Un Mundial, dos millonarios
Chelsea y PSG buscan la corona más lucrativa. Gastaron ¡3.963M€! Luis Enrique opta a su quinto título de 2025. Maresca quiere sorprender.



El mundo busca rey, el nuevo torneo entre los mejores equipos del planeta entrega por primera vez su corona de oro y lujo en Nueva Jersey, a 20 minutos de Manhattan, en un estadio Metlife que pondrá la rúbrica a un mes de experimentación y novedades, de tormentas y viajes (sigue el partido en directo en iccwin247.com).
Llegan a la recta final el PSG y el Chelsea, el mejor equipo de Europa en estos momentos, el campeón, y ese otro al que le ha costado arrancar, aunque ya parece en una posición de más certezas que dudas. El super-Mundial, el campeonato que más dinero reparte por partido de cuantos se disputaron en la historia, verá en la final a dos de los clubes más dopados económicamente del siglo XXI. Falta el City, pero no los otros nuevos ricos. Hace 20 años ni siquiera eran campeones de Europa; hoy lo son y además pueden añadir a sus vitrinas el primer Mundial de Clubes en formato ampliado. Para ello, como era de esperar, no han escatimado en gastos.
El Chelsea ya tiró la casa por la ventana en la anterior etapa con Abramovich, en la que rascó dos Champions. El veto ruso y la guerra de Ucrania obligaron al oligarca a vender el club y llegó otro magnate, en su caso estadounidense, Todd Boehly, que intensificó incluso el gasto.
Precios
En tres años en la poltrona de Stamford Brigde lleva gastados 1.680 millones, 70 de ellos en este mismo Mundial cuando incorporó a João Pedro aprovechando que la FIFA abrió una ventana entre ronda y ronda del torneo. Eso significa 536,6 millones de media por temporada. Sus récords, 121 por Enzo Fernández y 116 por Caicedo. Una locura que, al menos, hoy tiene un reflejo sobre el césped con el buen nivel que están ofreciendo juntos el argentino y el ecuatoriano.
Al PSG también le costó una fortuna ser el que es hoy. En total, desde la entrada de Qatar en 2011 y con Al Khelaïfi en la presidencia ha invertido 2.283 millones. Es decir, 163 por temporada, aunque en su caso hay un antes y un después del refuerzo de Neymar procedente del Barcelona por 222, el que cambió para siempre el mercado global de fichajes y lo elevó a cifras nunca antes imaginadas.
En realidad, la final pone de manifiesto que millones sin conocimiento es una fórmula que carece de sentido. Los dos que canalizan los proyectos y les dan forma están en los banquillos, no en los despachos: Luis Enrique en el del PSG y Maresca en el del Chelsea. El primero es ya campeón de Europa y busca su quinto título de la temporada con el PSG; el segundo levantó la Conference, metió a los blues en Champions y ahora también en la final de un Mundial en menos de un año en el cargo.
Especialmente sonado está siendo lo del asturiano. El juego de su PSG ha conseguido poner a todos de acuerdo. Es un equipo de autor, fresco, agresivo con balón, magistral con él, un conjunto que este año puede empezar una era, pues no se ha descubierto aún el antídoto para poder frenarlo.
Ahí están sus resultados recientes: 4-0 al Madrid, 4-0 al Atleti, 2-0 al Bayern, 5-0 al Inter, victorias ante City y Liverpool en la última Champions… No solo gana, arrolla. Incluso sin Pacho, su central zurdo titular, que hoy volverá a ser baja por sanción (jugará Beraldo), el PSG es un artilugio perfecto, un colectivo que se ha liberado sin Mbappé.
La final también puede servir para encumbrar a Dembélé como Balón de Oro. Alguno en Barcelona se tirará de los pelos, pero lo que ha hecho Luis Enrique colocándolo de falso nueve es equiparable a lo que hizo en su momento Guardiola con Messi en esa misma demarcación. Son épocas distintas y jugadores diametralmente opuestos, pero la mano del entrenador les elevó a otra dimensión. La del Mosquito era absolutamente desconocida. Nada de lo que hoy consiga sería imaginable sin Luis Enrique manejando sus hilos.
Al Chelsea la final le llega como de improviso. Fue avanzando por la parte suave del cuadro a lomos de Enzo y Caicedo, con un Cucurella incansable, un Palmer genial, un Neto punzante y un João Pedro decisivo en sus dos primeros ratos como blue. El partido reparte otros 10 millones a dos conjuntos que ya rozan los 100 embolsados por participación y premios en el torneo. Lo que les faltaba. Ganar más. Ser más ricos. Tener más dinero. El nuevo fútbol es esto: dos millonarios en busca del Mundial más millonario.
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