Radiografía de un baño
Hasta siete jugadores del PSG dieron más pases que el primero del Madrid. Fue un títere en Nueva Jersey: ni presión, ni balón. El tridente sólo hizo un tiro y el PSG, 14... sólo dentro del área.

Hubo tantos problemas, que temblarían en Houston. El Real Madrid fue un desastre. Un títere en manos del PSG. Y el madridismo se marcha a las vacaciones con la sensación de que el oasis que atisbaba en el horizonte, efectivamente, era tres cuartos de alucinación. Que claro que hay algo de agua −y eso es mucho−, pero Nueva Jersey evidenció que ante todo, el navío sigue haciendo aguas. No presiona bien, no es sólido atrás y carece de control en el centro del campo. Xabi tiene trabajo. Pero a partir de ahora, al menos, tendrá tiempo. Y eso es oro. Con ustedes, la radiografía de un baño.

Lo primero, el balón. Siete jugadores del PSG (¡siete!) dieron más pases que el que más en el Real Madrid. Fue Tchouameni, con 36. Sólo 36. Por ponerlo en perspectiva, ante Al Hilal este trono fue para Huijsen, con 61 (aquella tarde Tchouameni dio 48). Vitinha, ayer, dio 105. Es casi el triple de su aportación. Y esto, en comparación con el más destacado del Madrid. Bellingham dio 17, Mbappé 12 y Vinicius 10, por ejemplo.

681 contra 306
Seis jugadores del PSG dieron más pases que Tchouameni, además de Vitinha: Achraf (74), Fabián (71), João Neves (64), Beraldo (62), Marquinhos (61) y Nuno Mendes (61). Dicho de otro modo: sólo el tridente y Donnarumma dieron menos pases que el jugador del Real Madrid que más. El balón fue un monopolio. Una tiranía. A la media hora de partido, el PSG rozaba el 80% de posesión. Un dato que terminó moderándose, tras levantarse ligeramente el pie del acelerador en la segunda parte (68-32%). En total, el PSG dio 681 pases y el Real Madrid, 306.
AS responde
Se raja de Vinicius y Mbappe, pero y Bellingham? Vale que está mal de hombro, pero lleva un año desaparecido

Es evidente que el rendimiento del inglés ha bajado mucho en su segunda temporada. Está por ver si este declive está vinculado exclusivamente al hombro. Ahora se operará y el club estima que no volvería hasta después del parón de octubre (día 19).
La conclusión, claro, es que la aportación ofensiva fue nula. Porque sin control, todo quedó condenado a la inspiración de genios. A destellos puntuales. Y no sólo no los hubo, sino que apenas hubo acercamientos. Amagos de partirse la camisa. El tridente del Real Madrid sólo hizo un tiro, inofensivo de Mbappé (hubo dos en todo el partido y el otro fue de Militao). Pues el PSG hizo 14 tiros... ¡Sólo contando los de dentro del área! No hubo color.

“Te matan”
El Madrid intentó presionar, morder de inicio... y eso le salió caro. La salida del PSG se construye a través de un sistema de paredes que se ejecuta prácticamente de memoria. Una y otra vez se generaba un pinball que tendía a terminar del mismo modo: contragolpe y ocasión peligrosa. Es el peaje de presionar mal, que te pillan la espalda. “Les dimos demasiados espacios y cuando los encuentran, te matan", detallaba Courtois en zona mixta.
Donde, además, dejó caer un dardo a Fran García: “No hemos presionado bien... y yo creo que ha sido en su derecha, nuestra izquierda. Achraf siempre tenía mucho tiempo, llegábamos tarde en la presión y claro, ahí nos hacían daño”. Un diagnóstico acertado, porque esa banda fue una autopista para el PSG; pero también uno injusto, porque el Madrid fue un desastre generalizado. No perdió sólo por su banda izquierda.

De harakiri en harakiri
De hecho, lo hizo porque fue soberanamente peor y porque, encima, protagonizó un harakiri −con bis− de los que se recordará durante mucho tiempo. El error de Asencio enturbia su figura de cara a la próxima temporada (penalti en el primer partido, expulsión en el segundo... y fallo mayúsculo ayer) y el de Rüdiger agita el runrún alrededor de la necesidad, tal vez urgencia, de que Militao vuelva al 200%. Si lo colectivo falla, uno apela a lo individual. Pero lo individual también falló. Error 404. Mayday.
A veces no es perder, sino cómo se pierde. Y lo del Madrid en Nueva Jersey encendió algunas alertas. No rojas, pero sí amarillas. Porque Xabi ha conseguido mucho en muy poco tiempo; pero esto es compatible con que aún falta mucho trabajo para estar al nivel que exigen los colosos. A orillas de la Gran Manzana, llegó el gran desastre. El Real Madrid fue un títere en manos del PSG. Presionó mal, defendió peor y fue transparente con balón. Se llevó un baño. Y la radiografía lo evidencia. Hubo tantos problemas, que temblarían en Houston.
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