. Es un currante en todo, tiene clase y además, un buen chico con un carácter magnífico”, radiografía González.
Esa cultura del esfuerzo la llevó siempre a rajatabla: “Compite siempre. Es un luchador. Viéndole entrenar o en los partidos no es un futbolista que te deslumbre por hacer virguerías prodigiosas con el balón, pero pelea, no desconecta nunca y es listo. Lo que hizo contra la Juventus se lo vimos hacer muchas veces. Podía no aparecer demasiado en el partido, pero cuando el equipo lo necesitaba aparecía para hacer gol y solucionar la papeleta”.

“No he coincidido con nadie con su remate de cabeza”
David De la Víbora, proyecto de estrella durante varios años y ahora en Marshall University, en el estado americano de Virginia, quedó impactado con una de las cualidades del delantero madrileño: “En todos los años que llevo en el fútbol no he coincidido con nadie que tenga un remate de cabeza como el suyo. Sin ser excesivamente alto, es impresionante la capacidad que tiene en el juego aéreo. Era muy bueno y ahora ha evolucionado. También tiene mucho gol. Lo vimos enseguida cuando le subieron a juveniles. Empezó de extremo, tirado a la banda izquierda, pero su relación con la portería rival hizo que cada vez le fuesen acercando más al área”, recuerda el lateral que, ahora, juega y estudia en EE UU.

“Es del Madrid a muerte”
Uno de los mejores amigos del chico que entró en La Fábrica con 10 años es Marc Cucalón, el centrocampista con esmoquin que iba para estrella y tuvo que dejar el fútbol antes de cumplir 20 años tras un largo calvario fruto de una lesión de cruzado que se complicó. “Es muy madridista. Se trata de un aficionado de los que siente los colores como pocos. Es del Madrid a muerte desde pequeño y si pierde el equipo, a nadie le duele más que a él. Cuando veíamos los partidos juntos y marcaba el Madrid se volvía loco. En el campo se va a dejar siempre la vida, porque defiende el escudo como algo sagrado”, confiesa el aragonés, ahora ojeador para la agencia de futbolistas creada por Ilia Topuria.

Gonzalo siempre se esmeró en tener un Plan B. El afán de superación era innegociable: “Siempre fue el más listo de la clase y tal vez el que más se esforzaba en los estudios de toda la cantera. Era el que mejores notas sacaba en casi todas las asignaturas, un alumno de sacar dieces habitualmente. Además, siempre se le dieron bien todos los deportes. Es un fenómeno en todo”, cuenta con admiración su amigo del alma.
Cucalón desvela un dato poco conocido de Gonzalo: “En infantiles no jugaba en puestos de ataque. Le ponían de lateral derecho, ni siquiera de extremo. Lo hacía muy bien, pero con el paso del tiempo, al ver que tenía gol, le fueron acercando cada vez más a la portería rival”. Chico para todo.
“Te contagia el entusiasmo”
Recurriendo al código linguístico de la Generación Z, Alejandro Albajara es un auténtico bro de Gonzalo. Coincidieron en la cantera del Madrid durante la etapa de infantil, pero se conocían de antes, de pasar juntos algún verano en el Puerto de Santa María (Cádiz), localidad natal de Ale y retiro veraniego para la familia del goleador blanco. Mediapunta o extremo izquierdo, Albajara acaba de aterrizar en el filial del Recreativo de Huelva. El vínculo de amistad entre ambos se ha mantenido robusto.
“Lo conozco desde hace muchos años y si me pide una palabra para describirlo, diría que es muy disciplinado. Su mentalidad siempre ha sido de hierro y las ganas de llegar arriba las ha tenido desde niño. Tiene mucha constancia y si estás a su lado vas a contagiarte del entusiasmo y la determinación que tiene. Es humilde, cercano y muy divertido”, comenta su colega.

“Perseverancia y esfuerzo”
Albajara encuentra una clave indudable en su éxito: “La familia le ha inculcado unos valores de perseverancia y esfuerzo que él ha cumplido siempre. Por ejemplo, todas las horas que ha pasado en el gimnasio le han permitido tener el cuerpo que vemos ahora y que le ayuda mucho en el campo… Ha evolucionado bastante muscularmente y eso es fruto del trabajo. Pasa igual con su definición. Él jugaba en banda derecha, de lateral o de carrilero y ahora es un auténtico delantero letal”.
El nuevo jugador del Decano rememora momentos inolvidables de una época muy feliz: “Una vez Gonzalo nos invitó a su casa a Marc Cucalón y a mí y lo pasamos de lujo. Nos encontramos allí al cantante Dani Martín y le pedimos una foto. Nos reíamos mucho juntos”.

“Ambición”
Diego Piñeiro, magnífico portero con visos de figura, ha llevado una trayectoria paralela a la de Gonzalo, con el que ha compartido cientos de partidos en todas las categorías de La Fábrica. También de la Generación 2004 (es un mes más joven que Gonzalo).
“Llevamos juntos media vida. Siempre me ha llamado la atención su ambición, su capacidad de trabajo y su deseo de dar un paso más cada día para lograr su sueño de llegar a la élite. Siempre ha ido muy bien de cabeza, en todos los sentidos, y seguro que está preparado para asimilar este éxito que le está llegando. Siempre supo captar muy bien los mensajes y plasmar en el campo lo que los entrenadores querían de él”, analiza el de Vicálvaro.
Su inseparable compañero hace hincapié en un punto en el que todos convergen: “La familia es un pilar vital para él. Se fue un año a Mallorca porque su padre tuvo que trasladarse por motivos de trabajo y él se fue con ellos porque no se veía quedándose solo en Madrid. Ese afán de superación lo cultivó en casa. Iba todos los días al gimnasio y si tenía que ir al fisio para recuperar, estaba el primero de todos para no perder tiempo”.

“No hay muchos como él”
Una temporada coincidió Luis Carbonell, pequeño atacante aragonés cedido por el Real Zaragoza al Real Madrid, con el máximo goleador del Mundial: “Yo estaba en el Castilla y bajaba con el Juvenil A, donde él ya empezaba. Era tímido, pero trabajaba como el que más y sólo pensaba en mejorar cada día. Competía cada balón y sabía interpretar muy bien el juego. Comprende cuándo hay que bajar para recibir en apoyo, cuando buscar la espalda, cómo moverse en el área… Lo que vemos ahora con el primer equipo, ya lo hacía en el Juvenil. No hay muchos delanteros como él. Me pareció un chaval fantástico y un futbolista que lo daba todo para lograr su sueño”.
El éxito no se regala ni cae del cielo y el trabajo suele pagar sus deudas. Gonzalo García lo sabe bien...
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