Una final en la L. A. de Loquillo
El Atleti, obligado a ganar a Botafogo por tres goles o más... o esperar un pinchazo del PSG para pasar. Lenglet, por Giménez. Los brasileños son una roca
Desde la L. A. de Loquillo el Atlético puede volver a demostrarlo. Que es el equipo del más difícil todavía. Ante uno de esos retos que, el mundo ya sabe, tantas veces ha enfrentado Simeone. Lo hizo desde el mismo día que se sentó en su banquillo, devolviendo el lustre a un equipo con tanta historia que aún penaba el haber pasado por Segunda. Si Quique fue el regreso a Neptuno, el argentino lo instauró como fin cada año, se logre o no. El Mundial puede descubrirlo esta noche. El Atlético de la épica tiene una cita este lunes.
El Atleti que emociona a su afición. El que lucha y no se rinde. El 4-0 ante el PSG es una cadena en los pies que solo puede romper si despedaza a Botafogo. Porque ya no vale solo ganar. Hay que hacerlo por tres goles o más. Obliga lo que sería un triple empate entre los tres y esa victoria sorpresa del campeón de América sobre el de Europa. Si no, salvo que Seattle eche una mano milagrosa, maleta de los rojiblancos y a España con el fin de la fase de grupos cuando aún no se han apagado las hogueras de San Juan. Por eso este lunes el Atleti debe ser ese Atleti. Ese del que los padres hablan a sus hijos, las abuelas a sus nietas. El que hace ponerse con orgullo su camiseta siempre (sigue el partido de hoy en directo en iccwin247.com).
Sorloth y Julián, arriba; Lenglet, atrás
El vestuario está conjurado. O eso al menos cuentan desde dentro. Que saben la importancia del reto, que quieren los octavos, que los van a conseguir. Dependen de sí mismos. La climatología, el mediodía en Los Ángeles de California aunque en Europa sea de noche, no azuzará como en el estreno ante el PSG: bajan las temperaturas, hará más fácil jugar sin asfixia cuando se hace sin sombra. El plan de Simeone no variará con respecto a Seattle. Quizá solo un cambio: Lenglet, que regresa de sanción, por Giménez, baja por lesión. Lo demás, lo que fue en la cuna de Kurt Cobain. Y que delanteros como Sorloth y Julián ajusten la mirilla. Eso falta. Y que la tostada de los arbitrajes caiga alguna vez sin la mantequilla de su lado. Además de cerrar la puerta del área. Que no le lleguen fácil. Botafogo es tan letal a la contra como con el cemento en su área.
Luis Enrique, tras la derrota ante los brasileños, ya avisó a Simeone en su resumen del partido: “Es el equipo que mejor nos ha defendido en toda la temporada, tanto en la liga como en la Champions”. Su bloque bajo, su sueño en alto. Simeone frente a un espejo de su primer Atleti. Ese al que era imposible encontrarle un resquicio. El dolor de muelas. Un bloque cincelado en mármol por Renato Paiva. La foto en grande de que este Mundial, de momento, es más de América que de Europa.
Igor Jesús, la amenaza de Fogão
Paiva mantendrá el bloque con ese 4-3-3 que anuló y desquició a las estrellas parisinas y que tanto daño hizo a la contra. Atrás, ayudas constantes en los costados, Barboza incansable en el área y luego John, un seguro en los centros laterales y con buena dosis de reflejos. Arriba, un Igor Jesús que se vale por si solo para generar peligro.
Esas son las cartas de uno y otro. Toca jugarlas. En esta final para el Atleti ya en el Mundial, para seguir en octavos, sobre el tapete del Rose Bowl. Bajo palmeras tan lejos, en realidad, de la ladera del Tibidabo.
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