Rodrygo está en el aire
El brasileño no jugó, y ni siquiera calentó, pese a estar en la convocatoria, en el partido contra el Pachuca después de haber sido titular ante el Al Hilal.

El Rayo se hace relámpago. Visto y no visto. De una titularidad muy simbólica a la nada. El voto de confianza que Xabi Alonso le dio a Rodrygo (24 años) en el estreno del tolosarra en el banquillo del Real Madrid, contra el Al Hilal, ha quedado en nada. El paulista vuelve al punto de partida, el de la insignificancia que tuvo en el tramo final de temporada con Ancelotti. Contra el Pachuca, pese a estar en la convocatoria, ni siquiera salió a calentar. Xabi primó al canterano Víctor Muñoz en el reparto final de esfuerzos con el partido ya resuelto. Una decisión que hace que las dudas sobre el futuro de Rodrygo, en el alambre en los últimos meses, se acentúan.
Poco más de una hora de juego, los 65 minutos que jugó ante el Al Hilal, en los últimos tres meses. Ese es todo el balance de Rodrygo en el último trimestre. Más alarmante si cabe si acudimos a lo tangible. Un gol y cuatro asistencias en 1.485 minutos (el equivalente a 16 partidos y medio) desde el 1 de febrero. Tirando hacia la hipérbole: una aportación similar a la de Gonzalo (dos goles y dos asistencias del canterano) en 197 minutos. Y la última diana del de Osasco data del 4 de marzo, cuando marcó el primer gol de la eliminatoria de Champions frente al Atlético.
Tras su titularidad ante el Al Hilal, chocó que Xabi Alonso no le diera unos minutos ni con el partido encauzado. El brasileño venía de un final de temporada en el ostracismo. Desaparecido del equipo, tras ser sustituido por Ancelotti en el descanso de la final de Copa, por una enigmática dolencia muscular. Cuatro partidos de baja (sí que fue convocado al Clásico de Liga) sin un parte médico que arrojase luz. “Volveré pronto. Dejen de crear cosas”, publicó en sus redes el pasado 14 de mayo acompañado de una foto en una cámara hiperbárica.

No se puede decir que Xabi Alonso no le haya mimado. “Rodrygo es un jugador espectacular, eso no lo voy a descubrir yo. Y le necesitaremos”, afirmaba el técnico el día de su presentación. Obras son amores, que no buenas razones. Así que el técnico hizo bueno el refrán y le dio la titularidad en el estreno mundialista. El brasileño correspondió a su técnico con la asistencia para el gol de Gonzalo, pero en líneas generales su actuación resultó discreta y fue sustituido por Brahim.
Ni en el once ni en los cambios
Rodrygo fue el sacrificado en la única variación que Xabi introdujo en el once para medirse con el Pachuca. El cambio le permitió al técnico premiar a Güler tras su buena segunda parte ante el Al Hilal y experimentar con el sistema, más aún después de la expulsión de Asencio. Y en los cambios, de fichas y de dibujo, tampoco tuvo cabida el brasileño. Primero, Brahim por Gonzalo para fortalecer el centro del campo. Después, Modric y Ceballos por Bellingham y Güler para meter piernas frescas en la medular. Ya con el 3-0, Rüdiger por Trent para que el alemán se rodase tras dos meses lesionado. Y finalmente, en el 87’, Víctor Muñoz por Vinicius para agotar cambios. Y ni rastro de Rodrygo. Un canterano antes que un jugador del primer equipo, algo difícil de concebir con Ancelotti en la gestión que Carletto hacía de las jerarquías dentro del equipo.

Todavía está por ver a qué conclusión llega Xabi Alonso en ese proceso de encontrar a qué y cómo quiere que juegue su Madrid. Es uno de los factores de los que dependerán las posibilidades de Rodrygo. El otro, que juega en su contra, es la dura competencia en la plantilla. La apuesta de Güler parece cada vez más fuerte. Brahim reúne un perfil que encaja mejor en la intención de Xabi Alonso de tener un equipo que domine en el centro del campo. Volverá Mbappé, cuyas ausencias en otro momento permitieron a Rodrygo jugar de ‘9’, pero Xabi parece inclinarse por un recambio más natural. Y en el horizonte aparece Mastantuono, fichaje de campanillas y que también se mueve por la derecha del ataque.
La posibilidad de una salida cobra, pues, fuerza como válvula de escape en un verano en el que el Madrid está haciendo un fuerte esfuerzo inversor y lleva tres años sin acometer una venta significativa. Y la Premier toma nota. Rodrygo está en el aire.
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