‘Míster ascenso’ Piqué

El Andorra de Gerard Piqué ha regresado, por la puerta grande, al fútbol profesional. A Segunda División. Solo un año después de bajar a Primera RFEF y cuando hubo momentos en los que se pensó que había riesgo de convertirse en un juguete roto del exjugador del Barcelona, el club tricolor ha resucitado. Piqué, destilando compromiso y sacrificio, se puso al frente del proyecto. Tras la jornada 20, el club tricolor optó por destituir a Ferran Costa y situar al mando del primer equipo a Beto Company. Una apuesta un tanto arriesgada, pero que iba a contar con ‘ayuda’. Y es que Piqué mutó a ‘asistente’.

De máximo accionista a volver, en cierta manera, a los terrenos de juego. Es cierto que no se sentó nunca en el banquillo tricolor, pero sí aconsejó y ayudó en la toma de decisiones del equipo. Siempre dispuesto a remar hacia delante y con su puerta abierta, tanto para Beto Company como para los jugadores.

Piqué, sin duda, es considerado en Andorra como ‘míster ascenso’. Datos hay para creerlo y es que desde que se adueñó del club tricolor en diciembre de 2018 no se ha parado de crecer. A través de su empresa Kosmos, se hizo cargo de la deuda de la entidad (300.000 euros) y se dispuso a devolverle el brillo. No tardó porque si en 2018 el primer equipo militaba en Regional (Primera Catalana), en 2019 ya certificó su primer ascenso, a Tercera. Solo cinco meses le bastaron a Piqué para demostrar que su apuesta por el Andorra no había sido un capricho.

Y fue a por más porque semanas después de obtener la plaza en Tercera División apareció la oportunidad de dar el salto, por la vía administrativa, a Segunda B. Y Piqué, sin dudar, se lanzó a por ella. En julio de 2019 compró la plaza del Reus por 452.022 euros y el Andorra, en un visto y no visto, se hizo un hueco en la categoría de bronce del fútbol español.

La ilusión ya era total en un club fundado en 1942 y que se veía, de nuevo, a las puertas del fútbol profesional. Unas puertas que fueron derribadas, tras sobrevivir al cambio de denominación (de Segunda B a Primera RFEF), en 2022. El 21 de mayo de 2022 es una fecha que luce con letras de oro en la historia de la entidad porque fue la primera vez que se pisó el fútbol profesional, la Segunda División.

La campaña 2022-23, con Eder Sarabia en el banquillo, el Andorra acabó séptimo, a ‘solo’ ocho puntos del playoff de ascenso a Primera. Se llegó a creer en la posibilidad de dar el salto a la categoría de oro del fútbol español, aunque fue demasiado. Y es que al curso siguiente llegó el golpe de realidad, con el descenso a Primera RFEF tras acabar la Liga penúltimos.

En verano tocó reconstruir la plantilla, con Ferran Costa al frente, y se sufrió muchísimo en el primer tramo de Liga. Tanto que llegaron a situarse en la décima posición del Grupo 1 de Primera RFEF y ello le costó el puesto a Costa. Entonces apareció Beto Company. Con él, pese a la derrota en el debut ante la Ponferradina, se resucitó y se acabó la Liga en la cuarta plaza. Y en el playoff, historia. El triunfo en la semifinal ante el Ibiza y, en la final, contra la Ponferradina ya aparecen en los libros.

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¿Y ahora qué? Piqué festejó el ascenso, su segundo al fútbol profesional desde que llegó al Andorra, como uno más. Fue manteado en El Toralín y la misión es construir un equipo competitivo para intentar asentarse en Segunda División. No ser un club ascensor. El punto de mira, primero, es mantener el fútbol profesional en el Principado y después, como Piqué siempre ha transmitido, intentar dar el salto a Primera... y a la Champions League. Palabras mayores, pero es el deseo de Piqué. Y no se escatimarán esfuerzos ni recursos. De momento, Piqué lleva invertidos más de 15 millones de euros en el club tricolor.

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