Vale empatar, toca convencer
El Madrid busca certificar su pase a octavos ante el joven Salzburgo, al que aplastó en la Champions. Rüdiger, posible sustituto de Asencio.



En la pasada liguilla de la Champions, el Salzburgo acabó en el puesto 34 sobre 36 equipos participantes, perdió siete de los ocho partidos, entre ellos el del Bernabéu, con paliza asociada (5-1), y en Austria ha cedido las dos últimas ligas al Sturm Graz tras haber ganado las diez anteriores al amparo de Red Bull, la empresa de bebidas energéticas que adquirió el club hace veinte años para cambiarle la historia y hasta los colores. El rojo corporativo eliminó el violeta histórico. Podría decirse que la gran ocasión le ha llegado en un mal momento. Aquí le trajeron los buenos resultados en Europa en años anteriores y la limitación de dos equipos por Liga, que cerró el camino a muchos grandes del continente, y ha sabido volver a la superficie. Comparece invicto a su duelo ante el Madrid a pesar de que, a priori, se presentaba como el equipo más débil del grupo. Ahora depende de sí mismo para estar en octavos.
Sin embargo, todos los pronósticos le son desfavorables. Y eso que el Madrid ha dejado dudas razonables, especialmente en su estreno ante el Al Hilal. Le fue mejor frente al Pachuca, al que ganó después de jugar 83 minutos en inferioridad, pero algunos datos de ese choque hablan de momentos de gran sufrimiento: le tiraron 25 veces, diez de ellas desde dentro del área y Courtois se vio obligado a hacer diez paradas, una más que en la final de la Champions de 2022 ante el Liverpool, cuando fue investido como superhéroe. No obstante, la lógica dice que el equipo irá a más con más entrenamientos y también con más jugadores, porque Xabi Alonso empieza a recuperar lesionados.
Huijsen, superstar
Hoy tendrá que tirar de uno que llegó convaleciente a Estados Unidos y ya disputó un cuarto de hora frente al Pachuca: Rüdiger. Fueron los primeros minutos del alemán desde el 26 de abril, cuando jugó su último partido, la final de Copa frente al Barça. Después de aquello se le diagnosticó una rotura parcial de menisco que le obligó a pasar por el quirófano tres días después. Hoy, aun falto de ritmo, tendrá que suplir la baja de Asencio, expulsado ante los mexicanos, salvo que Xabi Alonso retrase a Tchouameni, como hizo el domingo cuando el equipo se quedó con diez. La pareja de uno u otro será Huijsen, la mejor noticia del Madrid en el campeonato. A pesar de su juventud y de su presunta falta de acoplamiento, ha sido el jugador que más veces ha intervenido y más pases ha dado en los dos encuentros del torneo. No le asusta la pelota, es capaz de atravesar líneas desde la conducción y su personalidad está muy por encima de la media.

El del central es el único cambio esperado. Rodrygo, en mínimos desde hace meses, se cayó del once del segundo partido, en el que no llegó ni a calentar. Su sustituto, Arda Güler, hizo un gol y emergió como la mejor alternativa para conducir el juego. Y arriba, Xabi Alonso prefiere un nueve más posicional como Gonzalo, autor de un gol y una asistencia, a la espera del regreso de Mbappé, que ha superado su gastroenteritis y ayer se entrenó con el grupo, pero no entró en la lista. Todo indica, pues, que Rodrygo seguirá en el banquillo mientras crece el runrún sobre su venta.
El Salzburgo es un equipo diferente al que cayó aparatosamente en el Bernabéu en enero. De hecho, de los once titulares de aquel día solo tres repitieron en el estreno del Mundial. Ya en invierno hizo cinco fichajes para intentar enderezar la temporada y para el torneo ha incorporado a cuatro jugadores más: los laterales Lainer, un veterano de 32 años que fue canterano del club y había quedado libre en el Borussia Mönchengladbach, y Krätzig, que llega del Bayern; Rassmusen, central danés de 28 años y curtido en las ligas de su país, Alemania, Noruega, Italia y Holanda, y Sota Kitano, mediapunta japones, internacional Sub-20 y procedente del Cerezo Osaka. Los tres defensas han sido titulares en los dos partidos del torneo.
El equipo ha llegado a Estados Unidos con dos bajas notables: el meta Schlager y el delantero Konaté. El primero entró en la lista, pero aún no se ha recuperado de una lesión de muñeca. Se había alternado en la portería con Blaswich durante toda la campaña, pero este, cedido por el Leipzig, ha vuelto al club alemán y eso ha obligado al técnico, el alemán Thomas Letsch, a tirar del meta del juvenil, Christian Zawieschitzky, que en mayo cumplió 18 años. Su debut con el primer equipo fue ante el Pachuca y repitió ante el Al Hilal con un rendimiento excelente. No ha acusado el gigantesco salto de la Youth League al Mundial en cuestión de días y es una de las revelaciones del torneo.
Un equipo vendedor
Sin el senegalés Konaté, en cambio, el Salzburgo ha perdido su gran referencia ofensiva. Pichichi de la Bundesliga austriaca en la temporada 23-24, se rompió el cruzado en noviembre. Para entonces ya había marcado ocho goles, pero no ha vuelto a jugar. No hay otro goleador en la plantilla. Tampoco han viajado dos jugadores importantes durante el curso, el argentino Capaldo y el serbio Terzic, porque ambos están a un paso de ser vendidos.

Y es que el Salzburgo es, claramente, un club de paso, un comprador de jóvenes talentos para su exportación posterior. Solo figuran seis austriacos en una plantilla con una edad media de 23 años. Dieciocho de sus jugadores no superan esa edad, veintiséis son extranjeros y en los últimos seis años ha vendido promesas por valor de 453 millones. Muchos de ellos ya son figuras mundiales: Haaland, Szoboszlai, Adeyemi, Sesko, Sucic, Pavlovic...
En la plantilla actual destacan el mediapunta israelí Gloukh, el extremo maliense Nené, el central sueco Mellberg, hijo del futbolista del mismo apellido que jugó en Racing y Villarreal, y el también central francés Joane Gadou, de 18 años, 1,95 de estatura y canterano del PSG, por el que pagó 10 millones el pasado verano. Está considerado como una de las grandes promesas del fútbol europeo. Estuvo fantástico ante el Al Hilal en una defensa de cuatro en la primera mitad y de cinco en la segunda. En cualquier caso, parece un adversario con pocas armas para derribar a un Madrid al que le vale un empate para clasificarse. Y si es con goles, como primero de grupo. Pinchar en esta fase de grupos sería un batacazo descomunal.
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