Las cláusulas, un trauma histórico en el Barça
El club azulgrana fichó así a Rivaldo o Griezmann, pero las pérdidas de Ronaldo, Figo y Neymar provocaron tres terremotos históricos en el club con consecuencias para la presidencia.


Ahora que con Joan García, y quién sabe si con Nico Williams en unos días, el Barça ha recuperado la herramienta para fichar, es preciso recordar que, históricamente, las cláusulas de rescisión han resultado una puñalada para el club. No sólo por la cantidad de talento que perdió por el camino, sino por los movimientos sísmicos que provocaron en la entidad. Casos como los de Ronaldo Nazario, Figo o Neymar están en el imaginario de cualquier aficionado azulgrana con recorrido histórico.

Los ‘clausulazos’ del Barcelona: de Rivaldo a Joan García
La credibilidad de Josep Lluís Núñez, muy tocada ya por la marcha de Johan Cruyff, recibió un golpe de gracia con la marcha de Ronaldo. Fichado procedente del PSV por unos 2.500 millones de pesetas de la época, marcó 47 goles en 49 partidos. Alguno de ellos, como el que le metió al Compostela en San Lázaro, nunca ha pasado de moda. Los representantes de Ronaldo, Giovanni Branchini y Reinaldo Pitta, intentaron sacar tajada de la impresionante temporada del brasileño y jugaron con una oferta del Inter. Núñez fracasó en la negociación, en la que también estaba implicada Nike por el asunto de los derechos de imagen, después de darla casi por cerrada. Luego, acusaría a Pitta y Branchini de pedir una cosa cada nueva cada diez minutos. El presidente contestó al golpe pagando los 4.000 millones de pesetas de la cláusula de rescisión de Rivaldo. Aun así, y pese al gran rendimiento del brasileño, su popularidad recibió otro golpe. Aguantó tres años más en la presidencia.

A Gaspart le tocó lidiar con el pago de la cláusula de Figo, otro golpe tremendo del que se ha escrito todo y que también removió hizo temblar los cimientos dela institución. Extraviado, el presidente del Barça tiró los millones con fichajes sin ningún criterio (Overmars, Petit, Gerard y Alonso). No tardaría mucho en ser obligado a dejar al cargo abriendo la puerta, tras la interinidad de Enric Reyna a principios de 2003, al primer triunfo electoral de Joan Laporta.

Difícil de medir en términos de emotividad respecto a las anteriores, la de Neymar fue otra huida dolorosísima para el barcelonismo. Reunido con el PSG meses atrás en Sao Paulo o Ibiza, el Barça creía tener al jugador bajo control porque la cláusula, 222 millones, parecía descabellada. No para el Paris Saint Germain, que puso la maquinaria en marcha. Pese a la famosa declaración de Jordi Mestre, entonces vicepresidente deportivo (Neymar seguirá al 200%), Neymar se marchó y dejó un agujero enorme en un equipo que empezaba a ser víctima de la autocomplacencia. Como en el caso de Figo, el Barça no supo (o no pudo por la presión popular), aguantar el dinero y pensar. Las incorporaciones de Dembélé y Coutinho no resultaron. Bartomeu, como antes Nuñez o Gaspart, quedó tocado hasta su caída final en 2020, después del 2-8.
El Barça también ha tirado de cláusulas: además de Rivaldo, Keita, Lenglet o Griezmann. Pero salvo el brasileño, y con matices, jamás alcanzaron el impacto de las dentelladas que supusieron las marchas de Ronaldo, Figo o Neymar. Ahora, vuelven a estar de moda.
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