El efecto Pablo García
El canterano dinamitó al Betis cuando ingresó al duelo ante el Alavés y se hace con un sitio en el plan definitivo trazado por Manuel Pellegrini.
Minuto 58 del duelo Betis-Alavés: Pablo García entra al terreno de juego del estadio de La Cartuja en sustitución de Rodrigo Riquelme. Esa decisión de Manuel Pellegrini en la cita del pasado viernes entregó aire al equipo y despertó a los más de 50.000 hinchas presentes en el recinto. El chico de 19 años revolucionó el duelo con su pasión. Presionó, se asoció y encaró en cada intervención. Rozó el gol en dos ocasiones, una de ellas salvada de forma notable por Sivera. El propio Pellegrini lo aplaudió al cierre de una cita que lo confirma como una pieza importante en el presente proyecto del chileno.
Pablo García es uno más del primer plantel bético desde el cierre del pasado curso. Pese a ser una baza del filial aún en términos de ficha, el jugador se ha ganado un sitio casi definitivo en el plantel de Primera para competir como atacante. Hay valores innegociables en su juego: aporta ímpetu y carácter mientras todos se deshacen en elogios hacia su eficacia de cara a la portería rival. Pero Pellegrini quiere manejarlo al ralentí, como ya hizo en tantas ocasiones con canteranos béticos que saltaron a escena de forma repentina. El caso de Jesús Rodríguez es el más reciente: su salida millonaria al Como de Cesc Fábregas lo demuestra.
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En Heliópolis hay una ilusión multiplicada por el rendimiento que puede entregar Pablo García en un futuro inmediato. Muchos piden a Pellegrini que sus oportunidades crezcan y hay un foco importante en un mercado que debe traerle competidores en escena: la llegada de Antony frenaría sus opciones de pelear en el extremo diestro, pero el propio Pellegrini le entregó minutos ante el Alavés en el flanco izquierdo, escenario en el que juegan Riquelme y Abde. Él no tiene miedos para competir ante cualquiera. Lo demostró en ocasiones como aquella aparición en Florencia en la que expuso amagos de veteranía impropios de su edad. Su cláusula de 30 millones de euros también pone en alerta al club bético: ya tiene a numerosos pretendientes vigilando sus movimientos.
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